- GPT-5 unifica velocidad y razonamiento con enrutado automático, amplia la multimodalidad y mejora memoria y contexto.
- Disponible en ChatGPT (Free, Plus, Pro, Team, Enterprise) y API con variantes gpt-5, gpt-5-mini y gpt-5-nano.
- Planes superiores permiten “Thinking Pro”, control de modelo y herramientas avanzadas; foco en fiabilidad y seguridad.
GPT-5 es el nuevo gran salto de OpenAI y ha llegado para concentrar en un solo modelo lo que antes se repartía entre variantes rápidas y motores de razonamiento. Tras meses de rumores, avances intermedios y filtraciones, el modelo ya actúa como cerebro unificado en ChatGPT y la API, con un enfoque de enrutado que decide cuándo responder al instante y cuándo “pensar en profundidad”.
Si te preguntas qué es GPT-5, cuándo se lanza, qué novedades trae y cómo acceder, estás en el lugar adecuado. Hemos reunido y conectado toda la información pública disponible: desde su cronología y nombre en clave, hasta sus capacidades multimodales, memoria, planes de precios, acceso por API y la integración con agentes y herramientas del ecosistema.
Qué es GPT-5 y en qué punto está su lanzamiento
OpenAI dio un giro de guion con GPT‑4 y, a partir de ahí, aceleró la hoja de ruta: ChatGPT (3.5) aterrizó a finales de 2022, GPT‑4 en marzo de 2023 y, entre bambalinas, se registró la marca “GPT‑5” el 18 de julio de 2023 en la oficina de patentes de EE. UU. En aquellos meses Sam Altman insistía en que “no estaban entrenando GPT‑5”, pero el proyecto estaba “en el horno” y se sometía a auditorías de seguridad antes de dar el salto.
Durante 2024 apareció el nombre en clave Orion: primero se barajó su llegada para diciembre (y acabó encajando como GPT‑4.5, el último gran modelo “sin cadena de pensamiento” interna), mientras se filtraban demostraciones privadas y pilotos con clientes. A finales de marzo se supo que algunas empresas ya recibían muestras basadas en este nuevo stack, una señal de que OpenAI había “pisado el acelerador”.
El propio Altman, en el podcast de OpenAI, situó GPT‑5 para verano de 2025. Diversas cabeceras apuntaron a primeros de agosto y OpenAI confirmó el despliegue: el 7 de agosto de 2025 GPT‑5 empezó a llegar a ChatGPT, la API y el playground de modelos. En palabras de la compañía, es el “modelo por defecto” para usuarios gratuitos y de pago, sustituyendo a las variantes previas donde aplique.
Importa, eso sí, cómo se usa: en los planes gratuitos y Plus el selector de modelos desaparece “a grandes rasgos” y el sistema decide automáticamente si prioriza velocidad o activa el modo de razonamiento. Los planes Pro, Team y Enterprise conservan el control manual para conmutar entre GPT‑5, GPT‑5 Thinking y GPT‑5 Thinking Pro, e incluso mantienen acceso temporal a modelos heredados por compatibilidad.
Junto al modelo principal aparecen variantes para distintos niveles de coste y latencia: gpt‑5 (razonamiento completo), gpt‑5‑mini (más ligero y rápido) y gpt‑5‑nano (ultra baja latencia), más una versión “Thinking Pro” de cómputo elevado reservada para suscriptores de nivel superior. En empresas, Team, Enterprise y Edu reciben el nuevo motor con prioridad, mientras la experiencia unificada en ChatGPT llega a todo el mundo.
Novedades: razonamiento más profundo, multimodalidad real, memoria y agentes
La gran diferencia de GPT‑5 no es solo “más parámetros”. La novedad es un sistema adaptativo que enruta en tiempo real: si la tarea es trivial, contesta rápido; si detecta complejidad, encadena pasos de razonamiento antes de responder. Este enfoque unifica lo que antes exigía cambiar manualmente de modelo o modo.
En multimodalidad, GPT‑5 opera con texto, imagen, voz y vídeo en un mismo flujo, con conmutación fluida entre canales. Las respuestas de voz suenan más naturales y se adaptan a acentos, y las traducciones prolongadas mantienen mejor el contexto. Altman lo sintetizó así: “será más inteligente, soportará interacción multimodo y responderá más rápido”.
Otra mejora clave es la memoria. Altman avanzó que GPT‑5 “recordará mejor lo importante de cada persona” si el usuario lo autoriza. Hoy la memoria de ChatGPT se borra cada 30 días por defecto, pero se trabaja en políticas más finas para elegir qué se guarda y cuándo se olvida, reforzando la privacidad y el control granular de datos.
En razonamiento, GPT‑5 integra avances de la familia o1/o3 dentro del propio modelo: “Thinking” y “Thinking Pro” aplican más cómputo para comparar vías de solución, verificar pasos intermedios y reducir errores. OpenAI habla de “pensamiento estructurado”, mejor manejo de ambigüedades y peticiones de aclaración cuando faltan detalles.
En la práctica, todo esto alimenta el paso de chatbot a agente. GPT‑5 conecta con herramientas externas (CRM, bases de datos, suites de productividad) mediante “conectores” nativos, ejecuta acciones y orquesta tareas con menos fricción. Hay integración anunciada con Gmail y Calendario para usuarios Pro, Plus y Enterprise que potencia la memoria con información actual del usuario, y Microsoft prepara su Copilot con un modo inteligente que ajusta el nivel de análisis automáticamente.
La ventana de contexto también crece de forma notable. Las fuentes públicas sitúan las cifras en distintos escalones según el entorno: hasta 256.000 tokens en ChatGPT, hasta 400.000 tokens por API, e incluso “más de un millón” en determinados casos de uso empresariales. Sobre el papel, el modelo usa menos tokens para producir salidas de longitud equivalente y mantiene mayor consistencia en sesiones largas.
En el plano técnico, OpenAI confirmó técnicas de SFT (ajuste fino supervisado) y RLHF (aprendizaje por refuerzo con feedback humano), además de nueva supervisión orientada al razonamiento. La infraestructura corre sobre la supercomputación de Microsoft Azure y GPUs de NVIDIA: llegaron H200 en 2024 y se esperan B100/B200 a lo largo de 2025, mientras se optimiza el entrenamiento en el hardware disponible.
Hay más piezas alrededor. Reuters y Bloomberg se hicieron eco del nombre en clave Strawberry, que habría mostrado capacidades de planificación y navegación autónoma por internet y superado el 90% en benchmarks como MATH. Al mismo tiempo, se especula con la integración de Sora para vídeo, y OpenAI insiste en que la fiabilidad es pilar central: reducir alucinaciones, admitir cuando no puede completar una petición y negarse ante riesgos.
En materia de branding interno, Tadao Nagasiki llegó a afirmar que “Orion sería hasta 100 veces más potente que GPT‑4” gracias a arquitectura y eficiencia, si bien los nombres comerciales han ido encajando como versiones puente (GPT‑4.5) en el camino hacia GPT‑5. Y sí, Altman llegó a decir que “GPT‑4 razona de forma muy limitada” y que ahora veremos un salto cualitativo en ese frente.
Acceso, precios, API y cómo llevarlo a productos
OpenAI mantiene un esquema freemium. En ChatGPT, el modelo por defecto es GPT‑5 para todos los usuarios, pero con límites: en el plan Free se parte con GPT‑5 estándar, hay 10 mensajes cada 5 horas y, al superar ese umbral, la sesión migra a gpt‑5‑mini. Además, el modo de razonamiento profundo (GPT‑5 Thinking) queda acotado a un mensaje diario.
Con ChatGPT Plus se amplían los límites, se sostienen más tiempo las sesiones en el modelo completo y se desbloquean herramientas avanzadas; puedes forzar el modo de razonamiento dentro de un cupo semanal. El plan Pro va mucho más lejos: acceso casi sin restricciones, prioridad de recursos, ventanas contextuales ampliadas y, sobre todo, la versión GPT‑5 Thinking Pro que aplica más cómputo para “pensar” y reducir fallos.
A nivel corporativo, Team, Enterprise y Edu reciben GPT‑5 con despliegues escalonados, control de modelo y opciones de integración y memoria más avanzadas. OpenAI también ha confirmado que el chat estándar ofrecerá “acceso ilimitado” dentro de parámetros razonables antiabuso cuando se abra por completo a público general, y que los suscriptores Plus podrán elevar el “nivel de inteligencia” cuando haga falta.
Si quieres integrar GPT‑5 en tu producto, necesitas la API. Hay dos vías principales: la plataforma de OpenAI (platform.openai.com) para seleccionar entre gpt‑5, gpt‑5‑mini, gpt‑5‑nano o un perfil “chat”, y el SDK oficial de Python (vía GitHub) para scripts y servicios. También está disponible el GitHub Models Playground para pruebas rápidas sin montar una aplicación completa.
En orquestación de agentes, constructores visuales como Botpress permiten crear asistentes sobre GPT‑5 sin fricción: defines el rol (por ejemplo, un asesor financiero), das instrucciones claras, aportas la base documental (precios, fichas, procesos), eliges la variante del modelo según coste/latencia/calidad y despliegas en WhatsApp, Slack o web. Es importante acotar bien el trabajo del agente: cuanto más específicas las instrucciones y fuentes, mejores resultados.
En capacidades de trabajo, GPT‑5 destaca en codificación (generar apps completas a partir de pocas indicaciones; se ha mostrado una web funcional de ~250 líneas en un minuto), redacción más personal y cuidada, traducción conversacional natural y ejecución de acciones (enviar correos, programar citas, actualizar calendarios) gracias a conectores y permisos del usuario.
Respecto a publicidad, OpenAI ha indicado que por ahora no la integra en la experiencia (no descarta el formato en el futuro, pero no es tan directo como en buscadores o redes). En seguridad, se aplica RLHF, pruebas adversarias, ajuste fino y “tarjetas del sistema” para transparencias sobre limitaciones, además de monitorización de usos indebidos en tiempo real.
Comparado con GPT‑4 (Turbo), GPT‑5 promete más precisión y fiabilidad, mejor comprensión multimodal, intercambio por voz (speech in, speech out), trabajo con vídeo y ventanas de contexto que multiplican el alcance. Algunas fuentes hablan incluso de que “será más inteligente que los humanos” en ciertos dominios, aunque OpenAI no lo presenta como IAG cerrada: Altman lo describe como “un paso significativo en el camino”, todavía sin aprendizaje continuo post‑despliegue.
La comunidad ha reaccionado de forma mixta. Hay entusiasmo por el razonamiento más profundo y, a la vez, quejas por la pérdida de control cuando el sistema decide por su cuenta el modo de respuesta. Un usuario llegó a expresar, parafraseando, que su “4.o era como un amigo” y sintió su retirada como una pérdida, mientras desarrolladores lamentaron la desaparición de la “elección sencilla del modelo”. OpenAI ha ido ajustando límites, compatibilidad y selector en planes avanzados a medida que escuchaba el feedback.
En costes por API, OpenAI estructura precios por millón de tokens de entrada/salida en las variantes gpt‑5, gpt‑5‑mini y gpt‑5‑nano, de modo que puedas equilibrar profundidad de razonamiento, latencia y rentabilidad. Para negocio, el retorno llega por eficiencia, reducción de errores y menos trabajo manual en soporte, documentación y análisis.
Mirando a la infraestructura, OpenAI impulsa iniciativas como Project Stargate para expandir la capacidad de cómputo y hacer que la IA sea “lo más abundante y barata posible”, alineada con la visión de Altman. Con 700 millones de usuarios semanales en ChatGPT y millones de suscriptores de pago, la escala de uso exige un backend a la altura.
Por último, un apunte de expectativas. En palabras del propio Altman, “estaremos en una curva de mejora pronunciada durante los próximos 5 o 10 años; esto es lo más ‘tonto’ que serán estos modelos”. En otras palabras, GPT‑5 no es el destino: es el comienzo de una etapa en la que la IA pasa de accesorio simpático a columna vertebral de productos, flujos de trabajo y decisiones.
Con todo lo anterior sobre la mesa, GPT‑5 concentra el razonamiento y la multimodalidad en un único sistema adaptable, eleva la memoria y el contexto, acerca la ejecución autónoma de tareas y abre la puerta a agentes cada vez más útiles; si se combina con una implementación responsable (privacidad, seguridad y controles claros), el salto de calidad ya no es teórico, se nota en el día a día.