Wolfenstein The New Order en PC: acción clásica y supervivencia nazi

Última actualización: 28 de diciembre de 2025
  • Wolfenstein: The New Order recupera la jugabilidad clásica sin regeneración de vida, basada en botiquines, armadura y gestión de recursos para sobrevivir.
  • La historia plantea una ucronía en la que los nazis ganan la guerra, creando un mundo alternativo de los años 60 con un “lore” sólido y muy trabajado.
  • El motor id Tech 5 ofrece buen rendimiento y gran detalle en PC, aunque arrastra problemas de carga tardía de texturas heredados de RAGE.
  • Campaña de unas 15-17 horas, con decisión inicial que genera dos variantes narrativas, coleccionables y sistema de perks que fomentan la rejugabilidad.

Wolfenstein The New Order supervivencia

Para muchos veteranos de los shooters en primera persona, el nombre de Wolfenstein es sinónimo de los orígenes del género. A principios de los 90, recorrer pasillos llenos de nazis en pantallas pixeladas fue la carta de presentación de un personaje que se convirtió en leyenda: William J. Blazkowicz. Aquella versión shareware con un puñado de niveles bastó para enganchar a toda una generación que, poco después, vería llegar a otros gigantes como Doom o Quake, también firmados por id Software, que terminaron de definir cómo debía sentirse un FPS.

Décadas más tarde, MachineGames y Bethesda recuperan esa esencia con Wolfenstein: The New Order para PC, dándole un lavado de cara técnico y narrativo, pero manteniendo un espíritu de juego muy directo y brutal. Nada de salud regenerativa mágica, nada de coberturas automáticas ni ayudas excesivas: aquí se vuelve a la vieja escuela, donde sobrevivir exige moverse, buscar botiquines y armadura, y aprovechar cada bala. Es un título que mezcla acción sin freno con una ambientación ucrónica en la que los nazis han ganado la guerra, construyendo un mundo alternativo tan inquietante como fascinante.

Un clásico reinventado: del laberinto pixelado al régimen nazi triunfante

Acción Wolfenstein The New Order

En los orígenes de la franquicia, el jugador avanzaba por pasillos angostos repletos de soldados nazis, perros de ataque y jefazos exagerados que marcaban el final de cada episodio. Aquella propuesta sencilla pero adictiva asentó buena parte de las bases del FPS moderno: ritmo rápido, tiros constantes y un protagonista imparable. The New Order recoge ese legado, pero en lugar de limitarse a un homenaje nostálgico, lo utiliza como punto de partida para plantear un universo mucho más elaborado.

La gran premisa de The New Order es que los nazis han ganado la Segunda Guerra Mundial. La historia arranca con Blazkowicz participando en un asalto crucial contra el científico loco conocido como Calavera (Deathhead), responsable de experimentos brutales con humanos para convertirlos en supersoldados. Nada sale como estaba previsto y, tras un giro dramático, el juego salta catorce años adelante a un mundo completamente controlado por el régimen nazi, en el que la resistencia es apenas un puñado de supervivientes luchando a la desesperada.

En ese futuro alternativo, Blazkowicz despierta y se ve obligado a liderar y apoyar a una Resistencia fragmentada, formada por personajes que se mueven entre el desencanto, el trauma y la determinación. El tono de la narrativa combina momentos muy crudos, casi deprimentes, con escenas de acción desatada y un humor negro muy característico que evita que todo se vuelva excesivamente solemne.

MachineGames juega con situaciones reconocibles de la historia real de los años 60, pero filtradas por el prisma de un entorno dominado por la tecnología y propaganda nazi. Desde ciudades sometidas al control absoluto hasta avances científicos retorcidos al servicio del Reich, hay constantes guiños que recuerdan a acontecimientos auténticos, pero deformados para encajar en esta distopía. Eso otorga a The New Order un trasfondo (“lore”) contundente, que no solo sirve para este juego, sino como base para futuras entregas y otros posibles proyectos ambientados en el mismo universo.

Este enfoque narrativo consigue algo poco habitual en un FPS de corte clásico: que el jugador sienta curiosidad real por cómo funciona la sociedad en este régimen alternativo, qué ocurrió tras la guerra y cuáles son las consecuencias morales y personales de una victoria nazi a escala global. Aunque la acción domina, la historia no es un simple pretexto para pegar tiros, sino una parte fundamental de la experiencia.

Motor gráfico y rendimiento en PC: luces, sombras y texturas que tardan en cargar

Rendimiento PC Wolfenstein The New Order

Wolfenstein: The New Order utiliza el motor id Tech 5, el mismo que se vio en RAGE. Esto se traduce en unos escenarios bien definidos y personajes con modelados y texturas de un nivel muy notable, especialmente en los primeros planos y en las cinemáticas integradas en tiempo real. La iluminación, los efectos de partículas y las animaciones faciales ayudan a que este mundo distópico resulte creíble y visualmente atractivo.

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En un PC relativamente moderno, el juego suele moverse con gran fluidez, sin caídas dramáticas de rendimiento, siempre que se cuente con un hardware acorde a los requisitos recomendados. La optimización es en general buena y permite disfrutar de tiroteos intensos con muchos enemigos en pantalla, explosiones y destrucción sin que el framerate se venga abajo de forma constante.

Sin embargo, hereda uno de los problemas más comentados de RAGE: la carga tardía de texturas (“texture pop-in”). Aunque la acción sea estable, en ocasiones se nota cómo ciertas superficies tardan un poco en mostrarse con su calidad completa, algo que puede distraer a los jugadores más exigentes en lo visual. No es un fallo que rompa la experiencia, pero sí una mancha visible en un apartado técnico que, por lo demás, cumple sobradamente.

Las animaciones de los personajes se sitúan en un término medio: funcionales y convincentes, pero sin grandes alardes. Lo más destacado es la atención al detalle en los soldados nazis, sus armaduras y el diseño de las unidades mecánicas avanzadas. La mezcla entre estética retro y tecnología futurista marca de la casa Wolfenstein se mantiene con fuerza, y encaja con el tono exagerado y pulp del juego.

En conjunto, el motor ofrece un aspecto cinematográfico suficiente para sostener la narrativa intensa, sin que por ello se pierda la claridad visual necesaria en un FPS donde la lectura rápida de la acción y la posición de los enemigos es clave para la respuesta efectiva en los tiroteos más caóticos.

Jugabilidad de supervivencia al estilo clásico: sin regeneración de vida

Jugabilidad Wolfenstein The New Order

Uno de los aspectos que diferencian a The New Order de muchos shooters modernos es su vuelta a un modelo de salud y armadura basado en botiquines, paquetes de vida y chalecos. Aquí no basta con esconderse tras una cobertura unos segundos para recuperar la energía: si te han dejado tiritando, tendrás que rebuscar por la zona en busca de recursos, gestionando bien cada enfrentamiento para no quedarte seco en mitad de una oleada de nazis.

Este sistema, heredero directo de los FPS de los 90, refuerza la sensación de tensión y riesgo en cada combate. Perder vida importa, y mucho, porque te obliga a cambiar tu forma de jugar, ser más calculador y no lanzarte de cabeza sin pensar. A medida que avanzas y encuentras coleccionables y otros objetos especiales, puedes ampliar tu salud máxima y tu armadura más allá del 100%, lo que permite encarar secciones especialmente duras con un margen extra de seguridad.

Además, el juego introduce una serie de “perks” o mejoras progresivas desbloqueadas al cumplir ciertos requisitos. Por ejemplo, realizar bajas sigilosas, usar determinadas armas de una forma concreta o eliminar enemigos con explosivos puede otorgar ventajas permanentes, como mayor capacidad de munición, más daño, mejor manejo del sigilo o la posibilidad de lanzar cuchillos con más eficacia. Este sistema recompensa tu estilo de juego y anima a probar diferentes enfoques.

Los enemigos, por su parte, no se limitan a avanzar en línea recta hacia ti. La IA intenta flanquear tu posición, usar coberturas y coordinar ataques, especialmente cuando entran en juego los oficiales. Estos oficiales pueden pedir refuerzos si no los neutralizas con rapidez, lo que añade una capa táctica a cada zona: conviene localizarlos y eliminarlos primero para que el combate no se alargue de forma innecesaria.

Gracias a este enfoque, Wolfenstein: The New Order logra que cada tiroteo se sienta como una pequeña lucha por mantenerse con vida, intensa y exigente. No es un paseo guiado, sino una experiencia en la que el jugador debe estar pendiente de su vida, de su armadura, de la munición y del entorno, sin confiar en atajos artificiales como la regeneración automática.

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Acción frenética, sigilo opcional y secciones de exploración

El diseño de niveles está pensado para que puedas afrontar muchas situaciones de varias maneras: asalto frontal, aproximación sigilosa o una mezcla de ambas. Sin embargo, el propio juego parece disfrutar especialmente cuando te sueltas la melena y decides entrar como un auténtico tanque humano, disparando a todo lo que se mueve con un arsenal de pesadilla.

La posibilidad de empuñar dos armas a la vez, como dobles escopetas o rifles de francotirador en ambas manos, convierte algunos enfrentamientos en auténticos festivales de destrucción. Las armas transmiten una sensación de potencia muy lograda, tanto por su diseño como por el impacto en los enemigos y el sonido de cada disparo. No es un shooter tímido; es ruidoso, contundente y deliberadamente excesivo.

El sigilo también tiene su hueco. Puedes aprovechar rutas alternativas, conductos o zonas elevadas para acercarte por la espalda y eliminar silenciosamente a los enemigos, sobre todo a los oficiales, evitando así que pidan apoyo y compliquen mucho más las cosas. Las mejoras relacionadas con el juego furtivo, como moverte más rápido sin hacer ruido, están pensadas para quienes quieran un enfoque más calculador.

Ahora bien, hay momentos en los que el ritmo se frena de forma notable. Algunas secciones obligan a buscar un objeto clave o herramienta específica para avanzar, o incluso te piden infiltrarte sin matar a nadie en determinadas áreas. Aunque estas partes pretenden introducir variedad y un punto de exploración, pueden dar la sensación de cortar en seco la acción, sobre todo para quienes han venido principalmente a disparar sin descanso.

Este contraste entre la acción desatada y las fases más pausadas no siempre está equilibrado, y es fácil que ciertos jugadores piensen que muchas de esas escenas podrían haberse resuelto a base de tiros sin necesidad de imponer restricciones. Aun así, sirven para mostrar otros matices del mundo y de los personajes, y ayudan a que el juego no sea únicamente una sucesión lineal de tiroteos.

Duración, estructura de campañas alternativas y rejugabilidad

En cuanto a su extensión, Wolfenstein: The New Order no es un FPS interminable, pero tampoco se queda en una campaña testimonial. La primera partida, explorando con cierta calma y recogiendo coleccionables, puede alargarse alrededor de unas 15 a 17 horas de juego, una cifra más que respetable en el género, especialmente si lo comparamos con otros shooters cinematográficos más recientes.

Un detalle clave es que, en el primer nivel, el juego te obliga a tomar una decisión importante que determina cuál de los dos compañeros sobrevive. Esa elección marca una bifurcación narrativa y da lugar a dos líneas de acontecimientos ligeramente distintas, con cambios en escenas, diálogos y ciertos detalles jugables. No se trata de dos campañas completamente diferentes, pero sí de dos variaciones que aportan valor a la rejugabilidad.

Además de esta «doble historia», el título está plagado de coleccionables, documentos, códigos y objetos ocultos que aportan más información sobre el universo, los personajes y el trasfondo del régimen nazi triunfante. Encontrarlos todos supone un extra de horas y anima a revisitar niveles en búsqueda de secretos que pasaste por alto en la primera vuelta.

El sistema de perks también empuja a rejugar: si en tu primera partida te has centrado más en el combate directo y explosivo, puede que en una segunda te apetezca potenciar el sigilo y explorar rutas menos evidentes. La estructura no es totalmente abierta, pero sí ofrece margen suficiente como para experimentar con estilos distintos y comprobar cómo cambian ciertos enfrentamientos.

En general, The New Order deja la impresión de una campaña compacta, bien medida y sin relleno excesivo, donde la duración está ajustada al tipo de historia que se quiere contar. Quizá no sea un título para pasar meses enteros, pero sí para vivir una experiencia intensa y cerrada que invita a una segunda vuelta si te enganchan el mundo y los personajes.

Ambientación, sonido y valoración global del “lore” nazi-distópico

Uno de los mayores aciertos de MachineGames es la construcción de su mundo alternativo ambientado en los años 60 bajo dominio nazi. No se han limitado a colocar esvásticas y soldados con cascos; han desarrollado toda una estética y una lógica interna sobre cómo se vería y funcionaría una sociedad controlada por el Reich tras haber ganado la guerra.

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La arquitectura mezcla líneas sobrias y masivas con tecnología avanzada, los carteles de propaganda y los discursos oficiales están por todas partes, y la presencia de robots, armamento de ciencia ficción y experimentos inhumanos se integra de forma natural en el día a día de este mundo. Hay un esfuerzo evidente por dotar de coherencia a cada detalle, desde la moda hasta la música de fondo en ciertas localizaciones.

En el apartado sonoro, el juego cumple con nota. Los efectos de las armas, explosiones y gritos de los enemigos tienen el peso necesario para que cada combate se sienta contundente. El doblaje y las actuaciones de voz aportan matices a los personajes, transmitiendo tanto su desesperación como su sentido del humor retorcido en momentos puntuales.

La banda sonora acompaña la acción con temas que se adaptan al tono de cada situación, sin llegar a robar protagonismo pero sí reforzando la tensión o el dramatismo cuando corresponde. No es el aspecto más revolucionario del juego, pero hace un buen trabajo a la hora de sumergir al jugador en esta distopía nazi y remarcar los momentos clave.

El “lore” que The New Order construye a su alrededor es quizás uno de sus legados más importantes. Abre la puerta a explotar este universo en futuras entregas, spin-offs o incluso otros géneros de juego, gracias a la solidez de su planteamiento y a la cantidad de detalles añadidos para dar profundidad al contexto. No es solo un fondo bonito; es una parte esencial del encanto del título.

¿Para quién es Wolfenstein: The New Order y qué tal rinde como compra?

Wolfenstein: The New Order es, sobre todo, un juego pensado para quienes echan de menos los FPS de la vieja escuela o ya disfrutaron en su día de clásicos como el Wolfenstein original, Doom o Quake. Aquí no hay concesiones claras a las tendencias actuales de diseño que apuestan por regeneración de vida, ayuda excesiva a la puntería o misiones secundarias interminables: se trata de una campaña directa, intensa y muy centrada en la acción.

Los jugadores que se hayan acostumbrado a propuestas más modernas, con mecánicas suavizadas y sistemas de progresión muy guiados, pueden encontrar la experiencia un poco dura o pasada de moda en ciertos aspectos. La gestión manual de salud y armadura, las secciones más lineales y la ausencia de elementos como un multijugador competitivo hacen que no sea un producto pensado para todos los públicos.

En cuanto a contenido y relación calidad-precio, algunos podrían considerar que el juego peca de quedarse algo corto si se compra a precio completo, especialmente si no se tiene interés en rejugarlo para ver la otra línea narrativa. Sin embargo, cuando se encuentra con descuento o a un precio reducido, pasa a ser una compra muy recomendable para cualquier fan de los shooters.

Las valoraciones orientativas lo sitúan en un rango notable: gráficos sólidos, jugabilidad sobresaliente, sonido funcional y una duración correcta. No es perfecto, pero sí suficientemente redondo como para dejar huella, especialmente si conectas con su mezcla de violencia, humor negro y crítica soterrada a los totalitarismos.

Mirando el conjunto, Wolfenstein: The New Order en PC consigue rescatar el espíritu salvaje de los primeros FPS y mezclarlo con una historia alternativa potente y un enfoque de gestión de recursos sin ayudas artificiales. Puede no ser el shooter más moderno ni el más largo, pero su personalidad, su ambientación nazi-distópica y su acción directa lo convierten en una experiencia muy disfrutable, especialmente para quienes buscan algo con sabor clásico pero con presentación actual.