- Una IP estática permanece fija en el tiempo y resulta ideal para servidores, acceso remoto y servicios empresariales que requieren estabilidad y resolución DNS fiable.
- La IP dinámica cambia periódicamente mediante DHCP, es la opción habitual en conexiones domésticas y ofrece facilidad de gestión y menor coste.
- La elección entre IP estática o dinámica depende del uso: alojar servicios y teletrabajo intensivo favorecen la fija, mientras que el uso doméstico estándar encaja mejor con la dinámica.
- Es posible combinar IP dinámica del ISP con VPN de IP estática o dedicada para ganar estabilidad hacia Internet sin renunciar a la privacidad.
Si has llegado hasta aquí es porque quieres tener clarísimo qué diferencia hay entre una IP estática y una IP dinámica, cuándo te conviene cada una, cómo saber cuál usas ahora mismo y qué impacto tiene en tu seguridad, tu privacidad y tu forma de conectarte a Internet.
En las próximas líneas vamos a desgranar con calma todo lo que necesitas saber: qué es exactamente una dirección IP, en qué se distinguen las IP públicas de las privadas, estáticas de dinámicas, dedicadas de compartidas, qué ventajas e inconvenientes tiene cada tipo y cómo comprobar (paso a paso según tu sistema operativo) si tu IP es estática o dinámica.
Qué es una dirección IP y por qué es tan importante
Una dirección IP (Internet Protocol) es un identificador numérico único que se asigna a cada dispositivo que se conecta a una red basada en TCP/IP, ya sea una red local (tu Wi‑Fi de casa) o Internet. Funciona como la dirección de tu vivienda: indica dónde está tu dispositivo dentro de la red para que el resto de equipos sepan dónde enviar los datos.
A nivel técnico, una IP clásica IPv4 se compone de cuatro bloques de números entre 0 y 255 separados por puntos, algo tipo 172.16.4.205 o 192.168.0.1. Cada dispositivo conectado a una red TCP/IP tiene su propia IP: ordenadores, móviles, tablets, smart TV, consolas, routers, impresoras en red, cámaras IP, servidores web, servidores de correo… incluso el horno inteligente si lo conectas por Wi‑Fi.
Los ordenadores trabajan a gusto con números, pero a las personas nos resulta más cómodo usar nombres. Por eso existe el Sistema de Nombres de Dominio (DNS), que actúa como una agenda: traduce dominios como www.ejemplo.com a direcciones IP concretas. Cuando escribes una URL en el navegador, este pregunta al DNS por la IP asociada y se conecta allí.
Hoy conviven dos grandes versiones del protocolo IP: IPv4 e IPv6. IPv4 usa el formato clásico con cuatro bloques decimales, mientras que IPv6 emplea ocho grupos hexadecimales separados por dos puntos (algo tipo 2001:0db8:85a3:0000:0000:8a2e:0370:7334). IPv4 ofrece unos 4300 millones de direcciones y prácticamente están agotadas, mientras que con IPv6 hay tantas que es muy poco probable que se nos terminen.
Las direcciones IP, a nivel global, están coordinadas por IANA (Internet Assigned Numbers Authority), una división de ICANN, la organización internacional que se encarga de que Internet funcione de forma ordenada y segura repartiendo los rangos de IP entre los distintos registros regionales y operadores.
Diferencias entre IP pública, privada, dedicada y compartida
Antes de entrar a fondo en la guerra IP estática vs IP dinámica, viene bien tener claro que una IP no solo puede ser estática o dinámica, también puede ser pública o privada, dedicada o compartida. Son conceptos que se combinan entre sí.
Las direcciones IP privadas se usan dentro de tu red local (LAN). Normalmente es tu router el que genera y asigna esas IP privadas a los dispositivos de casa mediante DHCP. Sirven para que tus equipos se vean y hablen entre sí dentro de la red, pero no son accesibles desde Internet directamente. Rangos típicos son 192.168.x.x, 10.x.x.x o 172.16.x.x.
Las direcciones IP públicas las asigna tu proveedor de Internet (ISP) y son las que se ven desde fuera. Esa IP pública es la cara visible de tu conexión en Internet: es lo que ven las webs y servicios cuando te conectas. Un mismo hogar suele tener una sola IP pública asociada al router, y este traduce el tráfico interno con técnicas de NAT.
Si hablamos de dedicación, una IP dedicada es una que se asigna en exclusiva a un único cliente, empresa o servidor: nadie más comparte esa dirección. Se utiliza mucho en entornos corporativos, hosting profesional, servidores de correo, VPN de empresa, etc.
Por el contrario, una IP compartida es utilizada por varios usuarios o servicios al mismo tiempo. Algunos ISP y muchas VPN, por ejemplo, hacen que distintos clientes salgan a Internet con la misma IP pública, diferenciando el tráfico internamente mediante puertos y tablas de traducción.
A efectos de este artículo nos centraremos sobre todo en las IP públicas residenciales que te asigna tu operador de Internet y en si esas IP son estáticas (fijas) o dinámicas (cambiantes), porque es lo que afecta directamente a tu día a día al navegar, jugar online, conectarte en remoto o alojar servicios.

Qué es una IP estática: funcionamiento, usos y detalles clave
Una dirección IP estática (también llamada IP fija) es una IP que se mantiene estable en el tiempo. Cuando tu ISP te asigna una IP estática, esa dirección no cambia cada vez que reinicias el router ni tras cortes de luz, y puede permanecer igual durante meses o años mientras mantengas el contrato y el operador no reorganice su red.
La IP estática puede ser pública o privada, IPv4 o IPv6, pero lo importante es que no se reasigna de forma automática como parte de un pool dinámico. Suele configurarse manualmente o reservarse de forma específica, tanto en entornos domésticos avanzados como, sobre todo, en entornos profesionales.
Aunque una IP estática se considere “fija”, técnicamente se puede cambiar: tu proveedor puede reasignarte otra, o tú mismo puedes modificar IP estáticas privadas dentro de tu LAN. Pero mientras no lo hagas, la dirección se mantiene y se vuelve predecible para cualquiera que necesite conectarse a ella.
Ventajas de las direcciones IP estáticas
Las IP estáticas suelen ser la opción preferida cuando necesitas estabilidad, accesibilidad desde fuera y control fino sobre la red. Entre sus principales ventajas están:
- Resolución DNS más sencilla y estable. Al no cambiar la IP, es muy fácil asociarla de forma permanente a un nombre de dominio. Los servidores web, de correo o FTP agradecen una IP fija porque los registros DNS no necesitan actualizarse continuamente.
- Acceso remoto fiable desde cualquier lugar. Si quieres entrar a tu red doméstica o a la infraestructura de tu empresa desde fuera (VPN, escritorio remoto, cámaras de seguridad), tener siempre la misma IP hace mucho más cómodo conectarse sin andar comprobando cada dos por tres si ha cambiado.
- Menos cortes por pérdida de dirección. En dispositivos que manejan mucho tráfico o datos críticos, una IP que no se renueva ni caduca reduce la probabilidad de que haya microcortes o problemas por fallos en la asignación DHCP.
- Velocidades de subida y bajada más consistentes. Más que ir “más rápido”, lo habitual es que ofrezcan una conexión más estable y con menor latencia, algo muy valorado en juegos online, videoconferencias o servicios de streaming propios.
- Geolocalización más precisa. Como la IP se asocia durante mucho tiempo a una misma ubicación, los servicios de geolocalización pueden identificar mejor desde dónde te conectas, lo que ayuda a empresas a registrar incidencias, optimizar rutas de entrega, prevenir fraudes o personalizar contenidos.
- Mayor control individual. Al ser una IP que solo usas tú (en el caso de una IP fija dedicada), puedes aplicar listas blancas, restricciones y reglas de seguridad específicas para esa dirección, por ejemplo, permitiendo acceso a un panel de administración solo desde un servidor propio.
Desventajas y riesgos de las IP estáticas
Esa misma estabilidad que hace tan cómodas las IP estáticas también tiene su cara B: en muchos contextos son menos seguras y más caras que las dinámicas, sobre todo para usuarios particulares.
- Más fáciles de rastrear y atacar. Una IP que nunca cambia es un objetivo perfecto para los ciberdelincuentes: pueden escanearla y atacarla de forma persistente a lo largo del tiempo, sabiendo que ese “punto” de Internet seguirá existiendo allí.
- Dificultades tras un ataque grave. Si esa IP estática se ve comprometida (por ejemplo, un servidor hackeado o listado en listas negras), no siempre es inmediato cambiarla, sobre todo si forma parte de un rango dedicado, lo que puede prolongar el impacto de la brecha.
- Coste económico superior. Muchos ISP cobran un extra mensual o exigen contratar un plan de tipo empresarial para proporcionar una IP estática pública, de modo que en la práctica suele resultar bastante más cara que una IP dinámica estándar.
- Configuración manual y riesgo de errores. En ocasiones la IP estática requiere que tú mismo la introduzcas en el router o en el servidor, lo que aumenta la posibilidad de fallos de configuración en máscaras, puertas de enlace o DNS si no tienes experiencia.
- Menos privacidad por defecto. Con una IP fija es más sencillo correlacionar actividades a lo largo del tiempo, tanto para servicios legítimos como para terceros con malas intenciones, de ahí que sea clave reforzar con cortafuegos, sistemas de detección de intrusos y, en muchos casos, VPN.
Qué es una IP dinámica: cómo funciona y por qué es la opción por defecto
Una dirección IP dinámica es una IP que puede ir cambiando con el tiempo. Tu proveedor de Internet mantiene un conjunto de direcciones disponibles y las va asignando a los clientes según van conectándose. Cuando reinicias el router, tras cierto tiempo o durante tareas de mantenimiento, tu ISP puede darte una IP distinta del mismo pool.
Esta asignación se gestiona mediante el protocolo DHCP (Dynamic Host Configuration Protocol), tanto a nivel de tu proveedor (para tu IP pública) como dentro de tu router (para las IP privadas de tus dispositivos). En la práctica, la grandísima mayoría de conexiones residenciales utilizan IP dinámicas públicas.
En redes internas domésticas y en muchas oficinas también se usa DHCP para repartir IP privadas a los equipos. Ahí también hablamos de direcciones IP dinámicas internas, que se pueden reciclar y reutilizar entre dispositivos según se conectan y desconectan, sin que el usuario tenga que tocar nada.
Ventajas de las direcciones IP dinámicas
Las IP dinámicas triunfan porque son más sencillas de gestionar y mucho más baratas, tanto para el proveedor como para el usuario final, y cubren de sobra las necesidades del día a día de casi todo el mundo.
- Más económicas (a menudo, incluidas por defecto). En los planes residenciales, lo normal es que el ISP asigne IP dinámicas sin coste adicional. No tienes que pagar un plus por ellas, y eso ya es un argumento de peso para el usuario medio.
- Cero preocupaciones de configuración. El servidor DHCP del operador se encarga de todo. En casa, el router hace lo mismo con tus dispositivos. Enchufas, conectas al Wi‑Fi y listo, sin pelearte con parámetros de red.
- Menos riesgo de conflictos de direcciones. Al gestionar automáticamente el pool de IP, se reduce la posibilidad de que dos dispositivos acaben con la misma IP, algo que sí puede ocurrir si se configuran IP fijas internas a mano sin coordinación.
- Reutilización eficiente del espacio de direcciones. Al no tener IP fijas desperdiciadas, el proveedor puede reciclar direcciones que no se usan temporalmente y adaptarse mejor a millones de clientes, algo especialmente importante con IPv4.
- Ligero plus de privacidad y seguridad. Que tu IP pública cambie periódicamente dificulta un poco seguir el rastro de tu actividad a largo plazo y complica que un atacante mantenga un ataque prolongado contra la misma dirección, aunque esto no sustituye en absoluto a una buena VPN ni a un firewall decente.
Inconvenientes de las IP dinámicas
Pese a ser la opción estándar, las IP dinámicas no son la panacea para todos los escenarios. En determinados casos pueden suponer una limitación considerable, sobre todo si quieres exponer servicios al exterior.
- Poco prácticas para alojar servicios desde casa. Si montas un servidor web, de correo o de juegos en tu propia conexión, cada cambio de IP obliga a actualizar la configuración DNS o a depender de servicios de DNS dinámico, con el riesgo de pequeños periodos de inaccesibilidad.
- Complican el acceso remoto. Cuando tu IP externa va variando, conectarte por escritorio remoto o por VPN directamente a tu router exige ir comprobando qué IP tienes en cada momento o usar herramientas que la rastreen.
- Posibles cortes al renovar la concesión. Si el router o el equipo no gestionan bien la renovación DHCP, puede haber pequeños cortes cuando caduca el “alquiler” de la IP y se solicita una nueva, algo molesto en videollamadas o partidas online.
- Dependencia total del ISP para cambios rápidos. Si necesitas una IP diferente de inmediato (por ejemplo, porque un servicio ha bloqueado tu actual dirección), no siempre el operador estará dispuesto a cambiártela bajo demanda.
IP estática vs IP dinámica: diferencias clave y en qué casos conviene cada una
La gran diferencia conceptual entre una dirección IP estática y una dinámica es muy sencilla: la estática permanece, la dinámica puede cambiar. A partir de ahí, se derivan distintos usos recomendados y matices técnicos y de seguridad.
Las IP estáticas brillan cuando necesitas que tu red o tu servidor sean localizables siempre en el mismo sitio: alojar páginas web, servicios de correo, servidores de Netflix o plataformas de streaming, VPN corporativas, juegos online muy exigentes o infraestructuras críticas. En estos contextos, cualquier cambio inesperado de IP complica enormemente la operación.
Las IP dinámicas encajan como un guante en conexiones domésticas y en la gran mayoría de pymes que no alojan servicios hacia fuera. Para navegar, ver Netflix, usar redes sociales, hacer videollamadas, teletrabajar o jugar online de forma normal, no vas a notar apenas diferencia frente a una IP fija, pero pagarás menos y tendrás una gestión más sencilla.
Muchas veces también hay que diferenciar entre IP pública estática/dinámica y IP privada estática/dinámica. Dentro de tu casa, puedes reservar IP fijas privadas a dispositivos concretos (por ejemplo, una impresora o una cámara de seguridad) mientras tu IP pública sigue siendo dinámica. Así se facilita su gestión interna sin necesidad de contratar una IP fija pública.
En resumen práctico, si administras una web desde , un servicio de correo empresarial, un servidor de juegos con mucho tráfico o un sistema de videovigilancia accesible desde fuera, probablemente te interese una IP pública estática. En cambio, si solo quieres navegar tranquilo, usar streaming y jugar online casualmente, con una IP dinámica de tu ISP vas más que sobrado.
Cómo saber si tu IP es estática o dinámica (pública y local)
Puede que te estés preguntando: “vale, todo esto está muy bien, pero ¿cómo sé qué tipo de IP tengo ahora mismo?”. Puedes averiguarlo tanto para tu IP pública como para las IP internas de tus dispositivos, y cambia un poco el proceso según el sistema operativo.
Comprobar si tu IP pública es estática o dinámica
Para la IP que ve Internet (la pública), tienes un truco muy sencillo sin necesidad de instalar nada: usar una web de consulta de IP y reiniciar el router.
- Entra en una página tipo “Cuál es mi IP” o servicios como WhatIsMyIPAddress.
- Anota la IP pública que te muestre.
- Apaga tu router o módem unos minutos, vuelve a encenderlo y espera a que recupere la conexión.
- Vuelve a la misma web y mira si tu dirección ha cambiado.
Si la dirección es distinta, lo más normal es que tu proveedor te esté asignando una IP dinámica. Si la IP se mantiene una y otra vez pese a reinicios y al paso de días, es muy probable que tengas una IP estática o, al menos, una dinámica que apenas rota (en algunos operadores las IP cambian muy poco).
Cómo ver si tu IP local es dinámica o estática en Windows
En Windows puedes comprobar fácilmente si tu equipo obtiene su IP de forma automática (DHCP, dinámica) o manual (estática):
- Abre el buscador de la barra de tareas y escribe Símbolo del sistema, después haz clic para abrirlo.
- Escribe el comando ipconfig /all y pulsa Intro.
- Busca el adaptador de red que estés usando (Wi‑Fi o Ethernet) y fíjate en la línea DHCP habilitado.
- Si aparece “Sí”, tu IP local se asigna de forma dinámica; si muestra “No”, estás utilizando una IP estática configurada a mano.
Comprobar si tu IP local es estática o dinámica en macOS
En macOS también es muy directo saberlo desde los ajustes del sistema, sin necesidad de usar la terminal:
- Haz clic en el icono de Apple y entra en Ajustes del Sistema.
- Selecciona Wi‑Fi (o Red, según la versión) y pulsa en Detalles junto a la red a la que estés conectado.
- Entra en la pestaña TCP/IP y localiza el campo Configurar IPv4.
- Si pone “Manualmente”, tu IP es estática; si indica “Mediante DHCP”, esa interfaz está recibiendo una IP dinámica del router.
Cómo saberlo en Android
En Android, el menú puede variar ligeramente según el fabricante, pero la lógica general suele ser la misma y te permite verificar si tu móvil está tirando de DHCP o de una IP fija:
- Ve a Ajustes del dispositivo.
- Entra en Conexiones (o “Red e Internet”) y después en Wi‑Fi.
- Toca el icono de engranaje o la red a la que estés conectado.
- Busca la sección Configuración IP o similar.
- Si aparece marcada la opción DHCP, la IP es dinámica; si indica “Estática”, está fijada manualmente en el propio móvil.
Cómo comprobarlo en iOS (iPhone o iPad)
En dispositivos Apple con iOS o iPadOS también puedes averiguar de un vistazo si tu IP local se asigna de forma automática o manual desde el panel de Wi‑Fi:
- Abre la app de Ajustes.
- Toca en Wi‑Fi y selecciona la red a la que estés conectado.
- Desplázate hasta el apartado Configurar IP.
- Si ves seleccionada la opción Automática, estás usando DHCP y por tanto una IP dinámica; si se muestra Manual, tu IP local es estática.
Cómo cambiar entre IP estática y dinámica: opciones reales
Si después de entender las diferencias has decidido que te interesa un tipo de IP u otra, hay varias formas de pasar de dinámica a estática o al revés, tanto a nivel de tu conexión pública como dentro de la red local.
Conseguir una IP pública estática a través de tu ISP
La forma directa de tener una IP pública verdaderamente fija en tu casa o empresa es contratarla con tu proveedor de Internet. Los pasos generales suelen ser:
- Contactar con tu ISP y preguntar si ofrecen IP estática residencial o solo bajo planes de empresa.
- En muchos casos tendrás que migrar a un plan empresarial o contratar un extra mensual específico de IP fija.
- Una vez activado el servicio, el operador te indicará si se configura automáticamente o si debes introducir manualmente la IP, la máscara, la puerta de enlace y los DNS en tu router.
Ten muy presente que esto, además de costar más dinero, implica que tu dirección pública será mucho más estable y localizable, por lo que conviene reforzar seguridad con firewall bien configurado, actualizaciones al día y, si es posible, capas extra como IDS/IPS o una VPN corporativa.
Usar una VPN con IP estática o IP dedicada
Otra alternativa interesante, sobre todo si tu ISP no ofrece IP fija o es muy cara, es recurrir a proveedores de VPN que ofrezcan direcciones IP estáticas o dedicadas. En estos casos, tu IP pública de casa puede seguir siendo dinámica, pero hacia Internet siempre aparecerá la misma IP del servidor VPN.
- Con una IP estática de VPN, cada vez que te conectas a ese servidor sales con la misma dirección IP hacia Internet, aunque tu IP real cambie.
- Con una IP dedicada, esa IP estática no la compartes con otros clientes de la VPN: es exclusivamente tuya mientras pagues el servicio.
- Además, todo tu tráfico va cifrado de extremo a extremo entre tu dispositivo y el servidor VPN, lo que aumenta considerablemente tu privacidad y reduce la exposición de tu IP real.
Este enfoque resulta muy útil para acceder a servicios que filtran por IP, mejorar la estabilidad de ciertas conexiones remotas y mantener un buen nivel de anonimato, sin necesidad de modificar la configuración de tu línea fija con el operador.
Cómo cambiar la IP dinámica de tu dispositivo sin tocar al ISP
Si solo quieres que tu IP cambie de forma puntual (por privacidad, por un bloqueo en determinada web o para evitar límites por IP), hay métodos sencillos que no exigen pedir nada a tu operadora.
- Usar una VPN. Al conectarte a un servidor VPN, automáticamente “heredas” la IP de ese servidor. Cambiando de país o de nodo cambias de IP al instante, y además tu tráfico va cifrado.
- Utilizar un proxy. Algunos proxies permiten navegar con otra IP, aunque muchos no cifran el tráfico, de modo que tus credenciales y datos podrían quedar expuestos si no se usa HTTPS.
- Navegar con Tor. El navegador Tor enruta tu tráfico por varios nodos y te asigna IP de salida diferentes, ofreciendo mucha privacidad, a costa de una velocidad más baja.
- Reiniciar tu router. En algunos proveedores, apagar y encender el router hace que el servidor DHCP te dé otra IP pública, aunque no siempre funciona ni es inmediato.
- Cambiar de red. Si pasas del Wi‑Fi de casa a los datos móviles, o te conectas desde otra red Wi‑Fi, automáticamente obtendrás una IP pública distinta.
Ventajas e inconvenientes: ¿es mejor tener IP estática o IP dinámica?
Elegir entre IP estática y dinámica no va de cuál es “mejor” en abstracto, sino de qué uso le vas a dar a tu conexión y de cuánto quieres pagar, tanto en dinero como en esfuerzo de configuración y seguridad.
Cuándo es preferible una IP estática
Una IP estática suele ser la mejor opción cuando necesitas que tu conexión sea un punto fijo y altamente accesible en Internet, pensado para que otros se conecten a ti de forma constante.
- Empresas que alojan servicios propios: páginas web corporativas, tiendas online, servidores de correo, aplicaciones internas accesibles desde fuera… todo eso respira mejor con IP fija.
- Entornos con muchos usuarios remotos: si tu plantilla se conecta por VPN o escritorio remoto a la oficina, una IP estática simplifica las configuraciones y reduce incidencias.
- Servidores de juegos u otros servicios con alto tráfico: cuando quieres que siempre se conecten al mismo host sin depender de DNS dinámico, la IP estática da más estabilidad.
- Escenarios donde la latencia y la estabilidad son críticas: VoIP profesional, videoconferencias masivas o streaming corporativo se benefician de una infraestructura asentada en IP fijas bien gestionadas.
Eso sí, todo esto requiere ir acompañado de medidas sólidas de seguridad (firewalls, segmentación de red, monitorización, actualizaciones constantes), porque esa IP estática será un objetivo claro para escaneos y ataques automatizados.
Cuándo compensa más una IP dinámica
Para la mayoría de usuarios domésticos y muchas pequeñas empresas, lo sensato es quedarse con la IP dinámica que ya ofrece el operador, que suele funcionar de maravilla para el uso habitual de Internet.
- Conexiones de hogar estándar en las que se navega, se ve streaming, se juega online de forma normal, se teletrabaja con VPN de la empresa… una IP dinámica no supone desventaja real frente a una estática.
- Usuarios que quieren algo más de privacidad sin complicarse: al ir rotando la IP con el tiempo, es algo más difícil hilar toda tu actividad continua, sobre todo si lo combinas con VPN, bloqueo de rastreadores y buenas prácticas de seguridad.
- Escenarios con poco presupuesto: no pagar el extra de IP fija y evitar configuraciones complejas es un punto fuerte. Menos dolores de cabeza y menos gastos todos los meses.
Eso sí, aunque las IP dinámicas puedan parecer algo más discretas, no sustituyen a las medidas de seguridad reales. Tu ISP sigue pudiendo asociar tu tráfico a tu línea, y un atacante decidido puede intentar explotarte igualmente si no tienes el sistema bien protegido.
Entender cómo funcionan las IP estáticas y dinámicas, sus pros y contras, y las distintas formas de comprobar y cambiar tu tipo de dirección te permite elegir la opción que mejor encaja con tu caso: desde el usuario que solo quiere navegar sin complicarse hasta la empresa que necesita servidores siempre accesibles y teletrabajo estable, pasando por quien busca un extra de privacidad con una VPN e incluso una IP dedicada que combine lo mejor de ambos mundos.
Tabla de Contenidos
- Qué es una dirección IP y por qué es tan importante
- Diferencias entre IP pública, privada, dedicada y compartida
- Qué es una IP estática: funcionamiento, usos y detalles clave
- Qué es una IP dinámica: cómo funciona y por qué es la opción por defecto
- IP estática vs IP dinámica: diferencias clave y en qué casos conviene cada una
- Cómo saber si tu IP es estática o dinámica (pública y local)
- Cómo cambiar entre IP estática y dinámica: opciones reales
- Ventajas e inconvenientes: ¿es mejor tener IP estática o IP dinámica?