8 Datos Fascinantes sobre Samuel Morse

Samuel Finley Breese Morse, un nombre que quizás no todos reconozcan de inmediato, pero cuyo impacto en nuestras vidas es innegable. ¿Te has preguntado alguna vez cómo era la comunicación a larga distancia antes de la era digital? La respuesta nos lleva directamente a este fascinante personaje.

Morse no solo fue el inventor del telégrafo eléctrico, sino también el creador del código que lleva su nombre, un sistema que revolucionó las comunicaciones globales y sentó las bases para la era de la información en la que vivimos hoy. Pero, ¿quién era realmente este hombre y cómo llegó a cambiar el mundo de una manera tan profunda?

En este artículo, nos adentraremos en la vida y obra de Samuel Morse, explorando los eventos que lo llevaron a convertirse en uno de los inventores más influyentes de la historia. Desde sus inicios como artista hasta su transformación en un pionero de las telecomunicaciones, la historia de Morse es un testimonio del poder de la perseverancia y la innovación.

1. Samuel Morse: Un artista convertido en inventor

Los primeros años y la formación artística

Samuel Morse nació el 27 de abril de 1791 en Charlestown, Massachusetts, en el seno de una familia acomodada. Su padre, Jedidiah Morse, era un reconocido geógrafo y pastor congregacionalista, lo que proporcionó a Samuel un entorno intelectualmente estimulante desde una edad temprana.

Desde joven, Morse mostró un talento notable para el arte, especialmente la pintura. Esta pasión lo llevó a estudiar en la Universidad de Yale, donde no solo se formó en arte, sino que también desarrolló un interés por la ciencia, particularmente por la electricidad. ¿Sabías que durante su tiempo en Yale, Morse asistió a conferencias sobre electricidad impartidas por el renombrado Benjamin Silliman y Jeremiah Day? Estas experiencias tempranas sentaron las bases para su futura carrera como inventor.

Tras graduarse de Yale en 1810, Morse viajó a Inglaterra para perfeccionar sus habilidades artísticas. Estudió en la Royal Academy of Arts en Londres, donde tuvo la oportunidad de aprender de algunos de los mejores pintores de la época. Durante este período, Morse se destacó como un talentoso retratista, ganando reconocimiento por sus pinturas de figuras históricas y personalidades importantes.

El giro hacia la ciencia y la tecnología

A pesar de su éxito como artista, el destino tenía otros planes para Samuel Morse. El punto de inflexión en su vida llegó en 1825, cuando recibió la trágica noticia de la muerte de su esposa mientras se encontraba lejos de casa pintando un retrato. La lentitud con la que recibió esta información, debido a las limitaciones de comunicación de la época, lo afectó profundamente.

Este evento desencadenó en Morse un interés obsesivo por desarrollar un medio de comunicación más rápido y eficiente. ¿Cómo podría haber cambiado la situación si hubiera existido una forma de transmitir mensajes instantáneamente a largas distancias? Esta pregunta se convirtió en el motor que impulsó su transición de artista a inventor.

Morse comenzó a estudiar electricidad y magnetismo con renovado interés. Aprovechó sus conocimientos previos adquiridos en Yale y se sumergió en el estudio de los avances científicos de la época. Su formación artística, lejos de ser un obstáculo, resultó ser una ventaja inesperada. La capacidad de visualizar y conceptualizar ideas complejas, desarrollada a través de su trabajo como pintor, le permitió abordar los desafíos técnicos de una manera única.

Es fascinante observar cómo las habilidades de Morse como artista influyeron en su enfoque de la invención. Por ejemplo, la precisión y atención al detalle necesarias para crear retratos realistas se tradujeron en una meticulosidad similar al diseñar los componentes del telégrafo. Además, su experiencia en la composición visual le ayudó a concebir un sistema de codificación (el código Morse) que fuera tanto eficiente como elegante en su simplicidad.

Durante este período de transición, Morse no abandonó completamente el arte. De hecho, continuó pintando mientras desarrollaba sus ideas para el telégrafo. Esta dualidad entre arte y ciencia es quizás uno de los aspectos más intrigantes de la vida de Morse. ¿No es sorprendente cómo las diferentes facetas de su talento se entrelazaron para dar lugar a una de las invenciones más importantes de la historia?

La historia de Samuel Morse nos recuerda que la innovación a menudo surge de la intersección de disciplinas aparentemente dispares. Su journey de artista a inventor no fue un simple cambio de carrera, sino una fusión única de habilidades y pasiones que culminaría en una revolución en las comunicaciones globales.

2. La invención del telégrafo eléctrico

El viaje que cambió su vida

El camino de Samuel Morse hacia la invención del telégrafo eléctrico comenzó, irónicamente, durante un viaje por mar. En 1832, mientras regresaba de un viaje de estudios artísticos en Europa, Morse se encontró inmerso en una conversación fascinante con sus compañeros de viaje sobre los recientes experimentos con el electromagnetismo.

Durante esta travesía transatlántica, Morse concibió la idea fundamental del telégrafo eléctrico. ¿Te imaginas el momento eureka? Allí, en la cubierta de un barco mecido por las olas del Atlántico, Morse esbozó los primeros diseños de lo que se convertiría en una revolución en las comunicaciones.

La idea era simple pero revolucionaria: utilizar pulsos eléctricos para transmitir información a través de cables. Morse se dio cuenta de que si podía controlar el flujo de electricidad a través de un cable, podría enviar mensajes a largas distancias casi instantáneamente. Esta visión fue el catalizador que transformó al artista en inventor.

Desarrollo y perfeccionamiento del telégrafo

Una vez de vuelta en Estados Unidos, Morse se dedicó con pasión al desarrollo de su invención. Sin embargo, el camino no fue fácil. ¿Sabías que Morse tuvo que enfrentar numerosos obstáculos financieros y técnicos durante el proceso de desarrollo del telégrafo?

Para hacer realidad su visión, Morse necesitaba conocimientos técnicos que no poseía. Aquí es donde entra en escena Leonard Gale, un profesor de química en la Universidad de Nueva York. Gale aportó conocimientos cruciales sobre baterías y circuitos eléctricos que ayudaron a Morse a superar los desafíos técnicos iniciales.

Otro colaborador clave fue Alfred Vail, un joven mecánico talentoso que se interesó en el proyecto de Morse. Vail no solo aportó habilidades técnicas esenciales, sino también recursos financieros que permitieron continuar con el desarrollo del telégrafo.

El proceso de perfeccionamiento del telégrafo fue largo y lleno de pruebas y errores. Morse y sus colaboradores trabajaron incansablemente para mejorar la fiabilidad y el alcance del dispositivo. Uno de los avances más significativos fue la incorporación del “relé”, un dispositivo que permitía amplificar la señal eléctrica y, por lo tanto, transmitir mensajes a distancias mucho mayores.

En 1837, Morse realizó la primera demostración pública exitosa de su telégrafo en la Universidad de Nueva York. Aunque el dispositivo aún estaba en una etapa temprana, la demostración generó un gran interés y entusiasmo entre los espectadores. ¿Puedes imaginar la emoción de ver por primera vez cómo un mensaje se transmitía instantáneamente a través de un cable?

Código Morse

A pesar del éxito inicial, Morse enfrentó dificultades para obtener financiamiento para desarrollar aún más su invención. Pasaron varios años antes de que pudiera asegurar el apoyo necesario para llevar el telégrafo a una escala comercial.

Finalmente, en 1843, Morse recibió una subvención del Congreso de los Estados Unidos para construir una línea telegráfica experimental entre Washington D.C. y Baltimore. Esta línea, completada en 1844, marcó el comienzo de una nueva era en las comunicaciones.

El 24 de mayo de 1844, Morse envió el famoso primer mensaje telegráfico: “What hath God wrought” (Lo que Dios ha forjado). Este mensaje, tomado del libro de Números en la Biblia, no solo demostró el éxito del telégrafo, sino que también reflejó el sentimiento de Morse de que su invención era parte de un plan divino más grande.

La invención del telégrafo eléctrico por Samuel Morse fue un hito en la historia de las comunicaciones. ¿No es asombroso pensar cómo una idea concebida en un viaje por mar se convirtió en una tecnología que cambió el mundo? El telégrafo de Morse sentó las bases para todas las formas de comunicación electrónica que siguieron, desde el teléfono hasta internet.

3. El código Morse: Un lenguaje universal

Creación y evolución del código

El código Morse, creado por Samuel Morse y perfeccionado por Alfred Vail, es quizás tan famoso como el propio telégrafo. Pero, ¿cómo surgió este ingenioso sistema de comunicación?

Inicialmente, Morse desarrolló un sistema de código numérico para transmitir mensajes. Cada palabra en un diccionario estaba asociada a un número, y estos números se transmitían a través del telégrafo. Sin embargo, este sistema resultó ser poco práctico debido a su complejidad y la necesidad de consultar constantemente el diccionario codificado.

Fue entonces cuando Alfred Vail propuso una idea brillante: ¿por qué no crear un código basado en letras en lugar de palabras? Esta sugerencia llevó al desarrollo del código Morse que conocemos hoy.

El código Morse asigna a cada letra y número una combinación única de puntos y rayas. ¿Sabías que las letras más comunes en inglés, como la “E” y la “T”, recibieron los códigos más cortos para aumentar la eficiencia de la transmisión? Esta atención al detalle y a la practicidad es un testimonio de la genialidad de Morse y Vail.

La evolución del código Morse no se detuvo con su creación inicial. A lo largo de los años, se realizaron ajustes y mejoras para optimizar su uso en diferentes contextos. Por ejemplo, se añadieron códigos especiales para signos de puntuación y para indicar el inicio y fin de transmisiones.

Impacto global y adopción

El impacto del código Morse en las comunicaciones globales fue revolucionario. Rápidamente se convirtió en el estándar para la comunicación telegráfica en todo el mundo. ¿Te has preguntado alguna vez cómo era posible comunicarse entre países que hablaban diferentes idiomas? El código Morse proporcionó una solución elegante a este problema.

La simplicidad y versatilidad del código Morse permitieron su adopción en una amplia variedad de contextos. Se utilizó no solo para la comunicación telegráfica terrestre, sino también en la comunicación marítima y, más tarde, en la aviación. La famosa señal de socorro “SOS” (· · · – – – · · ·) se convirtió en un símbolo universal de peligro, trascendiendo las barreras lingüísticas.

Durante las guerras mundiales, el código Morse desempeñó un papel crucial en las comunicaciones militares. Su capacidad para transmitir mensajes de forma rápida y discreta lo convirtió en una herramienta invaluable en el campo de batalla.

Incluso con el advenimiento de tecnologías de comunicación más avanzadas, el código Morse ha mantenido su relevancia en ciertos ámbitos. Los radioaficionados de todo el mundo continúan utilizándolo, y sigue siendo un sistema de comunicación de respaldo en situaciones de emergencia.

El código Morse también ha dejado su huella en la cultura popular. ¿Alguna vez has visto en una película o serie de televisión a alguien comunicándose a través de golpes en una pared o destellos de luz? Eso es el legado del código Morse en acción.

Es fascinante pensar que un sistema de comunicación tan simple en su concepto haya tenido un impacto tan duradero. El código Morse no solo revolucionó las comunicaciones en su época, sino que también sentó las bases para el desarrollo de sistemas de codificación más avanzados en la era digital.

La historia del código Morse nos recuerda la importancia de la simplicidad y la eficiencia en el diseño de sistemas de comunicación. ¿No es sorprendente cómo un sistema basado en solo dos elementos – puntos y rayas – pudo transmitir todo el espectro de la comunicación humana?

4. Luchas y triunfos: El camino hacia el reconocimiento

Batallas legales y patentes

El camino de Samuel Morse hacia el reconocimiento y el éxito no estuvo exento de obstáculos. Uno de los mayores desafíos que enfrentó fueron las disputas legales sobre la paternidad y los derechos de patente de su invención. ¿Te has preguntado alguna vez cuán difícil puede ser proteger una idea revolucionaria?

Morse y el telégrafo

Morse solicitó su primera patente para el telégrafo eléctrico en 1837, pero no fue hasta 1840 que finalmente se le concedió. Durante este período, y en los años siguientes, Morse tuvo que defender vigorosamente sus derechos de patente contra numerosos competidores y imitadores.

Una de las batallas legales más notables fue contra Royal Earl House, inventor de un telégrafo de impresión. House argumentaba que su invención era significativamente diferente y superior a la de Morse. Este caso llegó hasta la Corte Suprema de los Estados Unidos, que finalmente falló a favor de Morse en 1854, confirmando la validez y amplitud de su patente.

¿Sabías que Morse también tuvo que luchar contra acusaciones de plagio? Algunos críticos argumentaban que había copiado ideas de otros inventores europeos. Sin embargo, Morse logró demostrar la originalidad de su sistema, que combinaba de manera única el telégrafo eléctrico con un código de comunicación eficiente.

Estas batallas legales no solo fueron agotadoras emocional y financieramente para Morse, sino que también retrasaron la adopción generalizada de su invención. No obstante, su perseverancia en defender sus derechos fue crucial para asegurar su lugar en la historia y el reconocimiento merecido por su innovación.

Éxito comercial y expansión internacional

A pesar de los desafíos legales, el telégrafo de Morse finalmente logró un éxito comercial sin precedentes. ¿Te imaginas cómo cambió el mundo cuando de repente fue posible enviar mensajes instantáneos a través de continentes?

La primera línea telegráfica comercial, inaugurada en 1844 entre Washington D.C. y Baltimore, fue solo el comienzo. En los años siguientes, se produjo una rápida expansión de la red telegráfica en los Estados Unidos. Para 1861, una línea transcontinental conectaba la costa este con la oeste, revolucionando las comunicaciones en el vasto territorio norteamericano.

El éxito del telégrafo de Morse no se limitó a los Estados Unidos. Pronto, el sistema se extendió internacionalmente. En 1851, se tendió el primer cable submarino a través del Canal de la Mancha, conectando Inglaterra y Francia. Este fue solo el preámbulo de uno de los proyectos más ambiciosos de la época: el cable telegráfico transatlántico.

La instalación del cable transatlántico, completada en 1866 después de varios intentos fallidos, marcó un hito en las comunicaciones globales. Por primera vez en la historia, Europa y América podían comunicarse en cuestión de minutos en lugar de semanas. ¿Puedes imaginar el impacto que esto tuvo en el comercio, la diplomacia y el intercambio de información?

El éxito comercial del telégrafo trajo consigo una considerable riqueza y reconocimiento para Morse. Aunque inicialmente había luchado para obtener financiación, ahora recibía honores y premios de gobiernos y instituciones de todo el mundo. En 1858, representantes de diez países europeos se reunieron en París para otorgarle un premio de 400,000 francos en reconocimiento a su contribución a las comunicaciones modernas.

Este éxito permitió a Morse dedicar sus últimos años a la filantropía y a causas que le apasionaban. Donó generosamente a instituciones educativas y religiosas, y se convirtió en un defensor de los derechos de los inventores.

La historia de Morse es un testimonio de cómo la perseverancia y la visión pueden superar incluso los obstáculos más desalentadores. Su lucha por el reconocimiento y el éxito comercial no solo aseguró su lugar en la historia, sino que también allanó el camino para futuras innovaciones en el campo de las comunicaciones.

5. Legado de Samuel Morse en las telecomunicaciones modernas

Influencia en tecnologías posteriores

El impacto de Samuel Morse en el mundo de las comunicaciones va mucho más allá del telégrafo y el código que llevan su nombre. Su trabajo sentó las bases para prácticamente todas las formas de comunicación electrónica que vinieron después. ¿Alguna vez te has preguntado cómo las ideas de Morse siguen influyendo en la tecnología que usamos hoy en día?

El principio fundamental del telégrafo de Morse – la transmisión de información a través de señales eléctricas – es la base de las telecomunicaciones modernas. El teléfono, inventado por Alexander Graham Bell en 1876, fue en muchos sentidos una evolución natural del telégrafo. Bell incluso trabajó inicialmente en mejorar el telégrafo antes de dar el salto a la transmisión de voz.

La radio, otro hito en la historia de las comunicaciones, también debe mucho a Morse. Los primeros sistemas de radio utilizaban el código Morse para transmitir mensajes, y los principios de la telegrafía sin hilos fueron fundamentales para su desarrollo. ¿Sabías que el famoso SOS (· · · – – – · · ·) en código Morse siguió siendo la señal de socorro estándar en las comunicaciones marítimas hasta bien entrado el siglo XXI?

Incluso en la era digital, el legado de Morse persiste. Los principios de codificación y transmisión de datos que él pioneramente desarrolló son la base de los protocolos de comunicación modernos. Cada vez que envías un mensaje de texto o un email, estás utilizando un sistema que, en esencia, no es tan diferente del telégrafo de Morse.

Además, el código Morse sigue siendo relevante en ciertos contextos. Los radioaficionados de todo el mundo continúan utilizándolo, y sigue siendo un sistema de comunicación de respaldo en situaciones de emergencia debido a su simplicidad y robustez.

Reconocimientos y honores póstumos

El impacto duradero de Samuel Morse en el mundo de las comunicaciones ha sido reconocido de numerosas formas a lo largo de los años. ¿Te has encontrado alguna vez con un monumento o un lugar que lleve su nombre?

En 1871, un año antes de su muerte, se erigió una estatua de Morse en el Central Park de Nueva York, un honor raramente concedido a una persona viva en ese momento. Esta estatua sigue siendo un recordatorio visible de su contribución a la ciudad y al mundo.

Numerosas instituciones educativas han honrado la memoria de Morse. Por ejemplo, la Universidad de Yale, su alma mater, nombró uno de sus colegios residenciales en su honor: Morse College. Además, muchas escuelas y calles en Estados Unidos llevan su nombre, perpetuando su legado.

En el mundo de la tecnología, Morse ha sido reconocido de diversas maneras. En 1988, fue incluido en el National Inventors Hall of Fame, un reconocimiento a su contribución fundamental a la innovación estadounidense.

Quizás uno de los honores más intrigantes que ha recibido Morse proviene del mundo de la astronomía. En 1976, la Unión Astronómica Internacional nombró un cráter en la cara oculta de la Luna en su honor. El cráter Morse, con un diámetro de 79 kilómetros, es un testimonio cósmico de la importancia de su trabajo.

El código Morse también ha sido honrado de maneras únicas. En 2004, cuando el uso oficial del código Morse en las comunicaciones marítimas llegaba a su fin, la letra “N” en código Morse (– ·) fue transmitida globalmente como un tributo final, marcando el fin de una era pero también celebrando el impacto duradero de esta forma de comunicación.

Estos reconocimientos y honores póstumos no solo celebran los logros de Morse, sino que también sirven como un recordatorio constante de cómo una sola invención puede cambiar el curso de la historia. La vida y obra de Samuel Morse nos inspiran a pensar en grande y a perseverar en la búsqueda de soluciones innovadoras a los desafíos de nuestro tiempo.

6. Samuel Morse: El hombre detrás del código

Samuel Morse, cuyo nombre completo era Samuel Finley Breese Morse, nació el 27 de abril de 1791 en Charlestown, Massachusetts, y falleció el 2 de abril de 1872 en Nueva York. Este inventor y pintor estadounidense es principalmente conocido por ser el creador del telégrafo eléctrico y del código que lleva su nombre, el código Morse.

Pero, ¿quién era realmente Samuel Morse más allá de sus famosos inventos? Morse fue un hombre de múltiples talentos y pasiones. Antes de dedicarse a la invención, se formó como pintor y llegó a ser un retratista de considerable renombre. Estudió en la Universidad de Yale, donde no solo desarrolló su talento artístico, sino que también se interesó por la ciencia, especialmente por la electricidad.

La vida de Morse estuvo marcada por una serie de eventos personales que influyeron profundamente en su trayectoria profesional. Quizás el más significativo fue la muerte de su primera esposa en 1825, un suceso que lo impulsó a buscar formas más rápidas de comunicación a larga distancia.

¿Sabías que Morse no solo fue inventor, sino también profesor? En 1832, fue nombrado profesor de pintura y escultura en la Universidad de la Ciudad de Nueva York (ahora Universidad de Nueva York). Fue durante su tiempo como profesor cuando comenzó a desarrollar seriamente su idea del telégrafo eléctrico.

Morse era conocido por su perseverancia y determinación. A pesar de enfrentar numerosos obstáculos, incluyendo la falta de fondos y el escepticismo de muchos, nunca abandonó su visión del telégrafo. Esta tenacidad finalmente dio sus frutos cuando, en 1844, envió su famoso primer mensaje telegráfico: “What hath God wrought” (Lo que Dios ha forjado).

Además de sus logros tecnológicos, Morse fue un firme defensor de los derechos de los inventores. Luchó incansablemente por proteger sus patentes y se convirtió en una figura importante en el desarrollo de las leyes de propiedad intelectual en los Estados Unidos.

En sus últimos años, Morse se dedicó a la filantropía, donando generosamente a causas educativas y religiosas. También se involucró en la política, aunque sus opiniones a veces fueron controvertidas, especialmente en lo que respecta a la esclavitud y los derechos civiles.

La vida de Samuel Morse es un testimonio de cómo la curiosidad, la perseverancia y la innovación pueden cambiar el mundo. Su legado perdura no solo en el campo de las comunicaciones, sino también como un ejemplo de cómo el arte y la ciencia pueden combinarse para producir avances revolucionarios.

7. Conclusión: El impacto duradero de un visionario

Samuel Morse, un hombre cuya vida abarcó gran parte del siglo XIX, dejó una huella indeleble en el mundo de las comunicaciones que persiste hasta nuestros días. Su viaje desde pintor talentoso hasta inventor revolucionario es un testimonio del poder de la curiosidad, la perseverancia y la innovación.

El telégrafo eléctrico y el código Morse no fueron simplemente inventos; fueron catalizadores de un cambio global sin precedentes. Acortaron distancias, aceleraron el flujo de información y sentaron las bases para la era de las comunicaciones modernas en la que vivimos hoy. ¿No es fascinante pensar que cada mensaje de texto que enviamos, cada email que escribimos, tiene sus raíces en el trabajo pionero de Morse?

Pero el legado de Morse va más allá de la tecnología. Su vida nos enseña valiosas lecciones sobre la importancia de la adaptabilidad y la resiliencia. A pesar de enfrentar numerosos obstáculos, desde la falta de fondos hasta batallas legales, Morse nunca abandonó su visión. Su capacidad para reinventarse, pasando de artista a inventor, nos recuerda que nunca es demasiado tarde para perseguir nuevas pasiones y hacer contribuciones significativas al mundo.

Además, la historia de Morse subraya la importancia de la colaboración en la innovación. Aunque recordamos a Morse como el inventor del telégrafo, su éxito fue en gran medida el resultado de colaboraciones con otros, como Leonard Gale y Alfred Vail. Este aspecto de su historia nos recuerda que los grandes avances a menudo surgen de la combinación de diferentes perspectivas y habilidades.

En un mundo donde la tecnología avanza a un ritmo vertiginoso, la historia de Samuel Morse nos invita a reflexionar sobre el impacto a largo plazo de nuestras innovaciones. ¿Qué inventos de hoy seguirán influyendo en la sociedad dentro de 100 o 200 años?

Finalmente, la vida de Morse nos recuerda la importancia de la comunicación en sí misma. En una era de conexión constante, ¿nos detenemos a apreciar el milagro que representa poder comunicarnos instantáneamente con personas al otro lado del mundo? El trabajo de Morse no solo cambió la forma en que nos comunicamos, sino que también transformó fundamentalmente cómo interactuamos como sociedad global.

Así que la próxima vez que envíes un mensaje o recibas una noticia de algún lugar lejano, recuerda a Samuel Morse. Su visión, perseverancia e innovación ayudaron a crear el mundo interconectado en el que vivimos hoy. Y quién sabe, tal vez su historia inspire a la próxima generación de inventores a imaginar nuevas formas de conectar nuestro mundo.

8. Comparte la historia de Samuel Morse

¿Te ha fascinado la historia de Samuel Morse tanto como a nosotros? ¡Compártela con tus amigos y familiares! En un mundo donde la comunicación instantánea es algo que damos por sentado, es importante recordar a los pioneros que hicieron posible esta realidad.

¿Por qué no intentas enviar un mensaje en código Morse a un amigo? Podrías usar una aplicación de smartphone o simplemente golpetear en una mesa. Es una forma divertida y educativa de apreciar cuán lejos hemos llegado en el mundo de las comunicaciones.

Y recuerda, cada vez que envías un mensaje de texto o un email, estás formando parte de un legado que comenzó con Samuel Morse y su revolucionario telégrafo. ¡Así que ve y comparte esta fascinante historia! Quién sabe, podrías inspirar al próximo gran inventor o inventora en tu círculo.

TecnoDigital

Apasionado por la tecnología y el desarrollo de software, me adentro en el universo de sistemas e informática con el objetivo de fomentar la innovación y resolver desafíos complejos.
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