Diferencias entre Atlas y Comet navegador: comparativa completa

Última actualización: 28 de noviembre de 2025
  • Atlas se centra en automatizar procesos complejos con su modo agente, actuando como un asistente que ejecuta tareas de varios pasos por ti.
  • Comet prioriza la investigación rápida y profunda, ofreciendo respuestas basadas en múltiples fuentes con gran velocidad y transparencia.
  • Atlas ofrece mayor control de privacidad y está ligado a la suscripción de ChatGPT Plus, mientras que Comet apuesta por un modelo freemium más accesible.
  • La elección entre Atlas y Comet depende del flujo de trabajo: automatización y control frente a exploración, investigación y rapidez en la toma de decisiones.

Diferencias entre Atlas y Comet navegador

Desde que Google Chrome apareció como el rey de los navegadores rápidos y ligeros, el juego ha cambiado por completo. La velocidad ya no es el único criterio: ahora buscamos navegadores capaces de pensar, anticiparse y, en muchos casos, hacer cosas por nosotros. La irrupción de la inteligencia artificial ha convertido al navegador en algo mucho más ambicioso que una simple ventana a internet.

En ese nuevo escenario destacan dos nombres propios: Atlas (de OpenAI) y Comet (de Perplexity). Ambos son navegadores construidos sobre IA que quieren que dejes de “abrir Google para buscar” y empieces a conversar con la web. Eso sí, aunque persiguen objetivos parecidos, lo hacen con enfoques muy distintos: uno está obsesionado con automatizar tareas complejas y el otro con investigar y darte información sólida a toda velocidad.

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Atlas y Comet: dos formas de imaginar el navegador del futuro

Tanto Atlas como Comet se apoyan en Chromium, el mismo motor que mueve Chrome, Edge o Brave. Esto significa buena compatibilidad con casi todas las webs modernas y acceso a extensiones de Chrome, algo clave si ya dependes de ciertos complementos en tu día a día. Pero la verdadera diferencia no está en la base técnica, sino en la filosofía con la que se han diseñado.

Atlas nace del ecosistema de ChatGPT y se apoya en la potencia de los modelos de OpenAI. Cada pestaña puede convertirse en un espacio de conversación con la IA, que analiza lo que ves, entiende el contexto y te propone acciones. Su “Agent mode” es el corazón del invento: un modo en el que delegas tareas de varios pasos como si se las explicaras a un asistente humano, desde planear un viaje hasta revisar dashboards empresariales.

Comet, creado por Perplexity, apuesta más por el papel de copiloto de investigación constante. No necesita que actives un modo especial para que la IA empiece a ayudarte: está siempre presente, lista para resumir páginas, enlazar fuentes, crear ramificaciones de ideas y navegar por varias webs a la vez mientras tú solo planteas preguntas o peticiones.

El punto en común es que ambos quieren que dejes de pensar en “buscar” y empieces a plantear objetivos o dudas complejas directamente al navegador. La promesa es que el navegador actúe, investigue, compare y, si hace falta, ejecute acciones sin obligarte a pasar media hora saltando de pestaña en pestaña.

En el fondo, lo que está en juego es el fin del navegador clásico pasivo. Atlas y Comet se posicionan como candidatos a sustituir a Chrome no solo por funciones, sino por cambiar la relación que tenemos con internet: de herramientas neutras a agentes inteligentes que toman decisiones junto a nosotros.

Automatización frente a exploración: cómo trabaja cada navegador

Cuando se ponen a prueba en escenarios reales, Atlas y Comet muestran claramente en qué terreno se sienten más cómodos. No están pensados para lo mismo, aunque superficialmente parezcan similares. Entender esa diferencia es clave para elegir bien.

Atlas destaca cuando la tarea implica varios pasos encadenados y cierta complejidad. Su enfoque es el de un asistente de productividad que puede, por ejemplo, comparar precios de vuelos, reservar alojamiento, organizar los datos en una hoja de cálculo y redactar un correo para enviar el itinerario. Todo dentro del propio navegador y con un mismo hilo de instrucciones.

Ese modo agente permite a Atlas actuar casi como un empleado digital que sigue un procedimiento: recopilar información en distintas webs, procesarla y devolverte el resultado en el formato que le pidas, desde un informe hasta un borrador de contrato. Su memoria integrada ayuda a que recuerde tus preferencias de estilo, tus herramientas habituales o el tipo de resumen que sueles necesitar.

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Comet, en cambio, brilla cuando lo importante es investigar, contrastar y entender rápido un tema. Su diseño está orientado a responder preguntas complejas tirando de múltiples fuentes, organizando enlaces, resúmenes y comparaciones sin que tengas que hacer demasiados clics. Es ideal para explorar tendencias, analizar contenido de muchas pestañas a la vez o extraer ideas clave de largos artículos, vídeos o informes.

Mientras Atlas se centra en “hacer cosas por ti”, Comet se enfoca en “encontrar y aclarar cosas para ti”. Si tu trabajo diario exige más ejecución automatizada, Atlas te libera tiempo; si dependes de investigar y tomar decisiones informadas, Comet va como un tiro.

Productividad en la práctica: quién rinde mejor según el tipo de tarea

En pruebas prácticas con tareas del día a día, se observa un patrón claro entre ambos navegadores. No es tanto una cuestión de cuál es “mejor” en abstracto, sino de qué tipo de proceso necesitas resolver.

Atlas suele ser más fiable cuando el proceso requiere continuidad, decisiones intermedias y varios pasos bien definidos. Por ejemplo, para preparar reportes periódicos, organizar información de clientes, montar un documento a partir de varias fuentes internas o ejecutar flujos repetitivos (atención al cliente, recopilación de datos, generación de plantillas…).

Su memoria integrada permite que Atlas aprenda tus instrucciones, tu tono de comunicación y la estructura de los documentos que repites a menudo. Eso hace que cada vez necesites menos detalle al darle órdenes, porque ya “sabe” cómo te gusta trabajar. A cambio, suele requerir más confirmaciones y ser algo más pausado que otros navegadores IA.

Comet es especialmente potente cuando lo que importa es la rapidez con la que consigue información sólida. Está pensado para explorar internet con profundidad, identificar fuentes relevantes, resumir bloques de contenido largos, detectar patrones y mostrarte de un vistazo lo que necesitas para tomar una decisión.

En tareas como aplicar cupones automáticos, localizar un fragmento concreto dentro de un vídeo o analizar productos en marketplaces, Comet suele moverse con más soltura. Responde rápido, no te pide permisos a cada rato y se siente como un copiloto que va despejando el camino mientras tú te concentras en decidir qué hacer con la información.

Velocidad, precisión y experiencia de uso

Si nos fijamos en la velocidad de respuesta y en lo pulida que se siente la interfaz, las diferencias también se notan. Cada navegador prioriza un aspecto distinto de la experiencia de usuario.

Comet tiende a ofrecer respuestas muy rápidas en búsquedas complejas y tareas de exploración. Al estar orientado a la investigación, está optimizado para consultar muchas fuentes, filtrarlas y devolverte un resumen amplio en segundos. Sus resultados suelen venir acompañados de enlaces y referencias para que puedas comprobar el origen de la información.

Atlas, por su parte, apuesta por una experiencia más cuidada y un diseño muy limpio e integrado con el entorno de ChatGPT. Las pestañas se convierten en espacios de diálogo donde la IA te va guiando, y el “Agent mode” te permite ir viendo paso a paso qué está haciendo por ti. Sin embargo, esto también implica más clics, alguna que otra confirmación adicional y, en ocasiones, una sensación de mayor lentitud.

En automatización avanzada (buscar propiedades, preparar correos personalizados o encadenar acciones en varias plataformas), las pruebas muestran que Comet suele actuar con algo más de autonomía. Tiende a necesitar menos supervisión en el proceso, mientras que Atlas es más conservador y pide tu visto bueno con más frecuencia antes de ejecutar ciertas acciones sensibles.

Un punto menos a favor de Atlas es su menor capacidad para refrescar páginas o actuar en segundo plano sin que tú intervengas tanto. Está claramente diseñado para que tú mantengas el control en todo momento, algo positivo en privacidad, pero que le resta agilidad para quienes buscan máxima automatización.

Costes, accesibilidad y limitaciones de cada opción

Otro factor clave a la hora de elegir entre Atlas y Comet es cómo se accede a ellos y cuánto cuestan realmente. Aquí las estrategias de OpenAI y Perplexity divergen bastante.

Comet se ha democratizado con un modelo freemium que lo hace muy atractivo para empezar. A partir de octubre de 2025 pasó a ser totalmente gratuito para cualquier usuario en su versión base, permitiendo usar la mayor parte de sus funciones sin pagar ni un céntimo. Eso sí, mantiene ciertos límites de consultas y capacidades ampliadas para quienes se suscriben a planes de pago.

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Este enfoque convierte a Comet en una opción muy interesante para estudiantes, autónomos, investigadores o cualquier persona que quiera probar la navegación con IA sin comprometer un presupuesto. Además, funciona tanto en macOS como en Windows, lo que facilita usarlo en distintos equipos.

Atlas, en cambio, exige tener una suscripción activa a ChatGPT Plus para acceder de verdad a todo su potencial. El “Agent mode” completo está restringido a quienes pagan la membresía, lo que eleva claramente la barrera de entrada. Además, en su lanzamiento se limita a macOS, con una versión para Windows todavía en camino.

En la práctica, esto quiere decir que el usuario medio probablemente se anime antes a probar Comet que Atlas. Atlas apuntará sobre todo a personas y empresas que ya están metidas en el ecosistema de OpenAI y que ven claro el retorno de inversión de automatizar procesos avanzados con su IA.

Privacidad, seguridad y control de datos

Cuando hablamos de navegadores que llevan IA integrada hasta la cocina, la privacidad deja de ser un detalle secundario. Todo lo que haces, visitas o lees puede ser contexto útil para el modelo, así que es crucial entender cómo se trata esa información.

Atlas parte con la ventaja de la marca OpenAI, que ha puesto especial énfasis en ofrecer opciones claras de gestión de datos. Por defecto, no utiliza tu historial de navegación para entrenar sus modelos, y te da la posibilidad de borrar memorias concretas o decidir qué se guarda y qué no dentro del propio navegador.

Este enfoque encaja muy bien con usuarios corporativos, equipos que manejan información sensible o profesionales preocupados por el cumplimiento normativo. Saber que el navegador no va a alimentar el modelo central con tus datos internos da bastante tranquilidad, especialmente en entornos empresariales.

Comet, por su lado, ha pasado por auditorías externas en las que se han detectado vulnerabilidades como posibles prompt injections o acciones no deseadas ejecutadas por la IA. Aunque hasta ahora no se han registrado incidentes graves, este historial hace que algunos usuarios y empresas se lo piensen dos veces antes de usarlo para procesos delicados.

Pese a todo, para el usuario general Comet sigue siendo muy atractivo gracias a su modelo gratuito y a su transparencia mayor que la de navegadores clásicos como Chrome. Mientras las posibles debilidades no se traduzcan en problemas reales, muchos aceptan ese riesgo a cambio de la comodidad y la potencia de su IA integrada.

Disponibilidad y compatibilidad en el día a día

Más allá de lo que prometen sobre el papel, también cuenta mucho en qué dispositivos puedes usar estos navegadores. Si trabajas con varios sistemas, esto puede ser un factor decisivo.

Atlas, por el momento, solo está disponible de forma oficial para macOS. OpenAI ha anunciado que está trabajando en una versión para Windows, pero todavía no está plenamente extendida. Para equipos que conviven con varios sistemas operativos, esto puede ser un freno serio.

Comet va un paso por delante en este aspecto, ya que se puede utilizar tanto en Mac como en Windows. Eso lo convierte en una opción más cómoda para entornos mixtos o para personas que alternan entre un portátil y un sobremesa con sistemas distintos.

Eso sí, ninguno de los dos cuenta todavía con una versión plenamente madura para móviles. De momento, su verdadero potencial se nota en escritorio, que es donde podemos explotar mejor la multitarea, las pestañas múltiples y las funciones avanzadas de IA.

En todos los casos, al basarse en Chromium, la compatibilidad con extensiones y webs modernas está prácticamente garantizada. Si vienes de Chrome, la transición no resulta traumática: tus hábitos de navegación se mantienen, pero con una capa de IA por encima que lo cambia todo.

Impacto en educación, trabajo y habilidades digitales

La llegada de navegadores como Atlas y Comet no solo afecta a cómo buscamos, sino también a cómo aprendemos y trabajamos. Están reconfigurando las competencias digitales que necesitamos para ser realmente productivos.

En el ámbito educativo, integrar navegadores con IA puede ser una oportunidad enorme para enseñar búsqueda avanzada, pensamiento crítico y gestión de información. Los estudiantes pueden aprender a formular buenas preguntas, contrastar fuentes y entender cómo la IA les ayuda, pero también dónde puede equivocarse.

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Centros que adopten herramientas como Atlas o Comet en sus programas formativos pueden reforzar su posicionamiento en innovación educativa. Ofrecen experiencias de aprendizaje mucho más dinámicas, en las que el alumnado se acostumbra a interactuar con un asistente que contextualiza contenidos, explica conceptos y propone tareas ajustadas a su nivel.

En el mundo profesional, estos navegadores abren la puerta a una nueva forma de productividad. Automatizar tareas repetitivas, acceder a información contextual sin perder tiempo saltando de pestaña en pestaña y tomar decisiones con datos bien organizados son ventajas muy tangibles en casi cualquier sector.

Quienes antes desarrollen habilidades para trabajar con navegadores impulsados por IA estarán mejor preparados para entornos donde la navegación asistida será la norma. Saber qué pedirle al agente, cómo validar lo que devuelve y cómo integrarlo en tus flujos de trabajo será tan importante como hoy lo es dominar un buscador o una hoja de cálculo.

¿Qué navegador te conviene más según tu forma de trabajar?

La gran pregunta no es si Atlas o Comet son “buenos”, sino cuál encaja mejor con tus rutinas diarias. Ambos tienen mucho potencial, pero se sienten radicalmente distintos según lo que hagas cada día delante del ordenador.

Si tu prioridad es automatizar tareas, ganar tiempo y dejar trabajo delegado, Atlas suele ser la mejor apuesta. Encaja muy bien en escenarios como la atención al cliente, la creación recurrente de informes, el seguimiento de clientes o la generación de documentos estándar a partir de datos que cambian poco.

Cuando necesitas que la IA se encargue de un flujo completo de principio a fin, Atlas tiene ventaja. Su combinación de memoria, instrucciones personalizables y control detallado de cada paso hace que puedas montarte un “mayordomo digital” a tu medida que, con el tiempo, funciona casi sin que tengas que explicarle las cosas desde cero.

Si lo tuyo es investigar, analizar información dispersa y comparar alternativas antes de decidir, Comet suele marcar la diferencia. Es ideal para validar proveedores, estudiar tendencias, revisar documentación técnica, comparar productos o ponerte al día de un tema complejo en pocos minutos.

Comet organiza los datos, te da contexto y te muestra enlaces y referencias para que puedas profundizar cuando lo necesites. No pretende hacer el trabajo ejecutivo por ti, sino que te coloca todo en bandeja para que tú decidas con rapidez y seguridad.

También conviene tener en cuenta tu tolerancia al riesgo en privacidad y tu estructura tecnológica. Si manejas información muy sensible y trabajas en Mac, Atlas ofrece un control de datos más robusto y una experiencia muy integrada con el ecosistema de OpenAI. Si valoras más la flexibilidad, el coste cero de entrada y la disponibilidad en Mac y Windows, Comet se vuelve muy apetecible.

En realidad, no son herramientas excluyentes: muchos usuarios pueden beneficiarse de usar las dos según el tipo de tarea. Atlas para procesos largos y automatización profunda; Comet para investigar y aclarar dudas a toda velocidad antes de actuar.

La batalla entre Atlas y Comet no va solo de funciones, sino de cómo queremos relacionarnos con internet y con la propia inteligencia artificial. Algunas personas preferirán un navegador que pida permiso, detalle cada paso y priorice el control; otras se sentirán más cómodas con un copiloto que actúe sin molestar, resuma lo importante y les quite fricción del camino. En cualquiera de los dos casos, el navegador deja de ser una simple ventana para convertirse en un intermediario inteligente entre nosotros y la enorme cantidad de información que nos rodea.