Cómo eliminar bloatware de Windows 11 y desactivar servicios invasivos

Última actualización: 1 de diciembre de 2025
  • Eliminar bloatware y reducir servicios innecesarios en Windows 11 mejora rendimiento, libera espacio y aligera el arranque del sistema.
  • Desactivar telemetría y opciones de seguimiento aumenta la privacidad y limita la cantidad de datos que se envían a Microsoft y a terceros.
  • El uso combinado de métodos manuales, herramientas de terceros y scripts bien diseñados permite adaptar la limpieza al nivel de conocimiento y al entorno (doméstico o empresarial).
  • En empresas, estandarizar el debloat mediante Intune, PowerShell y políticas centralizadas simplifica el mantenimiento y mejora la seguridad de todos los equipos.

Eliminar bloatware y servicios invasivos en Windows 11

Si acabas de estrenar un PC con Windows 11 o llevas tiempo notando que el sistema va más lento de la cuenta, es muy probable que gran parte de la culpa la tenga el bloatware y los servicios invasivos que trae el sistema por defecto. Hablamos de todas esas aplicaciones, procesos y funciones que nadie te ha preguntado si querías instalar, pero que ahí están chupando RAM, CPU, espacio en disco y, lo que es peor para muchos, datos personales.

La buena noticia es que puedes recuperar el control y dejar Windows 11 mucho más ligero, privado y manejable. A lo largo de esta guía vas a ver qué es exactamente el bloatware, cómo te afecta, qué servicios invasivos conviene desactivar y qué métodos tienes (desde los más sencillos hasta los más avanzados) para hacer un buen “debloat” del sistema. Todo explicado con detalle, ejemplos prácticos y avisos para que no te cargues nada importante por el camino.

Qué es el bloatware en Windows 11 y por qué existe

El término bloatware se usa para referirse a software, servicios y componentes que vienen preinstalados en un dispositivo sin que el usuario los haya pedido y que no son imprescindibles para el funcionamiento del sistema. En inglés, “bloat” significa hinchar, y eso es justo lo que hacen estas apps con tu Windows: lo inflan hasta arriba de cosas que rara vez necesitas.

Dentro del bloatware encontramos desde aplicaciones promocionadas (Spotify, juegos, demos, apps de redes sociales), utilidades del fabricante del equipo (Dell, HP, Lenovo, etc.), versiones de prueba de programas de pago y herramientas de servicio duplicadas que replican funciones que Windows ya hace por sí mismo. Todo eso suma procesos activos, consumo de memoria y almacenamiento ocupado.

Los fabricantes y Microsoft incluyen bloatware principalmente por acuerdos comerciales y por intentar diferenciar sus equipos con “valor añadido”. Por ejemplo, si al encender un portátil nuevo ves aplicaciones de música, juegos o trial de antivirus preinstaladas, suele ser porque hay un acuerdo económico de por medio. A ellos les compensa; a ti, casi nunca.

Además del bloatware visible en forma de iconos y programas, también hay servicios y funciones más ocultas que recopilan datos, envían diagnósticos, muestran publicidad interna o activan sugerencias “inteligentes”. No siempre se pueden considerar bloatware puro, pero sí forman parte de ese “lastre” que mucha gente quiere quitarse de encima, sobre todo si le preocupa la privacidad.

Tipos de bloatware y cómo afecta al rendimiento y la privacidad

Para limpiar bien Windows 11 es útil distinguir las distintas categorías de bloatware y entender qué peligro tiene cada una y cómo impacta en el día a día del PC. No todo es igual de dañino ni igual de fácil de eliminar.

Por un lado están las aplicaciones de promoción, también llamadas adware y trialware. Son esos programas que se dedican a lanzar anuncios, banners o ventanas emergentes con ofertas y pruebas gratuitas, además de accesos directos a tiendas, juegos online o servicios de suscripción. No suelen aportar nada útil y consumen memoria, pueden mostrar publicidad invasiva y, en algunos casos, abren la puerta a problemas de seguridad.

Otro grupo clásico son las barras de herramientas, extensiones innecesarias y navegadores secundarios instalados sin que te des cuenta. Este tipo de bloatware suele secuestrar el buscador, cambiar la página de inicio, meter cookies extra y, cómo no, gastar recursos. Si tu navegador ya tira bastante de RAM, imagina si encima le sumas capas y capas de barras inútiles.

También encontrarás lo que se conoce como aplicaciones de servicio o utilidades de marca blanca. Son versiones paralelas de herramientas que ya tienes (limpiadores, gestores de energía, paneles de control, editores básicos, etc.) creadas por el fabricante o por terceros. A veces aportan algo, pero con frecuencia son más lentas, menos fiables y acaban ocupando sitio sin que nadie las use de verdad.

A todo esto se suman las apps de productividad, mensajería, juegos básicos, widgets financieros, reproductores de música o vídeo y demás software que no has solicitado. Muchas ni las vas a abrir nunca, pero seguirán ahí ocupando espacio y, en no pocos casos, ejecutándose en segundo plano cada vez que arrancas Windows. En ocasiones hablamos incluso de reproductores de música como Spotify que pueden llegar a consumir espacio si no gestionas su caché correctamente.

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Por qué merece la pena eliminar el bloatware y desactivar servicios invasivos

Hacer “debloat” en Windows 11 no es una moda friki ni un capricho de cuatro obsesionados con el rendimiento. Hay motivos muy concretos y razonables por los que quitar bloatware y recortar servicios innecesarios puede ser una muy buena idea, sobre todo en equipos modestos.

El primer motivo es el rendimiento. Muchas de estas aplicaciones preinstaladas se inician junto con el sistema o mantienen procesos residentes que consumen RAM, CPU y, en equipos portátiles, batería. En máquinas con 8 GB de RAM o menos, la diferencia entre un Windows “hinchado” y otro optimizado puede ser de varios gigas de memoria ocupada nada más encender el equipo.

Otro punto clave es la privacidad. Windows 11 y parte del software que lo acompaña recopilan telemetría, estadísticas de uso, datos de diagnóstico y actividad. Aunque parte de esta información se usa para mejorar el sistema, mucha gente prefiere limitar al máximo lo que se envía fuera del PC. Desactivar servicios de telemetría y funciones intrusivas reduce bastante la superficie de seguimiento.

No hay que olvidar el espacio en el disco. Si vas justo de almacenamiento, especialmente en SSD pequeños, quitar juegos preinstalados, demos, idiomas que no usas, packs adicionales de Office u otras apps pesadas puede liberar muchos gigas. Y si además borras directorios como Windows.old después de una actualización grande, el respiro de espacio es todavía mayor; si necesitas más ayuda sobre cómo quitar avisos de poco espacio en disco encontrarás guías útiles.

Por último está la parte de experiencia de uso. Un sistema lleno de accesos directos, notificaciones de prueba, sugerencias y anuncios internos es más confuso, más lento de manejar y da la sensación de estar desordenado. Una instalación limpia, con solo lo que necesitas, es mucho más agradable, tanto si eres usuario doméstico como si administras PCs en una empresa.

Métodos para eliminar bloatware en Windows 11

En Windows 11 puedes abordar el problema del bloatware de varias formas, desde las más seguras y manuales, ideales para cualquier usuario, hasta otras más automatizadas que conviene tocar solo si sabes lo que haces. Lo recomendable es ir de menos a más agresivo.

Desinstalar aplicaciones preinstaladas desde Configuración

La forma más simple y con menos riesgo consiste en quitar a mano las aplicaciones que no necesitas usando el panel de Configuración. No vas a poder borrar absolutamente todo, pero sí una buena parte del bloatware visible.

El proceso es muy directo. Primero abre la Configuración de Windows 11 desde el menú inicio o con el atajo Windows + I. En el lateral izquierdo ve a la sección “Aplicaciones” y luego entra en “Aplicaciones instaladas” (en algunas versiones puede llamarse “Aplicaciones y características”).

En esa lista verás todas las apps instaladas. Tómate un momento para revisar una por una, localizar las que son promos, juegos que no vas a usar, demos o utilidades que te sobran. Cuando tengas claro qué quieres quitar, haz clic en los tres puntos o en el nombre y elige la opción “Desinstalar”. Si una app no se deja eliminar, consulta cómo forzar la desinstalación de programas y limpiar el registro.

También puedes deshacerte de muchas apps patrocinadas desde el propio menú inicio. Al abrirlo, verás iconos de aplicaciones recomendadas o “sugeridas”; si haces clic derecho sobre uno de ellos, podrás elegir “Desinstalar” en lugar de solo “Desanclar”, para que no vuelvan a aparecer. Eso sí, ten en cuenta que algunos de esos botones solo son accesos directos a descargas, así que al borrarlos no ganarás espacio, pero al menos limpiarás visualmente el menú.

Uso de herramientas de terceros para un debloat más profundo

Cuando la Configuración de Windows se queda corta porque hay componentes que no deja desinstalar, entra en juego el uso de herramientas de terceros especializadas. Estas utilidades alcanzan zonas del sistema que el panel estándar oculta.

Hay muchos proyectos de este tipo publicados como código abierto en GitHub, desarrollados por entusiastas y administradores de sistemas que quieren domar Windows a fondo. Una de las más conocidas y accesibles es Win Debloat Tools, que combina una interfaz gráfica sencilla con scripts potentes bajo el capó.

El procedimiento típico con Win Debloat Tools consiste en entrar en su repositorio de GitHub, descargar el archivo comprimido, descomprimirlo y ejecutar el script que abre una consola en la carpeta correspondiente. Desde ahí se lanza un comando de PowerShell que ajusta la política de ejecución, desbloquea los archivos .ps1 y abre el panel principal de la herramienta.

Una vez dentro, verás distintos apartados con casillas para desactivar telemetría, eliminar aplicaciones preinstaladas, borrar componentes del sistema que normalmente no se pueden tocar (como ciertos navegadores o utilidades de Microsoft) y limpiar archivos residuales. Basta con marcar lo que quieras cambiar y pulsar en “Apply Tweaks” para que la herramienta ejecute los comandos necesarios de forma automatizada.

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La ventaja de este tipo de solución es que, en pocos clics, puedes quitar servicios de seguimiento, deshacerte de apps que la Configuración estándar no deja eliminar y recuperar varios gigas de almacenamiento. Además, muchas de estas herramientas incluyen opciones para revertir cambios si algo no va bien, aunque conviene leer la documentación de cada proyecto.

Scripts de PowerShell e imágenes personalizadas (para entornos avanzados)

Para usuarios muy técnicos o administradores de sistemas, existe la opción de automatizar la eliminación de bloatware con scripts de PowerShell y herramientas como DISM sobre imágenes de Windows. Esta vía es especialmente interesante en contextos empresariales con muchos equipos que hay que dejar limpios de software de consumo.

Mediante scripts, se pueden listar todas las aplicaciones UWP preinstaladas, filtrar las que sobran y programar su eliminación tanto de la sesión actual como de las futuras cuentas de usuario. También se pueden eliminar idiomas, packs de Microsoft 365 en múltiples lenguas, componentes OEM (como paquetes específicos de Dell, HP, etc.) y otros elementos que no aparecen como simples apps de la Microsoft Store.

En entornos gestionados con Microsoft Intune, por ejemplo, antes existía la opción de agregar determinadas aplicaciones de la Microsoft Store for Business y marcar que se desinstalaran automáticamente en lugar de implementarse. Como esa opción ya no está disponible, muchas empresas están migrando a modelos basados en scripts y plantillas de configuración para conseguir el mismo efecto.

Este enfoque ofrece un control enorme, pero también implica riesgos: un comando mal escrito, una app que parecía prescindible pero resulta ser crítica o una actualización de Windows que cambia el comportamiento de ciertos paquetes puede dejar el sistema tocado. Por eso es fundamental probar los scripts en máquinas de prueba, documentar cada cambio y contar siempre con un plan de reversión.

Scripts automatizados “de terceros” no interactivos: por qué conviene evitarlos

En internet abundan scripts de debloat “todo en uno” que prometen limpiar Windows 11 de arriba abajo con un solo clic, sin apenas interacción del usuario. Suena tentador, pero en la práctica pueden ser una bomba de relojería.

El problema es que, al no permitirte elegir qué se quita y qué no, corres el riesgo de que eliminen componentes que tú sí necesitas o que son importantes para la estabilidad del sistema. En casos extremos, un script malicioso o simplemente mal diseñado puede corromper la instalación, borrar datos o dejar Windows en un estado en el que toque reinstalar desde cero.

Por eso, salvo que sepas perfectamente qué hace cada línea de código, lo sensato es apostar por herramientas con interfaz que te muestren claramente las opciones y te permitan seleccionar solo lo que quieres modificar. Y si decides usar scripts, que sean de fuentes fiables y auditadas, revisando siempre su contenido antes de ejecutarlos.

Desactivar servicios de Windows 11 para reducir consumo y telemetría

Más allá de las aplicaciones visibles, Windows 11 lleva una cantidad considerable de servicios en segundo plano. Algunos son esenciales, pero otros se encargan de tareas auxiliares, recopilación de datos, funciones de confort o características que puede que jamás uses. Incluso hay servicios que pueden provocar que Windows tarde en apagar si están mal configurados o fallan.

La propia herramienta de Servicios de Windows te permite ver y gestionar todo lo que se está ejecutando. Para abrirla, lo más rápido es usar la búsqueda del menú inicio y escribir “Servicios” para lanzar la consola correspondiente. Ahí tendrás un listado bastante largo de entradas.

Una manera cómoda de empezar es filtrar para que se muestren únicamente los servicios que están en ejecución en ese momento. Así podrás centrarte en lo que realmente está consumiendo recursos. Al entrar en las propiedades de cada uno, verás el tipo de inicio (automático, manual, deshabilitado) y tendrás botones para detenerlo o volver a arrancarlo.

La clave aquí es ir con sumo cuidado. Antes de tocar nada, conviene investigar para qué sirve cada servicio, comprobar si es crítico para el sistema y anotar cualquier cambio que hagas. Si después notas que algo deja de funcionar (por ejemplo, una función de red, una característica de impresión o un componente de seguridad), bastará con regresar y reactivar el servicio asociado.

Si tu objetivo principal es reforzar la privacidad, puedes combinar esta revisión manual con herramientas específicas como O&O ShutUp10++, W10Privacy o Winaero Tweaker. Estas aplicaciones se centran en desactivar telemetría, seguimiento de actividad, diagnósticos detallados, servicios de localización y funciones como Copilot o determinadas integraciones de Office, todo a través de una interfaz de opciones marcables con indicaciones de riesgo.

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Herramientas específicas para limpiar y endurecer Windows 11

Además de las utilidades de debloat genéricas y los scripts, existe un conjunto de herramientas muy útiles orientadas tanto a la mejora de la privacidad como a la personalización y el ajuste fino del sistema. Algunas son ideales para usuarios avanzados, pero otras resultan sorprendentemente amigables.

Una de ellas es Winaero Tweaker, una especie de navaja suiza llena de ajustes. Con ella puedes desactivar telemetría, quitar apps que no quieres, cambiar el comportamiento de las actualizaciones, modificar la apariencia de Windows 11 y ajustar detalles de rendimiento. No es un simple “limpiador”, sino un panel enorme de opciones que conviene usar con cabeza.

Otra herramienta muy conocida es O&O ShutUp10++, pensada especialmente para blindar la privacidad del usuario controlando qué datos se envían a Microsoft y a otros servicios. Aunque nació para Windows 10, funciona perfectamente en Windows 11 y permite desactivar geolocalización, diagnósticos, telemetría de Office, integración de publicidad, y dejar prácticamente inactivos asistentes como Copilot.

Para quien busca algo más centrado en privacidad y menos en la parte visual, W10Privacy ofrece un panel muy detallado de opciones agrupadas por categorías (privacidad, aplicaciones predeterminadas, servicios del sistema, etc.) con explicaciones claras. Esto facilita saber qué está tocando cada interruptor y qué impacto puede tener.

Por último, para tareas más amplias que incluyen limpieza de archivos basura, mantenimiento y eliminación de programas innecesarios, hay suites como AVG TuneUp. Este tipo de soluciones analizan el sistema en busca de bloatware, apps raras o poco usadas, entradas de inicio automáticas y archivos temporales que se pueden eliminar con seguridad. Su ventaja es que no requieren grandes conocimientos y suelen presentar todo de forma bastante amigable.

Contexto empresarial: bloatware en equipos OEM e Intune

En entornos corporativos, el bloatware no es solo una molestia estética: afecta al rendimiento, complica el soporte y choca con las políticas de seguridad y productividad de la organización. Esto es especialmente evidente en portátiles OEM como los Dell Latitude, HP ProBook, etc., que vienen cargados de utilidades propias.

Muchos administradores trabajan con Windows 11 Pro de fábrica y suben automáticamente a Enterprise mediante activación por suscripción asociada al inquilino de Microsoft 365. De esta forma evitan mantener servidores de imagen clásicos, pero se encuentran con el problema de tener que quitar a mano todo lo que sobra en cada equipo nuevo.

Antes era posible usar Microsoft Intune junto a la antigua Microsoft Store for Business para marcar determinadas apps (juegos, colecciones tipo Solitaire, utilidades OEM) como “desinstalar automáticamente”. Al desaparecer esta opción, la estrategia ha ido virando hacia scripts de PowerShell, políticas de configuración y plantillas que se aplican a todos los dispositivos inscritos.

En la práctica, esto implica crear listas de paquetes UWP y aplicaciones OEM indeseadas (como gestores de pantalla, optimizadores de fabricante, módulos de Office en varios idiomas, etc.) y automatizar su eliminación bien durante el despliegue inicial o justo después de la inscripción en Intune. Aunque al principio supone algo más de trabajo, a medio plazo es más controlable que estar luchando con cada portátil a mano.

La recomendación general en estos casos es combinar políticas de Intune, scripts probados y documentación interna clara de qué se permite en los equipos corporativos y qué se debe eliminar sí o sí. Así se consigue un parque de PCs más homogéneo, con menos basura, más seguro y más fácil de mantener.

Limpiar Windows 11 de bloatware y poner a raya los servicios invasivos es una de las mejores maneras de conseguir que el sistema vaya más fluido, que consuma menos recursos y que respete mejor tu privacidad; ya sea en un PC doméstico “justito” de hardware o en una flota de portátiles de empresa, dedicar un rato a conocer estas herramientas y técnicas te permite tener un Windows mucho más tuyo y menos cargado de cosas que no has pedido.

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