Qué es la VRAM, cómo funciona y cuánta necesitas según tu uso

Última actualización: 5 de septiembre de 2025
  • La VRAM es memoria dedicada y ultrarrápida que alimenta a la GPU con texturas, geometría y sombreadores.
  • Tipos clave: GDDR6/6X/7 para consumo; HBM reina en aceleración profesional por su enorme ancho de banda.
  • La demanda crece con resolución, calidad de texturas y ray tracing; 12–16 GB se imponen en 1440p/4K.

Memoria de vídeo VRAM en tarjetas gráficas

En un mundo en el que los juegos, la edición de vídeo, el modelado 3D o la visualización médica suben el listón cada año, la memoria de vídeo es la gasolina de los gráficos. Cuando todo fluye en pantalla no es por arte de magia: es porque la GPU accede a datos gráficos a toda pastilla en la VRAM, evitando cuellos de botella y manteniendo la inmersión.

Si alguna vez has notado texturas que tardan en cargar, tirones o cierres inesperados en juegos exigentes, probablemente te has topado con el límite de tu memoria de vídeo. Esa VRAM es un componente especializado que actúa como almacén ultrarrápido de texturas, geometría y sombreadores, y su cantidad y velocidad marcan la diferencia entre una experiencia fluida y otra frustrante.

Qué es la VRAM y por qué importa

Qué es VRAM y cómo funciona

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VRAM son las siglas de Video Random Access Memory: una memoria especializada integrada en la tarjeta gráfica cuyo cometido es almacenar los datos de imagen que la GPU necesita para renderizar y enviar a la pantalla. No es una memoria de uso general: está optimizada para operaciones gráficas y trabaja codo con codo con el procesador gráfico.

Esta memoria se sitúa entre el chip gráfico y el monitor como un búfer de alta velocidad. La GPU lee y escribe de forma paralela sobre la VRAM con un gran ancho de banda y latencias muy bajas, lo que permite renderizar escenas en tiempo real sin que el procesador gráfico se quede “esperando datos”.

VRAM vs RAM del sistema y el papel de la GPU

La RAM del sistema es la memoria principal a la que recurre la CPU para ejecutar aplicaciones. Es versátil, pero no está diseñada para la carga gráfica intensiva. La VRAM, en cambio, está dedicada a la GPU y entrega datos gráficos a otra velocidad y con otro patrón de acceso.

Una GPU (unidad de procesamiento gráfico) es un circuito altamente paralelo pensado para acelerar el cálculo de píxeles, vértices y sombreado. La combinación GPU + VRAM evita que el equipo tenga que usar el disco o la RAM general como “muletas” para texturas, algo que penaliza muchísimo el rendimiento en juegos y apps visuales.

Cómo trabaja la VRAM: arquitectura, ancho de banda y búfer

La VRAM se organiza en múltiples bancos/módulos, permitiendo accesos simultáneos que elevan el rendimiento. Esta arquitectura paralela posibilita lecturas/escrituras concurrentes, y su gran ancho de banda con baja latencia es el motivo de que los frames lleguen fluidos incluso cuando la escena se complica.

En la práctica, cuando lanzas un juego, la GPU “tira” de la VRAM para traer texturas, mallas (geometría), sombreadores y buffers necesarios para generar cada fotograma. Si la VRAM se satura, el sistema empieza a usar la RAM del equipo o incluso el almacenamiento, y ahí llegan los tirones, popping de texturas y caídas de FPS.

Tipos de VRAM: GDDR y HBM

En el mercado de consumo, la reina es la memoria GDDR, que es una variante de RAM pensada para gráficos. En entornos profesionales o aceleración de IA aparecen memorias HBM (High Bandwidth Memory), con ancho de banda aún mayor y mejor eficiencia, pero con costes de fabricación e integración más elevados.

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Para tarjetas gráficas de juego y uso general, GDDR ofrece un equilibrio muy bueno entre coste y rendimiento. La HBM brilla en aceleradoras de cómputo y data centers, donde se necesitan anchos de banda gigantes con consumos controlados, pero no es habitual en gráficas gaming por su sobrecoste.

GDDR6

La GDDR6 supuso un salto de eficiencia y velocidad frente a GDDR5/5X, con chips capaces de alcanzar en torno a 16 Gbps por pin. En modelos que migraron de GDDR5 a GDDR6 (mismo chip gráfico), se han observado incrementos medibles de FPS por el aumento de ancho de banda efectivo, además de una mejor contención del consumo.

GDDR6X

GDDR6X, desarrollada junto a Micron y utilizada por NVIDIA en gamas altas, sube el listón con señalización PAM4 (dos bits por símbolo), lo que le permite alcanzar ~19–21 Gbps. No está estandarizada por JEDEC, pero su adopción en tarjetas como las series RTX de gama alta refleja su capacidad para alimentar configuraciones exigentes con ray tracing y texturas de alta resolución.

GDDR7

La siguiente evolución llega con GDDR7, que apunta a chips iniciales de 16 Gb y velocidades de hasta 32 Gbps. Emplea señalización PAM3, mejora la eficiencia (se estima reducciones de consumo de ~20% frente a la generación previa) y optimiza la disipación con nuevas estructuras internas para rebajar la resistencia térmica. En la práctica ofrece más rendimiento por vatio y abre la puerta a anchos de banda del orden de 1,5 TB/s en configuraciones de bus elevadas.

Los principales fabricantes de chips de VRAM

Los grandes nombres que fabrican GDDR y otros tipos de VRAM son Samsung, Micron y SK hynix. Las tres firmas compiten codo con codo, con cronogramas de desarrollo similares y tecnologías punteras que marcan los estándares de velocidad y eficiencia que luego adoptan AMD y NVIDIA en sus tarjetas.

A efectos prácticos, no hay una brecha gigantesca entre ellas en producto maduro: los integradores eligen según disponibilidad, costes, validación y objetivos de rendimiento, manteniendo la fiabilidad y el cumplimiento del estándar como prioridades.

VRAM en juegos: resolución, texturas y por qué se dispara el consumo

Cuanto más detalle visual quieras, más VRAM vas a necesitar. Aumentar la resolución (1080p → 1440p → 4K), activar texturas “Ultra” o sumar ray tracing multiplica la demanda. No es raro que un juego AAA actual consuma muchos gigas solo en texturas de gran tamaño (2K, 4K e incluso 8K), además de buffers y sombras.

También influye la complejidad geométrica: los modelos modernos usan miles o cientos de miles de polígonos, y todo eso requiere datos asociados. Títulos competitivos tipo MOBA o shooters con arte estilizado suelen ser mucho más ligeros en VRAM; los mundos abiertos cargados de detalle o los blockbusters de última hornada, no.

Si la VRAM se llena, el sistema deriva datos a la RAM del equipo (más lenta) y a veces al almacenamiento. El síntoma se nota: stuttering, popping de texturas, caídas bruscas de FPS e incluso cierres. Tecnologías como DLSS pueden ayudar a aliviar la presión, y el ray tracing, por el contrario, suele incrementarla.

Un caso especial son las iGPU (gráficas integradas), que no tienen VRAM dedicada y toman memoria de la RAM del sistema. Esto limita el rendimiento gráfico frente a soluciones con memoria propia, porque la RAM general no alcanza el ancho de banda ni las latencias de la GDDR dedicada.

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¿Se puede ampliar la VRAM? La realidad del hardware

La VRAM va soldada a la placa de la tarjeta gráfica y el firmware está configurado para un tipo y cantidad concretos de chips. Aunque en teoría alguien experto podría intentar un “reballing” y flashear firmware, en la práctica no es una actualización viable ni recomendable. Es arriesgado, no está soportado y, por compatibilidad, suele fallar.

Por eso, si necesitas más memoria de vídeo, la solución realista es cambiar a una GPU con más VRAM. No es un complot: es una cuestión de diseño, validación y garantía de integridad de datos, porque la VRAM almacena recursos que deben leerse/escribirse con timings y topologías exactas.

Técnicas que optimizan el uso de VRAM en juegos

Los motores modernos aplican varias estrategias para no malgastar memoria de vídeo y mantener el rendimiento en dispositivos con capacidades distintas. Entre las más habituales encontrarás compresión de texturas, carga/streaming dinámico y gestión de memoria afinada.

  • Compresión de texturas: reduce el tamaño de las texturas manteniendo la fidelidad visual, lo que permite almacenar más recursos en la misma VRAM y limitar los picos de consumo.
  • Carga dinámica (streaming): los assets se cargan solo cuando se necesitan y se liberan al dejar de ser útiles, crucial en mundos abiertos donde no cabe todo a la vez.
  • Gestión de memoria: priorización de recursos críticos, intercambio controlado entre VRAM y RAM cuando no hay alternativa y cachés para minimizar latencias.

¿Cuánta VRAM necesito según mi uso?

No hay una cifra universal, pero se pueden dar referencias útiles. Para 1080p con calidad alta en títulos actuales, muchas configuraciones siguen funcionando con 8 GB como base, aunque cada vez hay más casos en los que se agradecen 10–12 GB.

Si apuntas a 1440p con calidades altas, efectos modernos y cierta holgura a futuro, 12 GB es un buen punto de partida y 16 GB ofrece margen cómodo. En 4K, especialmente con texturas “Ultra” y ray tracing, lo razonable es considerar 16 GB como mínimo práctico, y más si quieres ir sobrado en la gama alta.

Para IA/aprendizaje automático en local, los proyectos y modelos han crecido en tamaño: partir de 16 GB de VRAM marca una diferencia clara en tiempos y en la posibilidad de cargar redes sin recurrir a trucos.

Recuerda que el tipo de juego manda: un MOBA ligero no pide lo mismo que un sandbox de mundo abierto hiperrealista. Además, tecnologías de reescalado como DLSS/FSR pueden reducir demanda efectiva en ciertos perfiles, mientras que activar ray tracing suele empujarla al alza.

Cómo saber lo que pide un juego y si te vale tu VRAM

Antes de comprar o subir ajustes, revisa los requisitos oficiales del desarrollador, donde a menudo se incluye la memoria de vídeo recomendada. Luego, durante el juego, herramientas de monitoreo te permiten ver el uso real de VRAM y ajustar texturas, sombras o resolución de renderizado si detectas que vas al límite.

Gamas de GPU y ejemplos de capacidades (VRAM, resoluciones y presupuestos)

Dependiendo del presupuesto, hay opciones pensadas para entrada, gama media, alta y entusiasta. Como referencia, en la franja de entrada abundan las soluciones de 8 GB orientadas a 1080p en juegos menos exigentes o competitivos; al subir a 12–16 GB aparecen modelos que encajan mejor con 1440p y texturas altas.

En el contenido analizado se citan ejemplos representativos por marca y segmento (nomenclaturas recientes y capacidades aproximadas): NVIDIA con opciones como “RTX 5050 8 GB” o “RTX 5060 8 GB” para entrada, “RTX 5060 Ti 16 GB” para gama media, y “RTX 5070 12 GB”, “RTX 5070 Ti 16 GB”, “RTX 5080 16 GB” para alta; AMD con “RX 9060 8 GB” en entrada y “RX 9060 XT 16 GB”, “RX 9070 16 GB”, “RX 9070 XT 16 GB” en escalones superiores; e Intel con propuestas como “Arc B580 12 GB” en presupuestos ajustados. Los nombres, capacidades y precios pueden variar según ensamblador, mercado y disponibilidad, pero ilustran bien la progresión de VRAM por segmento.

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Para perfiles entusiastas (“Master Race”), se mencionan configuraciones tope de gama con 32 GB de VRAM en la cúspide, destinadas a 4K con todo en ultra, altas tasas de refresco y trabajo pesado de creación/IA. El coste se dispara, pero también lo hace el margen de maniobra a futuro, y algunos usuarios recurren al overclock.

VRAM frente a GDDR y HBM: recordatorio rápido

VRAM es el concepto general (memoria de vídeo); GDDR y HBM son tipos concretos. Para la mayoría de usuarios y jugadores, GDDR6/6X/7 cubrirá de sobra; si tu foco es IA profesional o cómputo de alto rendimiento, la HBM tiene sentido por su ancho de banda y eficiencia, siempre que el presupuesto y la plataforma lo justifiquen.

Preguntas frecuentes

¿Qué es exactamente la VRAM?

Es la memoria soldada en la GPU donde se guardan texturas, mallas y shaders para que el procesador gráfico los lea al instante sin depender de la RAM del sistema.

¿Qué ocurre si mi juego necesita más VRAM de la que tengo?

El sistema recurrirá a la RAM y al almacenamiento, mucho más lentos, causando stuttering, texturas tardías y posibles cuelgues o cierres.

¿Puedo aumentar la VRAM de mi tarjeta?

No. Los chips van soldados y el firmware está cerrado a una configuración; lo sensato es cambiar de GPU si necesitas más memoria.

¿Cuánta VRAM conviene para 1080p, 1440p y 4K?

1080p: base de 8 GB (mejor 10–12 GB si quieres margen). 1440p: 12–16 GB. 4K: 16 GB o más, especialmente con texturas en Ultra y ray tracing.

¿Y para IA o creación avanzada?

Para cargas de IA locales, partir de 16 GB de VRAM ofrece una mejora notable en modelos y tiempos de ejecución.

Elegir bien la memoria de vídeo es una de esas decisiones que se notan cada día: con suficiente VRAM y un ancho de banda acorde al chip gráfico, las texturas entran a tiempo, los FPS se mantienen estables y los motores pueden aplicar técnicas modernas sin estrangulamientos; con una elección corta, en cambio, tocarás techo antes de lo que te gustaría y harás malabares con los ajustes.