Cómo usar Autoruns para acelerar el arranque de Windows al máximo

Última actualización: 20 de diciembre de 2025
  • Autoruns permite ver y desactivar con precisión todos los elementos que se ejecutan al inicio de Windows, más allá de lo que muestra el Administrador de tareas.
  • Configurar correctamente opciones como Inicio rápido, aplicaciones en segundo plano y efectos visuales reduce de forma notable el tiempo de arranque.
  • Eliminar bloatware, revisar servicios y evitar programas innecesarios en segundo plano mejora tanto el arranque como el rendimiento general del sistema.
  • Las optimizaciones de software se potencian si se combinan con mejoras de hardware como instalar una SSD y aumentar la memoria RAM.

Herramienta Autoruns para optimizar el inicio de Windows

Cuando estrenamos ordenador o acabamos de formatear e instalar Windows desde cero, todo vuela y el arranque del sistema dura apenas unos segundos. Pero con el paso de los meses, a base de instalar programas, drivers y mil utilidades, ese arranque empieza a hacerse eterno y el equipo se vuelve perezoso incluso antes de poder mover el ratón con normalidad. Si quieres más consejos para mejorar el rendimiento de tu PC, consulta nuestra guía práctica.

Buena parte de la culpa la tienen los programas que se configuran para iniciarse automáticamente cada vez que encendemos el PC. Muchos desarrolladores dan por hecho que su software debe cargarse siempre al inicio, aunque realmente lo usemos muy de vez en cuando. Aquí es donde entra en juego Autoruns, una herramienta avanzada de Microsoft Sysinternals que permite ver y controlar con todo detalle qué se ejecuta al arrancar Windows para ganar velocidad y rendimiento.

Qué es Autoruns y por qué ayuda a acelerar el arranque de Windows

Autoruns es una utilidad gratuita de Microsoft Sysinternals diseñada para mostrar absolutamente todos los elementos que se ponen en marcha de forma automática en Windows: no solo los típicos programas de inicio, sino también servicios, tareas programadas, extensiones de navegador y muchos otros puntos de entrada que cargan en segundo plano.

Una de las malas costumbres del software que instalamos es que muchos programas se apropian del arranque del sistema, añadiendo procesos, servicios y módulos que se ejecutan sin preguntar. Al principio casi no se nota, pero con el tiempo el equipo se llena de cargas innecesarias que hacen el inicio de Windows cada vez más lento y pesado.

Con Autoruns podemos ver en una sola ventana todo lo que Windows intenta cargar en el arranque, incluso aquello que no aparece en el Administrador de tareas. Cada elemento se presenta con un checkbox para activarlo o desactivarlo fácilmente, lo que facilita muchísimo la limpieza sin tener que desinstalar el programa completo ni tocar el registro a mano.

Además de los programas convencionales, Autoruns detecta otros puntos críticos de carga como complementos de Internet Explorer, servicios del sistema, controladores, tareas programadas o extensiones de explorador. Gracias a esto, no solo optimizamos el arranque, sino también la cantidad de procesos que se quedan trabajando en segundo plano consumiendo CPU y RAM.

Realizar un mantenimiento periódico con Autoruns es una forma muy eficaz de evitar que Windows se vuelva inusable con el tiempo. En lugar de resignarnos a que el equipo vaya cada vez peor y acabar recurriendo a un formateo, podemos revisar cada cierto tiempo qué arranca con el sistema y desactivar todo lo que no sea imprescindible.

Descarga, instalación y configuración básica de Autoruns

Para poder usar esta herramienta lo primero es descargar el paquete oficial Autoruns para Windows desde la web de Sysinternals (Microsoft). El archivo se ofrece en formato ZIP, por lo que tendremos que guardarlo en nuestro equipo y descomprimirlo en una carpeta de nuestra elección.

Dentro del ZIP encontraremos varios ejecutables, y lo más habitual es lanzar autoruns.exe con permisos de administrador. Es importante hacerlo así para que la aplicación pueda leer y modificar todas las entradas de inicio sin que el sistema bloquee cambios o muestre constantes avisos de permisos.

Una vez abierta la herramienta, conviene hacer una primera configuración desde el menú Options. Es muy recomendable marcar las casillas Hide Empty Locations (ocultar ubicaciones vacías) y Hide Microsoft Entries (ocultar entradas de Microsoft). De este modo, ocultamos el ruido de entradas del sistema que son necesarias para el correcto funcionamiento de Windows y nos centramos en las aplicaciones de terceros, que son las que casi siempre conviene revisar y recortar.

Al trabajar con estas opciones activadas, evitamos tocar archivos críticos de Windows y reducimos el riesgo de desactivar algo esencial. Lo que veremos en pantalla serán, sobre todo, programas y servicios añadidos por nosotros o por otros fabricantes, que sí son candidatos claros a ser deshabilitados para acelerar el inicio.

Desde el momento en que cargamos Autoruns, la herramienta tarda unos segundos en analizar el sistema y rellenar la lista completa de elementos de inicio. Durante ese tiempo podemos observar en la parte inferior un pequeño indicador de progreso y, cuando termina, tendremos a la vista un inventario muy detallado de todo lo que arranca junto con Windows.

Cómo ver y gestionar los programas que arrancan con Windows usando Autoruns

La ventana principal de Autoruns se organiza por pestañas, cada una correspondiente a un tipo de punto de inicio, pero una de las más interesantes para la mayoría de usuarios es la de Startup o Logon. En esa sección aparecen listados todos los programas que se ejecutan cuando iniciamos sesión en Windows.

Desde ese listado podemos marcar o desmarcar las casillas de cada programa para decidir si queremos que se inicie automáticamente o no. Desmarcar un elemento no borra el programa del ordenador, simplemente impide que se cargue al arrancar el sistema. Si en algún momento nos arrepentimos o detectamos que hemos deshabilitado algo que necesitábamos, solo hay que volver a marcar la casilla para reactivar su inicio automático.

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Cuando no sabemos a qué corresponde una entrada concreta, es muy útil fijarse en la descripción y el campo Publisher (editor o fabricante). Esta información nos ayuda a identificar si lo que vemos es, por ejemplo, un componente de Adobe, un módulo de un antivirus, un driver de impresora o algo totalmente desconocido. Es un recurso clave para evitar desactivar algo importante sin querer.

La columna de Publisher también sirve como indicador de seguridad, ya que un programa que se hace pasar por otro pero cuyo editor no coincide puede ser sospechoso de malware. Por ejemplo, si aparece una supuesta actualización de Adobe pero el publisher no es «Adobe Systems Incorporated» o similar, conviene desconfiar y analizar la entrada con más detalle.

Autoruns resalta algunas entradas con colores especiales para llamar la atención. Normalmente, eso indica problemas como rutas rotas, archivos que ya no existen o firmas digitales que no encajan. Estas marcas son muy útiles para localizar restos de programas desinstalados o componentes que ya no tienen sentido y que, sin embargo, siguen intentando ejecutarse en el arranque.

Con un clic derecho sobre cualquier entrada se abre un menú contextual desde el que podemos acceder a acciones avanzadas muy prácticas. Entre ellas, abrir la carpeta de origen del archivo, ir directamente a la clave de registro asociada, consultar propiedades, buscar información del elemento en Internet o incluso escanearlo con ciertos servicios online de seguridad, según la versión que usemos.

Una vez hayamos desactivado los programas que no necesitamos que arranquen con el sistema, el siguiente paso es reiniciar el equipo para comprobar la mejora en el tiempo de arranque. Si todavía notamos que el inicio sigue siendo lento, podemos volver a Autoruns y seguir ajustando hasta encontrar un equilibrio entre rapidez y comodidad.

Opciones avanzadas de Autoruns para un control total del inicio

Más allá de gestionar los programas de la pestaña de inicio, Autoruns ofrece un control muy profundo sobre otros muchos componentes que afectan al arranque y al rendimiento. El objetivo no es solo que Windows cargue más rápido, sino también evitar que el sistema se llene de procesos residentes innecesarios.

Las diferentes pestañas de la herramienta permiten revisar, por ejemplo, servicios del sistema, drivers, tareas programadas, extensiones de Explorer e Internet Explorer, componentes de impresión, codecs y muchos otros elementos. Todos ellos se ejecutan en algún momento del inicio o poco después, y algunos pueden ralentizar tanto el arranque como el uso normal del equipo.

Una característica fundamental es la opción de «Hide Signed Microsoft Entries». Al activar esta función, Autoruns ocultará las entradas firmadas digitalmente por Microsoft, permitiéndonos centrarnos en el software de terceros. Esto reduce mucho el riesgo de desactivar algo crítico del propio Windows y simplifica la identificación de lo que realmente conviene recortar.

Es importante ser prudente: aunque veamos una larga lista de entradas, no todas son candidatos a desactivarse alegremente. Determinados servicios de hardware, utilidades de seguridad o clientes de copia en la nube pueden ser necesarios según el uso que demos al ordenador. La idea es ir poco a poco, deshabilitando primero lo obvio (programas que apenas usamos, herramientas duplicadas, restos de software antiguo, etc.).

Otra ventaja de Autoruns es que, en caso de problemas, podemos revertir cambios con solo volver a marcar las casillas. Esto hace que la herramienta sea mucho más segura que toquetear el registro de Windows manualmente o usar optimizadores agresivos de terceros que no explican bien qué están modificando.

Comparativa con otras herramientas y mitos sobre acelerar el arranque

En Internet abundan programas de terceros, algunos de pago, que prometen acelerar el arranque de Windows de forma milagrosa usando supuestas técnicas avanzadas de optimización. La realidad es que, en la mayoría de casos, sus resultados distan mucho de lo que anuncian en la publicidad y, en ocasiones, pueden incluso empeorar la estabilidad o instalar aún más software innecesario. Si tu sistema sufre bloqueos o pantallazos, puedes consultar la guía sobre Windows 11 se congela para identificar causas y soluciones.

La opción más sensata es aprovechar las herramientas integradas en el propio sistema operativo y, para usuarios avanzados, utilidades oficiales como Autoruns de Sysinternals. De este modo sabemos qué se está tocando en cada momento, hay mayor transparencia y se minimizan los riesgos de dejar el sistema peor de lo que estaba.

Windows, a medida que instalamos drivers, aplicaciones y utilidades, va cargando más procesos en segundo plano y añadiendo más entradas de inicio. Esto es inevitable en parte, pero se puede controlar. No existen atajos mágicos: la mejora del arranque pasa por desactivar lo que no necesitamos y, llegado el caso, reforzar el hardware si la máquina se ha quedado corta.

Aun usando Autoruns y el resto de opciones de Windows, hay que tener claro que el software tiene un límite a la hora de acelerar un PC viejo o muy justo de recursos. Si el disco duro es lento o apenas tenemos memoria RAM, notaremos mejoría al limpiar el inicio, pero no haremos milagros. En ciertos casos será imprescindible plantearse un cambio a SSD o añadir más RAM.

Otras formas de acelerar el arranque de Windows desde el propio sistema

Autoruns es una pieza clave para controlar qué se carga al inicio, pero no es la única herramienta que influye en la velocidad de arranque. Windows 10 y Windows 11 incluyen varias funciones y parámetros que, bien configurados, pueden reducir aún más el tiempo que tarda el equipo en estar listo para usarse.

Inicio rápido (Fast Startup)

Windows 10 y Windows 11 incorporan una característica llamada Inicio rápido (Windows Fast Startup) que reduce el tiempo necesario para arrancar el sistema. Su funcionamiento es similar a la hibernación: en lugar de apagar totalmente el equipo, el sistema guarda parte del estado del núcleo y de los controladores en un archivo especial, de modo que la siguiente vez arranca desde esa imagen precargada.

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Para utilizar esta función, primero es necesario activar el modo de hibernación si no está habilitado. Para ello, podemos pulsar con el botón derecho en el botón de inicio, abrir Windows Terminal o Símbolo del sistema en modo administrador y ejecutar el comando powercfg /hibernate on. Con esto la hibernación quedará disponible en el sistema.

Después tendremos que entrar en Panel de control > Opciones de energía > Elegir el comportamiento de los botones de inicio/apagado. Desde ahí, al pulsar en «Cambiar la configuración actualmente no disponible», aparecerá la casilla para activar el inicio rápido. Marcándola, Windows guardará una parte del estado al apagar para acelerar el siguiente arranque.

Uso del Administrador de tareas para controlar el inicio

Aunque Autoruns ofrece un control muy detallado, la forma más directa para muchos usuarios es usar el Administrador de tareas de Windows para gestionar las aplicaciones que se cargan con el sistema. Se trata de una herramienta integrada y más sencilla, ideal como primer filtro antes de recurrir a utilidades avanzadas.

Podemos abrir el Administrador de tareas con la combinación de teclas Ctrl + Shift + Escape. Una vez dentro, vamos a la pestaña «Inicio» donde veremos un listado de programas que se cargan al arrancar, junto con su estado (habilitado o deshabilitado) y una estimación de su impacto en el inicio (bajo, medio, alto).

Para deshabilitar un programa solo hay que hacer clic derecho sobre la entrada y elegir «Deshabilitar». Esto impedirá que el programa se ejecute cada vez que encendamos el ordenador, pero no lo desinstalará ni impedirá que lo ejecutemos manualmente cuando lo necesitemos.

Esta gestión puede complementarse con Autoruns, ya que Autoruns muestra muchas más entradas que el Administrador de tareas. Lo ideal es usar Task Manager para lo más evidente y recurrir a Autoruns para limpiar elementos avanzados, restos de desinstalaciones o componentes que no aparecen en la interfaz estándar de Windows.

Aplicaciones en segundo plano que penalizan el arranque

Otro punto a tener en cuenta es la gran cantidad de aplicaciones en segundo plano que Windows 10 y Windows 11 cargan por defecto. Muchas de estas apps propias del sistema se mantienen ejecutándose consumiendo recursos aunque no las estemos usando activamente.

Para revisar este apartado podemos ir a Configuración > Aplicaciones, seleccionar una aplicación concreta, pulsar en los tres puntos y entrar en «Opciones avanzadas». Ahí encontraremos un apartado de permisos de ejecución en segundo plano, donde podemos indicar si queremos que la aplicación se ejecute siempre, solo en determinadas condiciones o «nunca».

Al desactivar el funcionamiento en segundo plano de apps que no utilizamos, reducimos la carga del sistema durante el arranque y el uso diario. Las aplicaciones seguirán estando disponibles cuando las abramos, pero no estarán constantemente consumiendo RAM y CPU desde el inicio.

Notificaciones, consejos de Windows y procesos accesorios

Windows también incluye ciertos procesos destinados a ofrecer consejos, notificaciones y experiencias de bienvenida que, aunque puedan tener su utilidad, añaden carga extra al sistema. Son pequeños detalles, pero sumados a todo lo anterior hacen que el arranque se vuelva más pesado.

Para aligerar este apartado podemos ir a Configuración > Sistema > Notificaciones. Desde ahí es posible desactivar las sugerencias y consejos que ofrece Windows, la experiencia de bienvenida tras las actualizaciones o la notificación de aplicaciones de inicio. Reduciendo estos elementos, el sistema tendrá algo menos de trabajo cada vez que iniciamos sesión.

Pantalla de bloqueo y contraseña de inicio

En equipos de escritorio que no se comparten con otras personas, la pantalla de bloqueo puede resultar poco útil. En algunos casos podemos configurar el sistema para pasar directamente al escritorio sin detenernos en esa pantalla intermedia, lo que ahorra unos segundos en cada arranque.

Desde Configuración > Personalización > Pantalla de bloqueo es posible ajustar cómo se muestra esta pantalla o incluso prescindir de ella según la configuración de la cuenta. Algo similar ocurre con la contraseña de inicio: en un PC personal que no se mueve de casa puede plantearse un inicio sin solicitud de credenciales, aunque aquí entra en juego el equilibrio entre comodidad y seguridad.

Optimizar CPU, RAM y servicios que se cargan al inicio

Algunos programas empiezan a consumir CPU y memoria RAM desde el mismo arranque, ralentizando tanto el inicio como el uso normal. Hay servicios y procesos del propio sistema que conviene dejar tal y como están, pero otros son totalmente opcionales y pueden desactivarse si no los usamos.

Un ejemplo clásico es OneDrive, el servicio de almacenamiento en la nube de Microsoft, que suele activarse por defecto y funcionar en segundo plano. Para usuarios que no lo utilizan o que prefieren otras soluciones como Dropbox o Google Drive, puede tener sentido evitar que se cargue al iniciar el sistema.

En ediciones de Windows que incluyen el Editor de directivas de grupo local (gpedit.msc), es posible ajustar estas políticas con gran detalle. Pulsando Windows + R, escribimos gpedit.msc y entramos en «Configuración del equipo > Plantillas administrativas». Desde ahí se puede impedir, por ejemplo, el uso de OneDrive o limitar otros componentes, siempre con cautela y sabiendo exactamente qué política se está modificando.

Ajustar la apariencia de Windows para ganar rendimiento

Windows 10 y Windows 11 utilizan por defecto efectos visuales y animaciones que hacen la interfaz más vistosa, pero que en equipos modestos pueden restar fluidez. Desactivar parte de estos efectos puede contribuir a que el sistema responda con mayor rapidez, especialmente durante el arranque y los primeros minutos de uso.

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Para ello, podemos ir a Panel de control > Sistema > Configuración avanzada del sistema > Opciones avanzadas > Rendimiento > Configuración. En esa ventana podemos seleccionar la opción «Ajustar para obtener el mejor rendimiento», que desactiva la mayoría de efectos visuales, o personalizar uno a uno cuáles queremos mantener. También puedes ver cómo desactivar efectos visuales y programas de inicio para mejorar el arranque.

En PCs con hardware limitado, estos ajustes ayudan a que el sistema consuma menos recursos desde el inicio, lo que también repercute en una sensación de arranque más ligero y en una respuesta más ágil al abrir ventanas y moverse por el escritorio.

Eliminar bloatware y software innecesario

Tanto Windows 10 como Windows 11 pueden venir acompañados de aplicaciones preinstaladas, programas de relleno y servicios que no aportan nada al uso diario para muchos usuarios. Este «bloatware» ocupa espacio, consume recursos, se actualiza en segundo plano y a menudo se cuela en el arranque sin que nos demos cuenta.

Dedicar un rato a revisar qué programas tenemos instalados y desinstalar todo lo que no necesitamos es una inversión que se nota a medio plazo. Muchas aplicaciones se pueden quitar desde la propia Configuración o desde «Agregar o quitar programas» del Panel de control.

Si queremos ir un paso más allá, existen herramientas gratuitas como Bloatware Removal Tool y otras similares que ayudan a eliminar paquetes preinstalados y servicios redundantes. Conviene usarlas con calma, leyendo bien cada opción y entendiendo qué se está borrando, para no prescindir de algo que luego podamos echar de menos.

También es buena idea revisar y desactivar sincronizaciones automáticas innecesarias (como copias continuas de nubes que no usamos) y deshabilitar la indexación de búsqueda en unidades donde no sea prioritaria. Todo esto ayuda a que Windows tenga menos carga de trabajo de fondo desde el arranque.

Ajustes de BIOS/UEFI relacionados con la velocidad de arranque

Hay que recordar que el arranque de Windows comienza realmente después de que la BIOS o la UEFI del PC haya hecho sus comprobaciones iniciales. Antes de que aparezca el logo de Windows, el firmware ya ha pasado por una serie de tests y detección de hardware que también influyen en el tiempo total de arranque.

En la mayoría de equipos modernos existe alguna opción de «arranque rápido» o similar en la BIOS/UEFI. Al activarla, el firmware omite ciertas pruebas de hardware que no son críticas para el usuario medio, reduciendo así los segundos que tarda en entregar el control al cargador de Windows.

Cambiar estos parámetros requiere entrar en la configuración de la BIOS/UEFI al encender el PC (normalmente con teclas como Supr, F2, F10, etc., según el fabricante) y revisar las opciones de «Boot» o «Startup». Cada placa base es diferente, por lo que conviene consultar la documentación o la propia interfaz para identificar correctamente los ajustes relacionados con el arranque.

Cuando el cuello de botella es el hardware

Llega un punto en el que, por mucha optimización que hagamos con Autoruns, el Administrador de tareas y todos los ajustes de Windows, las limitaciones vienen impuestas por el propio hardware del equipo. Un disco duro mecánico antiguo o una cantidad de RAM muy escasa son factores que ningún ajuste de software puede compensar por completo.

Una mejora muy efectiva para casi cualquier PC es instalar un SSD. El salto en velocidad de lectura y escritura hace que tanto el arranque de Windows como la apertura de programas se aceleren de forma drástica. Incluso un SSD SATA sencillo puede suponer un cambio enorme frente a un HDD.

Otra actualización clave es aumentar la memoria RAM hasta una cantidad razonable para las tareas que realizamos. Tener más RAM disponible reduce el uso del archivo de paginación en disco y, por tanto, ayuda a que el sistema sea más ágil desde el inicio, especialmente cuando abrimos varias aplicaciones en paralelo justo después de arrancar.

Combinando estas mejoras de hardware con una buena gestión del inicio mediante Autoruns y el resto de herramientas de Windows, podemos conseguir que el ordenador arranque rápido y se mantenga fluido durante mucho más tiempo sin necesidad de recurrir continuamente a formateos o a soluciones milagrosas poco fiables.

Utilizando Autoruns de forma periódica para revisar qué se carga al inicio, apoyándonos en el Administrador de tareas y en las opciones de inicio rápido, controlando las aplicaciones en segundo plano y liberando el sistema de bloatware, es posible recuperar gran parte de la agilidad inicial de Windows y alargar la vida útil del equipo, especialmente si complementamos estas medidas con un hardware mínimamente actualizado.

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