Ciber resiliencia del dato en la era multicloud

Última actualización: 4 de diciembre de 2025
  • La ciber resiliencia del dato combina prevención, detección y recuperación rápida para mantener el negocio operativo ante ciberataques.
  • Los entornos multicloud multiplican la complejidad y exigen visibilidad unificada, políticas coherentes y automatización de la seguridad.
  • Soluciones modernas de backup, cifrado, Zero Trust e inteligencia artificial refuerzan la protección y recuperación de datos críticos.
  • La formación de empleados y el apoyo de servicios gestionados son claves para compensar la falta de talento y mejorar la resiliencia global.

ciberresiliencia del dato en la era multicloud

Los ciberataques, el ransomware, las fugas de información y los parones de negocio se han convertido en el insomnio permanente de muchos responsables de seguridad. No hablamos solo de un problema técnico: un incidente grave puede tumbar la operativa, arruinar la reputación y poner patas arriba las cuentas de resultados de cualquier organización.

Al mismo tiempo, la tecnología se ha complicado una barbaridad: entornos híbridos, estrategias multicloud, sistemas legacy, dispositivos por todas partes y aplicaciones que aparecen sin control. Este cóctel dificulta ver claramente dónde están los datos, cómo se protegen y qué se puede recuperar si algo sale mal. En este contexto es donde la ciber resiliencia del dato en la era multicloud deja de ser un concepto de moda y pasa a ser un requisito estratégico para sobrevivir.

Qué es realmente la ciber resiliencia del dato

Cuando hablamos de ciber resiliencia del dato nos referimos a la capacidad de una organización para resistir, responder y recuperarse de ataques, fallos y brechas de seguridad manteniendo su actividad. No se trata solo de evitar incidentes, sino de asegurarse de que, aunque haya un ransomware, un error humano o un desastre físico, la empresa pueda seguir funcionando, con pérdida mínima de información, tiempo y dinero.

Esta visión supera el enfoque clásico de la ciberseguridad basado únicamente en prevención, perímetro y antivirus. La ciber resiliencia incorpora la idea de continuidad: detección temprana, copias seguras e inmutables, planes de recuperación bien ensayados, métricas claras de cuánto se puede perder (RPO) y cuánto se puede tardar en volver a la normalidad (RTO), y gobierno del dato alineado con normativas como RGPD, NIS2 u otras regulaciones sectoriales.

Entre las ventajas clave de desarrollar esta capacidad destacan: la reducción del impacto económico de los incidentes, la posibilidad de seguir prestando servicios, la disminución de las vulnerabilidades explotables y el hecho de contar con empleados formados para reaccionar de forma ordenada frente a cada tipo de ciberataque. En sectores regulados o con infraestructuras críticas, esta resiliencia no es opcional.

Los datos de mercado refuerzan esta necesidad: se estima que el daño económico de los ciberataques en 2025 triplicará lo acumulado en la década anterior, superando los diez trillones de dólares. Y alrededor de un 20 % de ese coste estará relacionado con algún tipo de ransomware, un tipo de ataque que va directo al corazón de la resiliencia del dato.

proteccion de datos en entornos multicloud

Por qué la era multicloud complica tanto la protección de datos

La mayoría de las organizaciones ha adoptado ya una estrategia multicloud o híbrida: combinan nube pública de varios proveedores, nube privada, centros de datos propios y, por supuesto, una buena dosis de sistemas legacy. Estudios recientes indican que en torno a un 72 % de las empresas utiliza varios proveedores cloud, frente a poco más de la mitad hace unos años.

Este modelo ofrece flexibilidad, redundancia y la posibilidad de elegir “lo mejor de cada casa”, pero genera retos importantes. Los datos acaban dispersos en múltiples plataformas, con herramientas de gestión distintas, políticas de seguridad heterogéneas y niveles de servicio que varían entre proveedores. A esto hay que sumar la explosión de aplicaciones SaaS, Kubernetes, contenedores, datos en el edge y endpoints que se llevan información crítica fuera del perímetro tradicional.

La consecuencia es un incremento brutal de la complejidad operativa: más consolas, más silos, más reglas que mantener coherentes. Si cada nube se protege con una solución distinta y no existe una visión centralizada, se generan huecos de seguridad y se dispara el riesgo de configuración incorrecta, uno de los grandes clásicos de los incidentes en la nube.

Además, el modelo de responsabilidad compartida de la nube pública es, con frecuencia, mal entendido. Los hyperscalers protegen la infraestructura subyacente (hardware, red, parte del software base), pero la organización sigue siendo la responsable de la confidencialidad, integridad y disponibilidad de sus datos, así como de la configuración segura de servicios, identidades y accesos.

Los número son elocuentes: alrededor del 70 % de las organizaciones que alojan datos o cargas en nubes públicas han sufrido incidentes de seguridad, y quienes operan con varias nubes declaran hasta el doble de incidentes que las que se limitan a una sola plataforma. Proteger el dato en la era multicloud implica, por tanto, asumir que la superficie de ataque es mayor y que la estrategia de seguridad debe ser mucho más coordinada.

Principales desafíos de la ciber resiliencia del dato en multicloud

El primer gran obstáculo es la falta de visibilidad global. Muchas empresas tienen backups en cada nube, herramientas específicas en on-premise y soluciones distintas para endpoints, pero les cuesta responder a una pregunta sencilla: ¿dónde están exactamente mis datos críticos y qué nivel de protección tiene cada entorno?

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Directivos de compañías de sectores tan distintos como finanzas, retail, transporte ferroviario o servicios medioambientales coinciden en lo mismo: la obsesión es disponer de métricas claras que indiquen cuánto tardarían en recuperarse de un ataque y qué impacto real tendría en el negocio. La dispersión de herramientas hace casi imposible conseguir una visión 360º de los riesgos si no se consolida la gestión.

A esto se suma la escasez de perfiles especializados en ciberseguridad. Casi la mitad de las organizaciones admite tener una brecha importante de talento en este campo, especialmente en áreas como protección en la nube, respuesta a incidentes y automatización de la seguridad. Este déficit complica operar entornos multicloud seguros y aumenta la dependencia de proveedores externos y servicios gestionados.

El segundo gran desafío son las estrategias heredadas de protección de datos: soluciones de backup pensadas para un solo centro de datos, restauraciones lentas, falta de copias inmutables o air-gapped, y procesos manuales que no escalan en un mundo distribuido. Estas arquitecturas tradicionales no garantizan que el negocio pueda mantenerse en pie ante un ataque masivo, porque no están diseñadas para responder con rapidez ni para integrar señales de ciberseguridad.

Por último, hay que considerar el impacto regulatorio y legal. Organizaciones que manejan datos especialmente sensibles (por ejemplo, fichas clínicas de animales equiparadas a datos personales, información financiera de clientes o sistemas catalogados como infraestructuras críticas) se enfrentan a leyes que obligan a , notificar brechas en determinados plazos y demostrar que se han tomado las medidas de protección adecuadas.

estrategias de ciber resiliencia del dato

Estrategias clave para construir ciber resiliencia en entornos multicloud

Para avanzar hacia una verdadera ciber resiliencia del dato en la era multicloud es necesario orquestar diversos elementos: tecnología, procesos, personas y gobierno. No vale con añadir otra herramienta más; hay que replantear el enfoque desde la continuidad del negocio y el valor del dato.

Evaluar el nivel actual de resiliencia de datos

El punto de partida consiste en realizar una evaluación integral de riesgos y capacidades. Esto implica identificar qué amenazas son más probables (ransomware, fallos de hardware, catástrofes naturales, errores de configuración, insiders maliciosos), cuál sería su impacto real en el negocio y cómo están hoy protegidos los datos frente a cada una de ellas.

Es fundamental revisar de forma crítica los procesos de copia de seguridad y recuperación: frecuencia de los backups, dónde se almacenan, si son inmutables, qué tiempos de restauración se consiguen en pruebas reales y si están cubiertas todas las cargas (on-prem, nubes públicas, SaaS, endpoints, entornos OT, etc.). Muchas organizaciones descubren en este análisis que una parte significativa de sus datos no se está respaldando adecuadamente.

Otro elemento clave es la gestión y gobierno del dato. Deben existir políticas claras de clasificación de información, cifrado, control de accesos, segregación de funciones y cumplimiento normativo. Sin este marco, es muy difícil priorizar qué recuperar primero y qué nivel de protección aplicar a cada tipo de dato.

Por último, conviene poner a prueba los planes de recuperación ante desastres mediante simulacros periódicos que involucren a todas las áreas implicadas. No basta con tener un documento: hay que comprobar que los procedimientos funcionan, que los tiempos de respuesta son razonables y que todo el mundo sabe qué hacer cuando salta la alarma.

Métricas esenciales: RPO, RTO e integridad del dato

Para medir el nivel de ciber resiliencia es imprescindible trabajar con algunos indicadores básicos. El Punto de Recuperación Objetivo (RPO) define cuántos datos se admite perder medidos en tiempo (última hora, últimos cinco minutos, último día…). Cuanto más bajo es el RPO, menor será el impacto de un incidente en términos de pérdida de información.

El Tiempo de Recuperación Objetivo (RTO) indica cuánto tiempo se puede tardar como máximo en restaurar sistemas y servicios a un estado operativo aceptable. Un RTO corto exige arquitecturas y procesos muy optimizados, pero marca la diferencia entre un pequeño bache y un desastre reputacional.

La integridad del dato es otro pilar: garantizar que la información no se corrompe, manipula o borra sin control a lo largo de su ciclo de vida. Esto implica contar con mecanismos de verificación, detección de corrupción en línea, controles de acceso robustos, registros de auditoría y copias que puedan demostrarse íntegras ante una investigación o un regulador.

Además, la existencia de infraestructura redundante, como varios centros de datos, backups en distintas regiones o nubes y capacidades de conmutación por error, mejora la disponibilidad y reduce la probabilidad de un único punto de fallo. En entornos multicloud, distribuir inteligentemente las cargas y los datos entre proveedores permite absorber mejor interrupciones parciales.

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Buenas prácticas de seguridad en estrategias multicloud

En un escenario de múltiples nubes, uno de los principios fundamentales es entender y aprovechar correctamente el modelo de responsabilidad compartida. Aunque el proveedor protege su infraestructura, la organización debe decidir cómo cifra, quién accede, cómo se autentica a los usuarios y dónde se almacenan las claves.

Es muy recomendable que las políticas y configuraciones de seguridad se apliquen de forma coherente en todas las nubes: mismos estándares de cifrado, criterios homogéneos de gestión de identidades y accesos, autenticación multifactor, segmentación de redes y monitorización centralizada. La inconsistencia es una de las grandes fuentes de vulnerabilidades.

La automatización de tareas de seguridad (parcheo, despliegue de configuraciones seguras, gestión de certificados, respuesta inicial a incidentes) ayuda a reducir errores humanos y acelera la reacción ante amenazas. Cuanto menos dependan los procesos críticos de acciones manuales, más robusta será la resiliencia.

Otro error habitual es abusar de soluciones puntuales desconectadas entre sí, que cubren solo un trozo del problema y generan sobrecarga de administración y huecos de seguridad. En multicloud es preferible apostar por plataformas capaces de orquestar la protección y la recuperación de datos de extremo a extremo, combinando visibilidad y contexto de negocio.

En este sentido, contar con una administración unificada y un equipo de seguridad central que coordine políticas, herramientas y respuesta a incidentes sobre todas las nubes es una práctica cada vez más extendida. Este equipo debe tener acceso a telemetría y logs de todas las plataformas para detectar patrones anómalos y correlacionar eventos.

Soluciones y enfoques tecnológicos para la ciber resiliencia del dato

En el mercado existe ya una amplia gama de soluciones específicas de backup, archivado, recuperación ante desastres y ciberresiliencia diseñadas para la era multicloud. Aunque cada proveedor tiene su enfoque, comparten algunos principios: centralización, automatización, uso intensivo de la nube y fuerte integración con capacidades de seguridad.

Por ejemplo, algunas plataformas SaaS de respaldo ofrecen protección 100 % desde la nube, sin necesidad de infraestructura física. Este modelo evita tener que mantener hardware propio, simplifica las actualizaciones y se beneficia de la escala y disponibilidad de los grandes proveedores cloud. Estas soluciones suelen cubrir desde datos en la nube, aplicaciones SaaS y servidores hasta centros de datos tradicionales y endpoints.

Otras propuestas, como suites de ciberresiliencia de fabricantes de infraestructura, combinan appliances de almacenamiento, software de protección de datos y soluciones de ciberrecuperación que crean bóvedas aisladas (air-gapped) para los datos más críticos. Sobre estos repositorios se aplican técnicas de análisis con inteligencia artificial y machine learning para identificar patrones anómalos que puedan indicar un ataque en curso.

En el terreno del almacenamiento, sistemas avanzados como ciertas familias de cabinas flash empresariales integran detección de corrupción de datos en línea, copias de respaldo automatizadas, snapshots frecuentes y rutas simplificadas de recuperación. Todo ello con el objetivo de acortar RPO y RTO, al tiempo que se incorporan capacidades nativas de ciber resiliencia.

También están ganando peso los servicios de backup y recuperación “as a Service”, que permiten a las empresas consumir protección de datos de forma elástica, pagando solo por el volumen realmente utilizado, sin tener que dimensionar y mantener infraestructura interna. Este modelo es especialmente atractivo para organizaciones con equipos de IT reducidos o con gran dispersión geográfica.

Cifrado y gestión de claves en entornos multicloud

El cifrado se ha convertido en una de las herramientas más utilizadas para proteger información confidencial en la nube. Más de la mitad de los profesionales de IT mencionan el cifrado y la gestión de claves como las tecnologías que usan para salvaguardar datos sensibles en entornos cloud.

Sin embargo, surgen retos importantes relacionados con la escala, la disponibilidad, la portabilidad y la heterogeneidad de los servicios criptográficos de cada proveedor. Si cada nube se gestiona por separado, se corre el riesgo de quedar “atado” a un vendor, perder visibilidad sobre quién usa qué clave y complicar enormemente auditorías y respuestas a incidentes.

Un enfoque más maduro pasa por adoptar un modelo de seguridad centrado en el dato, seleccionando soluciones que puedan aplicarse de forma consistente a cargas alojadas en cualquier nube o on-premise, sin necesidad de reescribir aplicaciones ni cambiar los mecanismos criptográficos en función del destino.

Es crítico, además, garantizar el control completo sobre todo el ciclo de vida de las claves: cómo se generan, dónde se almacenan, quién puede acceder a ellas, en qué servicios se utilizan y qué ocurre cuando deben rotarse o revocarse. Sin esta visibilidad, resulta casi imposible demostrar cumplimiento o responder de manera rápida ante una filtración.

Por último, los servicios criptográficos deben ser altamente disponibles. Si el sistema de gestión de claves o el servicio de cifrado falla, puede bloquearse el acceso a aplicaciones críticas. Por eso, es preferible evitar arquitecturas excesivamente dispersas y buscar soluciones diseñadas para soportar cortes de red y fallos de componentes sin provocar datos inconsistentes o interrupciones prolongadas.

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Zero Trust, monitorización continua e IA aplicada a la protección del dato

La adopción de un enfoque Zero Trust se está convirtiendo en una pieza central de las estrategias de ciber resiliencia del dato. En vez de confiar en el perímetro, se parte de la premisa de que ninguna identidad, dispositivo o servicio es de fiar por defecto, ya esté dentro o fuera de la red corporativa.

En la práctica, esto se traduce en autenticación multifactor obligatoria, mínimos privilegios, segmentación avanzada, verificación continua de la postura de seguridad de dispositivos y fuerte control sobre el acceso a datos y sistemas de backup. Este modelo minimiza las oportunidades para que un atacante se mueva lateralmente y acceda a repositorios de copias de seguridad, que suelen ser su objetivo prioritario.

La monitorización constante y el análisis en tiempo real se vuelven imprescindibles para detectar comportamientos raros antes de que escalen. Soluciones modernas integran mecanismos de detección temprana de ransomware, análisis de anomalías en patrones de backup (por ejemplo, cambios súbitos en tasas de compresión o volúmenes de escritura) y alertas ante posibles corrupciones de datos.

La inteligencia artificial y el machine learning ayudan, además, a priorizar alertas, reducir falsos positivos y automatizar respuestas iniciales. Por ejemplo, ante una sospecha de ataque, algunas plataformas son capaces de bloquear automáticamente ciertas cuentas, aislar sistemas comprometidos y lanzar restauraciones de datos desde copias inmutables, reduciendo drásticamente el impacto.

Complementando estas tecnologías, los servicios de ciberrecuperación especializados ofrecen procedimientos y entornos seguros para restaurar información a estados “limpios”, verificar su integridad antes de reintroducirla en producción y cumplir plazos de recuperación exigidos por regulaciones o acuerdos con clientes.

Personas, cultura y servicios gestionados: el lado humano de la ciber resiliencia

Por muy sofisticada que sea la tecnología, la ciber resiliencia del dato sigue dependiendo en gran medida de las personas. Muchos ataques comienzan con un simple correo de phishing, un enlace malicioso o una suplantación de identidad bien diseñada, y la mejor defensa en esos casos es un usuario concienciado y formado.

De ahí la importancia de invertir de forma continuada en programas de formación y sensibilización adaptados al tipo de organización y a los riesgos reales a los que se enfrenta. Simulacros de phishing, campañas internas, sesiones específicas para mandos intermedios y directivos… todo ayuda a crear una cultura en la que la seguridad sea responsabilidad de todos.

Al mismo tiempo, crece la preocupación por el acceso de terceros y proveedores a la información corporativa. Es habitual que un proveedor subcontrate a su vez ciertos servicios, lo que hace más difícil saber quién accede realmente a los datos. Por eso, muchos comités de ciberseguridad incluyen perfiles legales y de control interno, y se exige a los partners demostrar sus medidas de seguridad y cumplimiento.

En un contexto en el que faltan expertos, una opción cada vez más frecuente es transferir parte del riesgo a empresas especializadas mediante servicios gestionados de seguridad y operaciones (MSSP, SOC-as-a-Service, gestión de backups, etc.). Eso sí, es esencial que estos proveedores ofrezcan administración completa de sistemas, monitorización 24/7, gestión de incidencias tanto remota como in situ y generación de informes claros con propuestas de mejora continua.

Uno de los errores clásicos es no dar importancia a cómo se gestiona la seguridad de la información hasta que ya ha ocurrido un incidente grave. Las organizaciones que mejor soportan un ataque son precisamente las que habían planificado con antelación, documentado sus decisiones y alineado la estrategia de ciberseguridad con los objetivos de negocio, en lugar de tratarla como un gasto aislado de IT.

Viendo el panorama de amenazas, la escasez de perfiles, la explosión de datos y la complejidad creciente del multicloud, resulta evidente que la ciber resiliencia del dato se ha convertido en un pilar estratégico para cualquier empresa que quiera seguir siendo competitiva. Integrar protección, detección, respuesta y recuperación en torno al dato, apoyarse en plataformas modernas, automatización e IA, y reforzar la cultura de seguridad y la colaboración con socios expertos, marcará la diferencia entre las organizaciones que simplemente sobreviven a los incidentes y las que son capaces de seguir operando, aprendiendo y mejorando tras cada crisis.

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