- Identifica síntomas clave: reparaciones del sistema, modo solo lectura, BSOD y archivos corruptos.
- Verifica salud con SMART, TBW y herramientas como CrystalDiskInfo y utilidades del fabricante.
- Diagnostica con SFC, CHKDSK y WMIC; usa CrystalDiskMark para detectar caídas de rendimiento.
- Ante alertas: copia ya, clona a un SSD nuevo y evita cargas de escritura y calor excesivos.

Que tu PC tarde una eternidad en arrancar, que un archivo se corrompa sin motivo o que Windows te suelte un pantallazo azul a traición no siempre es mala suerte: a veces son pistas de que el SSD está empezando a dar guerra. En la era en la que los HDD de 5400 RPM eran la norma, una carga lenta podía ser normal; hoy, con unidades de estado sólido, los síntomas de inestabilidad son señales de alarma que conviene identificar cuanto antes.
Este artículo reúne y ordena todo lo que necesitas saber para detectar a tiempo los problemas de tu SSD, interpretar sus métricas de salud y actuar con cabeza. Te explicamos señales típicas (y no tan obvias), comandos y utilidades fiables, pruebas de rendimiento y criterios de sustitución. Además, verás qué puede (y qué no) arreglar el software, y cuándo conviene pasar el testigo a un servicio profesional de recuperación de datos.
Señales claras de que tu SSD puede estar fallando
Reparaciones forzadas del sistema de archivos (el clásico aviso de Windows de “hay que reparar esta unidad”) suelen aparecer tras un apagado brusco, pero si se repiten, pueden apuntar a celdas de NAND deterioradas o interrupciones de E/S. Lo normal es “configurar y olvidar” el sistema de archivos; si cada dos por tres se corrige solo, algo físico o de firmware podría estar yendo a peor.
Si de repente te topas con el temido modo de solo lectura, el SSD permite leer pero no escribir. Podrás iniciar sesión y abrir documentos, pero olvídate de actualizar Windows, descargar archivos o editar nada en esa unidad. Este “bloqueo” lo activa el firmware como medida de seguridad cuando detecta que ya no es fiable escribir, señal inequívoca de que toca hacer una copia de seguridad y preparar sustitución.
Una pantalla azul de la muerte (BSOD) aislada no es un drama: puede deberse a drivers, RAM o GPU. Pero los BSOD recurrentes con códigos relacionados con almacenamiento son para tomárselos en serio. Toma nota del código, revisa el Visor de eventos y, si puedes, verifica la salud del SSD con una herramienta SMART para cruzar indicios.
Archivos y carpetas que antes abrías sin problema y ahora están corruptos o inaccesibles son un clásico de celdas que ya no retienen bien la carga. El ECC corrige fallos menores, pero si el error supera su capacidad, el dato se pierde o queda ilegible. A veces no es el archivo, es la ubicación física del bloque en la NAND.
Hay ocasiones en que la unidad desaparece del sistema o no la reconoce la BIOS. Esto suele indicar problemas de firmware, controlador o fallos eléctricos. Si el equipo arranca y de repente la unidad “se esfuma”, revisa cables y puertos, pero mantén la guardia: una desaparición intermitente puede preceder a un fallo total.
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Aplicaciones que se cierran de golpe durante operaciones de lectura/escritura pueden ser un síntoma indirecto de inestabilidad en la unidad.
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Si usas HDD además de SSD, ruidos de clics o zumbidos del disco mecánico son mala señal (los SSD no hacen ruido, pero conviene diferenciar para no culpar al que no toca).
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Tiempo de acceso disparado al abrir programas o buscar archivos y bloqueos que exigen reiniciar son pistas cuando se suman a otras.
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Temperaturas elevadas en la zona del M.2/NVMe, pérdidas de datos “fantasma” o que Windows no reconozca la unidad en el arranque cuadran con degradación o sobrecalentamiento.

SMART, TBW, MTBF/AFR y cómo interpretar la salud real
La tecnología SMART (Self‑Monitoring, Analysis and Reporting Technology) expone métricas clave de la unidad: recuentos de errores, bloques reasignados, temperatura, horas encendido y, en SSD, indicadores de desgaste como “Life Remaining” o “Wear Leveling Count”. Si ves estados como “Pred Fail”, Windows o la herramienta han detectado parámetros fuera de rango que anticipan problemas serios.
En SSD la vida útil se modela con dos lentes complementarias. Por un lado, la resistencia de las celdas se expresa como TBW (Terabytes Written), que marca cuántos terabytes garantizan sin comprometer integridad. Por otro, la fiabilidad electrónica (controladora, reguladores, firmware) se resume en MTBF y AFR. Aunque independientes del TBW, el calor y la intensidad de E/S aceleran el desgaste y la fatiga de soldaduras, así que ambos mundos se acaban tocando.
Para hacerte una idea en años, hay una fórmula orientativa: TBW × 1024 / (GB escritos al día × 365). Un SSD de 600 TBW con 25 GB/día arroja unos 67,3 años teóricos; es un cálculo conservador y no contempla picos de carga ni temperaturas, pero ilustra que en uso doméstico normal es raro agotar el TBW antes de jubilar el PC.
Ojo con los porcentajes de salud: un 10% restante no implica muerte mañana. En estudios de campo, hay unidades que tardaron casi una década en llegar ahí; aun así, el desgaste puede acelerarse bajo carga intensa o calor. Lo sensato es vigilar de cerca, hacer copia de seguridad y planificar el reemplazo.
Herramientas y comandos fiables para diagnosticar en Windows
Empieza por CrystalDiskInfo, gratuito y muy útil para leer SMART en SATA y NVMe, y otras herramientas de mantenimiento. Muestra salud, temperatura, horas y atributos específicos de fabricante. Si reporta “Bueno” y no hay reintentos ni errores no corregibles, probablemente el problema sea lógico o de software, no físico.
Si el SMART no pita, pasa a comprobar archivos del sistema. Abre un Símbolo del sistema en modo administrador y ejecuta un escaneo de integridad. Esto repara bibliotecas del sistema dañadas que pueden explicar comportamientos raros sin culpar al SSD.
sfc /scannow
Cuando sospeches de errores en el sistema de archivos, lanza CHKDSK. Es más lento, pero caza y corrige inconsistencias e intenta remapear sectores lógicos en NTFS. En un terminal elevado, estos comandos son los habituales y cada uno cumple su función.
chkdsk C: /f /r /x
chkdsk /scan
Para una comprobación rápida, la consola WMI integrada te da un indicador binario de salud. Ejecuta WMIC y consulta el estado del dispositivo; “OK” es buena señal, “Pred Fail” es momento de copia de seguridad ya.
wmic
diskdrive get status
No olvides el Visor de eventos: errores de E/S, reintentos CRC o avisos como el Event ID 153 aportan contexto de capa de sistema. Si solo ves tormentas de restablecimiento de enlace sin SMART crítico, podría ser problemas con controladores antes que la unidad.
Prueba de rendimiento: estrés controlado para aflorar fallos
Con CrystalDiskMark puedes estresar la unidad escribiendo patrones de prueba para medir lecturas y escrituras secuenciales y aleatorias. Si el test se cuelga, lanza errores o arroja velocidades inusualmente bajas frente a las esperadas para tu modelo e interfaz, conviene investigar: puede haber throttling por temperatura, firmware desactualizado o celdas en las últimas.
Software para ver SMART: opciones y matices
HD Tune
Permite vigilar salud y rendimiento, con pestañas “Health” (atributos SMART), “Error Scan” (escaneo rápido/lento de superficie) y “Speed Map” (mapa de velocidades por sector). El análisis lento es minucioso y puede tardar mucho. Su interfaz está algo anticuada, pero sigue siendo efectiva y clara.
CrystalDiskInfo
Grande en simplicidad: mucha información útil de un vistazo (temperatura, estado de salud, horas, modos de transferencia y atributos críticos). Tiene versión portable. La contrapartida es que algunos términos pueden abrumar si no estás familiarizado con la jerga SMART.
Hard Disk Sentinel
Destaca por su monitorización en tiempo real, interpretación detallada y alertas. Incluso puede enviar avisos por correo si detecta valores anómalos. La versión gratuita tiene límites frente a la de pago y la interfaz no es la más amable para principiantes, pero el análisis es profundo.
GSmartControl
Gratuito y de código abierto, muy completo para usuarios curiosos o avanzados. Permite tests cortos y largos y lectura detallada de atributos. Es preciso y multiplataforma, aunque su interfaz exige entender qué estás mirando para interpretar resultados con acierto.
Herramientas del fabricante
Utilidades como Samsung Magician, Western Digital Dashboard, Crucial Storage Executive, Kingston SSD Manager, ADATA SSD Toolbox, Corsair SSD Toolbox o Kioxia/Toshiba SSD Utility exponen indicadores propietarios, permiten actualizar firmware y ejecutar diagnósticos que herramientas genéricas no tocan. Úsalas como complemento.
Vida útil: TBW, tipo de NAND, controlador y la diferencia SATA vs NVMe
La durabilidad depende del tipo de memoria (SLC, MLC, TLC, QLC) y del controlador. A mayor densidad por celda, normalmente menor resistencia, aunque los algoritmos modernos han mejorado mucho el panorama para TLC y QLC. El controlador es “el cerebro”: gestiona wear leveling, garbage collection y corrección de errores.
En fiabilidad, SATA vs NVMe no marcan diferencias intrínsecas; lo que cuenta es la NAND y la calidad del diseño. Eso sí, los NVMe (sobre todo PCIe 4.0/5.0) rinden mucho más y generan más calor, por lo que conviene usar disipador para no acortar su vida por temperatura.
En la práctica, muchas unidades de consumo duran entre 5 y 10 años. Los valores MTBF de los SSD rondan 1,5 millones de horas frente a 250.000 de un HDD típico. Y aunque algunos análisis apuntan a que la flash bajará de precio frente al HDD en poco tiempo, hoy por hoy compensa mirar TBW, garantía (ideal 5 años) y tu patrón de uso antes de elegir.
Si quieres cifras, TBW es el indicador práctico que debes revisar en la ficha técnica. Para uso doméstico es raro superarlo; para cargas profesionales (edición de vídeo 4K/8K, compilaciones masivas), apuesta por unidades con TBW alto.
Qué hacer si ves errores SMART o una salud por debajo del 25%
Primero y sin excusas: haz una copia de seguridad inmediata a la nube o a un disco externo. Evita instalar actualizaciones grandes o crear picos de escritura. Mantén el equipo fresco y, si puedes, reduce escrituras innecesarias (archivos temporales pesados, descargas masivas).
Para sustituir sin dramas, clona el disco con herramientas como Macrium Reflect o Clonezilla a un SSD nuevo. Así conservas sistema, programas y datos tal cual. Reemplazar el SSD principal suele ser más rápido que reinstalar todo desde cero y te quita un marrón de encima.
Optimiza lo posible mientras llega el reemplazo: no desfragmentes (en SSD no aporta), puedes desactivar la indexación si tu flujo no lo exige y procura no llenar la unidad al 100% para que el controlador tenga margen de bloques libres. Recuerda que CHKDSK o CrystalDiskInfo no reparan daños físicos; arreglan lógica, no hardware.
¿Se puede “revivir” un SSD muerto? Recuperación de datos sin humo
Si el SSD ha fallecido por controlador o firmware, no hay software milagroso. A veces se puede particionar para rascar datos, pero es labor de especialista y no garantiza estabilidad. Si la unidad entra en solo lectura “pre‑fallo”, es tu ventana de oportunidad para clonar o extraer archivos antes del adiós definitivo.
Cuando el problema es físico (picos de tensión, daño eléctrico, soldaduras, controladora), lo profesional es acudir a servicios especializados de recuperación de datos. Existen empresas con alta tasa de éxito (por ejemplo, Stellar Data Recovery o Data Recovery Lab), que trabajan a bajo nivel con equipos y procedimientos adecuados. Desconfía de supuestos “parches mágicos” descargables: abundan el malware y las falsas promesas.
Datos de campo: por qué la gente no actúa a tiempo
En análisis de más de 100.000 SSD se observó que un porcentaje cercano a 1 de cada 5 unidades estaba ya en estado “muy malo” (0–25% de salud), mientras el 77% seguía “bueno”. Aun viendo alertas, muchos usuarios continúan usando la unidad hasta el colapso por falta de conciencia, porque el rendimiento no parece tan malo o porque les incomoda interpretar SMART.
Moraleja: la degradación no siempre se nota hasta que es tarde. Un 10% de vida restante puede durar months o más, o caer en picado con calor y cargas intensas. La vigilancia periódica y una política de copias sensata evitan disgustos mayúsculos.
Otras herramientas y notas prácticas
Además de las utilidades ya citadas, hay software que algunos usuarios emplean para mantenimiento del sistema y drivers. Programas como Outbyte PC Repair (optimización general), Camomile (panel simple de salud en tiempo real) o Driver Updater (controladores al día) aparecen en algunas guías. Úsalos con criterio: no sustituyen a SMART ni a las utilidades del fabricante, pero pueden ayudar a reducir cuellos de botella por software.
Preguntas frecuentes útiles
¿Qué significa “Pred Fail” en WMIC o en SMART?
Es un aviso de fallo predictivo: sectores reasignados, errores no corregibles, P/E fuera de rango… No tiene por qué romperse mañana, pero ya ha dado señales. Toca copia y plan de reemplazo.
¿Pueden CHKDSK o CrystalDiskInfo arreglar daños físicos?
No. Reparan lógica (sistema de archivos, metadatos) o informan del estado. Daños en controladora, alimentación o NAND requieren intervención especializada.
¿Es “seguro” seguir con el SSD tras reparar con CHKDSK?
Si CHKDSK corrige errores lógicos y SMART está limpio, puede seguir en uso con vigilancia. Si reaparecen errores o asoman fallos SMART, reduce riesgo y cambia cuanto antes.
¿Cómo sé si mi SSD está cerca de su fin de vida?
Consulta en herramientas como CrystalDiskInfo o Hard Disk Sentinel el porcentaje de salud, TBW consumido y atributos de desgaste. Advertencias en “Wear Leveling Count” o Life Remaining bajo son señales de que conviene reemplazar.
¿SATA o NVMe: cuál es más fiable?
La interfaz no define la fiabilidad. Importa el tipo de NAND, el controlador y el diseño térmico. Los NVMe trabajan más calientes; con disipador y buena ventilación, no hay por qué sufrir más fallos.
¿Interno o externo: cuál falla menos?
Por uso, el interno asume menos golpes y desconexiones. Un SSD externo de calidad sigue siendo robusto (sin partes móviles), pero tiene más riesgo por manipulación y retiradas bruscas durante escrituras.
Si has detectado varias de estas señales, has visto avisos SMART o las pruebas no cuadran con el rendimiento esperado, no lo dejes para mañana: copia tus datos, comprueba con herramientas del fabricante, actualiza firmware si procede y planifica el reemplazo. Con un par de comandos, una revisión SMART mensual y un clon a tiempo, convertirás un posible desastre en un simple cambio de unidad sin sudores fríos.
Tabla de Contenidos
- Señales claras de que tu SSD puede estar fallando
- SMART, TBW, MTBF/AFR y cómo interpretar la salud real
- Herramientas y comandos fiables para diagnosticar en Windows
- Prueba de rendimiento: estrés controlado para aflorar fallos
- Software para ver SMART: opciones y matices
- Vida útil: TBW, tipo de NAND, controlador y la diferencia SATA vs NVMe
- Qué hacer si ves errores SMART o una salud por debajo del 25%
- ¿Se puede “revivir” un SSD muerto? Recuperación de datos sin humo
- Datos de campo: por qué la gente no actúa a tiempo
- Otras herramientas y notas prácticas
- Preguntas frecuentes útiles