- Fuerte concentración del mercado móvil: cuatro operadores (Movistar, Vodafone, MASORANGE y Digi) reúnen más del 97 % de las líneas y marcan el ritmo de la competencia.
- Portabilidad en máximos históricos y crecimiento sostenido de la fibra FTTH, que ya roza los 18 millones de líneas y desplaza definitivamente al ADSL y al HFC.
- Subidas de precios de los grandes operadores y auge de segundas marcas y OMV low cost, lo que obliga a los usuarios a revisar consumo y tarifas para no pagar de más.
- Transformación profunda de las telecos, con ERE, automatización y cambio de modelo de negocio para adaptarse a un entorno digital dominado por 5G, IoT y servicios avanzados.
El mercado de la telefonía móvil en España está viviendo una de sus etapas más intensas y cambiantes. Las cifras de portabilidad se disparan, la fibra óptica sigue ganando terreno sin freno y los grandes operadores se ven obligados a redefinir su estrategia entre subidas de precios, fusiones y recortes de plantilla. Todo ello en un contexto donde la conectividad se ha convertido en un servicio tan básico como la luz o el agua.
Al mismo tiempo, el usuario se mueve en un ecosistema cada vez más polarizado: por un lado están las grandes telecos tradicionales con propuestas “premium” cargadas de servicios; por otro, una ola de operadores de bajo coste y segundas marcas que compiten casi únicamente en precio. Entender qué está pasando en el mercado de telefonía móvil y banda ancha es clave para saber por qué suben las facturas, quién gana la batalla por los clientes y qué alternativas reales hay para pagar menos sin renunciar a una buena conexión.
Portabilidad móvil en máximos y reparto actual del mercado

Septiembre de 2025 se ha convertido en un mes clave: la portabilidad móvil alcanzó casi 571.000 cambios de operador, concretamente 570.939, lo que supone un incremento del 11,8 % respecto al mismo mes del año anterior. Es el volumen más alto de todo el año y refleja a la perfección la fuerte rivalidad que hay entre compañías para robarse clientes.
En ese mismo mes, el parque de líneas móviles en España cerró en 62,81 millones de líneas activas, con un crecimiento interanual cercano al 4,2 %. Movistar, Vodafone y MASORANGE (resultado de la integración de Orange y el Grupo MASMOVIL) concentraron el 86,3 % de las líneas móviles, y si se suma a Digi la cifra se dispara hasta el 97,5 % del mercado.
Si miramos la cuota de mercado por operador, MASORANGE se mantiene como el gran dominador con 26,08 millones de líneas móviles y una cuota cercana al 41,5 %. Le sigue Movistar con 16,47 millones de líneas y un 26,23 % del mercado, Vodafone España con 11,63 millones y un 18,52 %, mientras que Digi alcanza los 7,06 millones, lo que supone alrededor del 11,25 %. El conjunto de los operadores móviles virtuales (OMV) independientes suma 1,54 millones de líneas y apenas un 2,47 % de cuota.
Tomando todos estos datos en conjunto, puede verse con claridad que el mercado de telefonía móvil español está fuertemente concentrado: Movistar, Vodafone, MASORANGE y Digi representan más del 97 % de todas las líneas móviles. El resto de actores apenas tienen margen para jugar, lo que explica por qué muchas de las guerras de precios parten de las propias segundas marcas de estos grupos y de un puñado de OMV muy agresivos.
Quién gana y quién pierde líneas en la guerra por el cliente

Detrás de esos casi 571.000 cambios de compañía hay un baile de ganadores y perdedores. En términos de saldo neto de portabilidad móvil en septiembre de 2025, Digi y Movistar son los grandes beneficiados, mientras que MASORANGE, Vodafone y los OMV independientes salen claramente perjudicados.
MASORANGE registró un saldo neto negativo en portabilidad de unas 43.131 líneas que salieron hacia otros operadores; Vodafone perdió 17.184 líneas y el conjunto de los OMV independientes se dejó otras 31.974. En el lado contrario, Digi logró un saldo neto positivo de 63.660 líneas y Movistar añadió 28.629 números procedentes de otras compañías, mostrando que la dinámica competitiva está favoreciendo tanto al operador histórico como al principal actor low cost del momento.
Aun así, si se analiza el total de líneas (no solo las portadas) MASORANGE logró en septiembre un aumento neto de 149.107 líneas móviles respecto al mes anterior, gracias sobre todo a nuevas altas. Digi sumó 117.586 líneas y Movistar 50.545, mientras que Vodafone España perdió de forma neta 15.171 líneas y los OMV independientes retrocedieron en 38.919.
En junio de 2025 ya se veía una tendencia similar, aunque con menos intensidad. Ese mes se realizaron 461.686 cambios de operador, un 5 % más que en junio del año previo. Movistar y Digi volvieron a ser los únicos con saldos positivos de portabilidad, con 15.481 y 66.845 líneas ganadas, respectivamente, mientras Vodafone, MASORANGE y el conjunto de OMV perdieron clientes netos. El patrón es claro: los usuarios se mueven masivamente hacia la combinación de un gran operador con imagen de calidad (Movistar) y un actor de bajo coste muy agresivo (Digi).
Evolución de la banda ancha móvil y el papel de las líneas M2M
El auge del mercado móvil no se mide solo en líneas de voz tradicionales. La banda ancha móvil, es decir, las líneas con acceso a Internet, sigue avanzando a buen ritmo. En septiembre de 2025 se contabilizaron 56,23 millones de líneas de banda ancha móvil, lo que implica un crecimiento del 5,7 % frente al mismo mes de 2024. Dentro de ese total, las líneas dedicadas exclusivamente a datos alcanzaron 702.200, reflejando el uso intensivo de dispositivos conectados más allá del smartphone clásico.
En junio de 2025, las líneas de voz con acceso a Internet sumaban ya 55,4 millones de accesos móviles, un 5,1 % más que un año antes. El crecimiento sostenido de la banda ancha móvil responde tanto al aumento de consumo de vídeo en streaming, redes sociales y juegos online como a la expansión de dispositivos conectados en movilidad, como módems 4G/5G, tablets o routers portátiles.
Un capítulo aparte merece el comportamiento de las líneas máquina a máquina (M2M), que son la base para el desarrollo del Internet de las Cosas (IoT). En junio de 2025, estas líneas alcanzaron los 18,07 millones y crecieron un 48,3 % interanual, una auténtica barbaridad si se compara con el ritmo del resto de segmentos. Son las tarjetas SIM que dan conectividad a todo tipo de dispositivos: contadores inteligentes, flotas de vehículos, sensores industriales, alarmas, soluciones de telemetría o incluso mobiliario urbano conectado.
Este boom de las líneas M2M explica por qué las telecos insisten tanto en la importancia del 5G y de los servicios avanzados de red. Aunque el usuario doméstico solo vea más velocidad en el móvil, la realidad es que el crecimiento estructural del mercado vendrá de la mano de esos millones de aparatos que se conectan y transmiten datos sin intervención humana.
Fibra óptica, banda ancha fija y retroceso del HFC
El otro gran pilar del mercado de telecomunicaciones es la banda ancha fija, donde España se ha convertido en uno de los países con mayor despliegue de fibra óptica hasta el hogar (FTTH) de Europa. En septiembre de 2025, la banda ancha fija sumó 103.482 nuevas líneas y se situó en 19,39 millones de accesos activos.
De ese total, las líneas FTTH alcanzaron los 17,6 millones de conexiones, tras crecer 116.496 en solo un mes. Mientras tanto, las líneas de HFC (las antiguas redes de cable coaxial) se redujeron en 21.279 accesos, evidenciando la sustitución de tecnologías antiguas por fibra pura. Movistar, Vodafone y MASORANGE concentraron el 81,6 % del mercado de banda ancha fija, y si se añade a Digi el porcentaje sube hasta el 94,1 %, replicando la gran concentración que ya se observa en el segmento móvil.
Si retrocedemos unos meses, en junio de 2025 la banda ancha fija también mostraba una trayectoria ascendente. En ese momento se añadieron 72.363 nuevas líneas, alcanzando los 19,18 millones de accesos. El despliegue de FTTH fue nuevamente el principal motor, con 125.853 altas netas en el mes y un parque de fibra que ya superaba los 17,3 millones de líneas. El mensaje es claro: la fibra continúa sustituyendo progresivamente al ADSL y al HFC, y se consolida como la tecnología de referencia para la conectividad fija.
En cuanto al reparto, aproximadamente el 82,2 % de las líneas de banda ancha fija estaban en manos de Movistar, Vodafone y MASORANGE en junio, reforzando su papel de operadores dominantes en el mercado fijo. El resto de compañías, incluidos OMV con oferta de fibra y operadores regionales, peleaban por un trozo relativamente pequeño del pastel, aunque en muchos casos con estrategias muy agresivas en precio.
Telefonía fija y servicios mayoristas: la parte menos visible del negocio
Aunque pueda parecer que la telefonía fija está en retirada, las cifras muestran todavía un volumen considerable. En septiembre de 2025 se contabilizaron 17,62 millones de líneas fijas, tras sumar 6.556 líneas durante el mes. Además, se realizaron 100.258 portabilidades de números fijos, un 4,1 % más que un año antes, lo que demuestra que los cambios de operador no son exclusivos del móvil.
En junio de 2025 el número de líneas de telefonía fija era muy similar, 17,59 millones, pero con un incremento mensual mayor, de 21.700 nuevas líneas. La penetración de la telefonía fija se situaba entonces en 35,8 líneas por cada 100 habitantes, mostrando que muchos hogares y negocios siguen necesitando este tipo de servicio, ya sea para voz tradicional, centralitas IP o servicios asociados.
En paralelo, los servicios mayoristas de banda ancha juegan un papel clave para que operadores que no tienen red propia puedan ofrecer fibra y xDSL. Al cierre de septiembre, el mercado mayorista contaba con 4.327.378 líneas NEBA local y 1,002 millones de líneas de acceso indirecto NEBA FTTH, todas ellas de fibra óptica. Unos meses antes, en junio, la cifra de líneas NEBA local era ligeramente superior, 4,39 millones, y las líneas NEBA FTTH se situaban en algo más de 1 millón.
Estos productos mayoristas permiten que OMV y operadores regionales lleguen a zonas donde no tienen despliegue propio, alquilando la red de los grandes. Es un negocio menos visible para el usuario final, pero imprescindible para garantizar una mínima competencia efectiva en banda ancha fija, sobre todo en áreas donde solo hay un operador de red dominante.
Mientras las cifras de líneas crecen, los tres grandes operadores tradicionales en España —Movistar, Orange y Vodafone— preparan una nueva subida de tarifas para enero de 2026. Este incremento afectará tanto a los servicios de fibra como a las tarifas de telefonía móvil, y se ha convertido casi en una cita anual que tensiona el presupuesto de muchos hogares si no toman decisiones a tiempo.
Los motivos oficiales que esgrimen estas compañías para justificar las subidas son el aumento de costes, la inversión continua en redes 5G, fibra óptica de alta velocidad, soluciones de fibra hasta la habitación (FTTR) y la introducción de estándares como WiFi 7. Se presentan como proveedores “premium” que no solo ofrecen conexión, sino una combinación de servicios avanzados: televisión de pago con canales deportivos y cine, sistemas de seguridad para el hogar, servicios de telemedicina, financiación de terminales de gama alta y una amplia red de tiendas físicas.
A estas infraestructuras hay que sumar todo el coste de mantener redes 5G y 5G+, tecnologías de voz como VoLTE, VoWiFi y VoNR, y velocidades de fibra que llegan ya a los 10 Gbps en algunos casos. Desde el punto de vista de las operadoras, esta inversión constante tiene que verse reflejada en la factura final, aunque para el usuario esto se traduzca simplemente en que cada año paga un poco más por lo mismo, o por funcionalidades que quizá no utiliza.
Hay un elemento legal clave que muchos usuarios pasan por alto: los operadores están obligados a comunicar cualquier modificación contractual con al menos un mes de antelación. Esto incluye las subidas de precio y, además, abre la puerta a rescindir el contrato sin penalización por permanencia, ya que se trata de un cambio unilateral de condiciones por parte de la compañía. El aviso suele llegar a través de la factura, por email o por SMS, y conviene leerlo con calma porque es, en la práctica, un salvoconducto para cambiar de operador sin pagar penalizaciones (salvo seguir abonando, en su caso, la financiación pendiente del móvil).
Cómo optimizar la factura: auditoría de consumo y cambio de operador
Ante este escenario de subidas generalizadas, la estrategia menos inteligente es no hacer nada. Si el cliente recibe el aviso y no responde, el operador entiende que acepta tácitamente las nuevas condiciones y la subida entra en vigor en la fecha marcada. Por eso es recomendable hacer una pequeña auditoría de consumo antes de que lleguen las nuevas tarifas.
Una forma sencilla de empezar es revisar en la app del operador cuántos gigas de datos móviles se consumen de media y qué uso se hace realmente de la conexión de fibra. Muchos usuarios pagan por datos ilimitados o por velocidades desorbitadas de fibra “por si acaso”, cuando en su día a día apenas rozan una fracción de ese caudal. Una regla práctica bastante útil es contratar una tarifa que cubra el consumo medio de datos de los últimos meses más un 20 % adicional de margen, en lugar de pagar por un exceso de capacidad que nunca se aprovecha.
En el mercado actual suele ser más fácil subir de tarifa que bajarla: si en algún momento se queda corto, el operador permite pasar a un plan superior de forma casi inmediata; en cambio, reducir prestaciones o precio suele ser más lento y con más fricción comercial. Por eso, para muchos hogares es más sensato empezar con una tarifa más ajustada y, solo si hace falta, mejorarla.
Si tras analizar el consumo se ve claro que la subida no compensa, hay dos grandes caminos: buscar tarifas más baratas dentro del mismo operador (que a veces mantiene planes antiguos más económicos) o mirar fuera. Las segundas marcas como O2 (Telefónica), Lowi (Vodafone) o Simyo (Orange), así como operadores low cost como Digi, ofrecen precios mucho más contenidos a cambio de renunciar a algunos extras como la televisión premium o la red de tiendas físicas, pero manteniendo la misma cobertura de red principal al basarse en infraestructuras de los mismos grandes grupos.
También están ganando terreno los operadores regionales y la contratación desagregada (fibra con una compañía y móvil con otra). Esta combinación puede requerir gestionar dos facturas, pero permite aprovechar las mejores ofertas de cada segmento y lograr un ahorro importante a medio plazo. Con los aumentos de precios previstos para 2026, diciembre de 2025 se convierte en un mes crítico para revisar contratos y decidir si tiene sentido seguir pagando la factura actual.
Principales rangos de precios: solo móvil, solo fibra y combinados
Para hacerse una idea clara del mapa tarifario que se está configurando, conviene mirar algunos rangos de precios representativos. En el apartado de tarifas de solo móvil con datos ilimitados, los saltos entre operadores son notables. Yoigo se sitúa en la franja baja con opciones desde unos 8 euros al mes (con ciertas limitaciones de velocidad o tramos de consumo), mientras que Vodafone arranca alrededor de 16 euros mensuales, Movistar marca un mínimo de unos 18 euros y Orange se coloca en la parte alta con tarifas que comienzan en torno a los 30 euros.
En el plano técnico, Movistar y Orange suelen incorporar 5G+ junto con VoLTE y VoWiFi, mientras que Vodafone y Yoigo se quedan en un 5G estándar con VoLTE y, en el caso de Vodafone, también VoWiFi. Detalles como la política de SMS también marcan diferencias: Movistar y Vodafone los incluyen de forma ilimitada, mientras que Orange cobra alrededor de 0,25 euros por mensaje y Yoigo 0,30 euros.
Si nos centramos en tarifas de solo fibra, los precios de los grandes operadores son relativamente similares, aunque cada euro de diferencia cuenta mucho al final del año. Orange acostumbra a situarse como opción más económica entre los “premium” con unos 30 euros al mes, seguida de cerca por Vodafone, que ronda los 31,50 euros, y por Movistar, que parte de unos 34 euros mensuales. En este segmento destaca que Movistar no exige permanencia, mientras que Orange, Vodafone y Yoigo suelen imponer compromisos de 12 meses. En equipamiento, Orange sobresale ofreciendo routers con WiFi 6, frente a otros competidores que siguen en WiFi 5.
Donde se libra gran parte de la batalla es en los paquetes combinados de fibra y móvil, que son los más contratados por los hogares españoles. Vodafone presenta algunas de las propuestas más competitivas desde unos 43 euros al mes, mientras que las ofertas equivalentes de Movistar arrancan por encima de los 50 euros y las de Orange suben hasta alrededor de 64 euros mensuales. Cuando se añaden dos líneas móviles a la combinación con fibra, Vodafone se mantiene fuerte con opciones básicas desde unos 49 euros, mientras que Movistar y Orange suelen ofrecer paquetes más completos pero también bastante más caros, con cuotas que rondan los 83 euros al mes.
Si a la fórmula se le suma televisión premium (fibra + móvil + TV con decodificador), los precios se disparan. Vodafone mantiene una política agresiva desde unos 48 euros mensuales para sus packs de entrada, mientras que Movistar suele colocarse en torno a los 64 euros y Orange a partir de 71 euros al mes. Para quienes buscan ver todo el fútbol, la elección se reduce a Movistar y Orange, con suplementos que fácilmente elevan la factura por encima de los 100 euros mensuales.
Presión regulatoria, disputas por el espectro y cambios estructurales
Más allá de España, el mercado de telefonía móvil europeo también está marcado por decisiones regulatorias y conflictos en torno al uso de las frecuencias. Un caso ilustrativo es el de Alemania, donde tras una sentencia del Tribunal Administrativo de Colonia sobre la subasta de frecuencias de 2019, el Gobierno federal se enfrenta a posibles pérdidas millonarias. En aquella subasta, la Agencia Federal de Redes recaudó unos 6.500 millones de euros con la venta de espectro a Deutsche Telekom, Vodafone, O2 y 1&1.
Los operadores más pequeños, como Freenet y EWE Tel, se consideraron perjudicados por los requisitos de despliegue impuestos y llevaron el caso a los tribunales, logrando una victoria que obliga ahora a la autoridad reguladora a replantear las obligaciones de ampliación de red. Sobre la mesa hay dos opciones, ambas complicadas: repetir la subasta (con toda la incertidumbre sobre cuánto pujarían ahora las telecos) o mantener las licencias actuales pero compensar económicamente a los afectados o suavizar las obligaciones de despliegue.
En cualquiera de los escenarios, la decisión tiene impacto directo en el modelo de negocio de las operadoras y, en última instancia, en los precios que pagan los usuarios. Menos obligaciones de cobertura pueden traducirse en menores costes, pero también en una presión competitiva menor si el número de grandes operadores de red se reduce. El debate está muy vivo en toda Europa y también afecta a España, donde las autoridades comunitarias analizan operaciones de consolidación como la fusión que ha dado lugar a MASORANGE.
Telefónica, ERE y el choque entre legado y futuro digital
Dentro de este contexto, Telefónica se enfrenta a su propio terremoto interno. El último Expediente de Regulación de Empleo (ERE) no puede explicarse únicamente por la irrupción de la inteligencia artificial, aunque esta juegue un papel creciente. En realidad, responde a una transformación estructural de la compañía que lleva años gestándose y que tiene más que ver con el cambio tecnológico (del cobre a la fibra, de la red física a la gestión en la nube) y con la necesidad de competir con rivales nativos digitales como Digi.
El paso del cobre a la fibra es clave. El cobre era una tecnología activa, muy sensible a la humedad, a las inclemencias del tiempo y al desgaste físico, lo que exigía una legión de técnicos para su mantenimiento constante. La fibra, en cambio, es una tecnología pasiva con menos averías: se estima que genera aproximadamente la mitad de incidencias que el cobre. El apagado de las centrales de cobre, coincidiendo incluso con el centenario de la compañía, implica cerrar miles de instalaciones físicas que ya no tienen sentido en el nuevo modelo de red.
A esto se suma la digitalización profunda de los procesos internos y de la atención al cliente. Muchos trámites que antes exigían visita de un técnico o pasar por una oficina se gestionan ya desde aplicaciones móviles, portales web o sistemas remotos automáticos. Los sistemas OSS/BSS, cada vez más inteligentes y empujados por la IA, reducen la necesidad de personal en tareas administrativas y de soporte tradicional, generando un excedente de perfiles que han perdido encaje en la estructura actual.
El problema no es solo de cantidad, sino de desajuste de talento. Telefónica tiene una plantilla con una media de edad alta, formada en tecnologías como la red conmutada clásica o el mantenimiento de bucles de cobre, cuando ahora necesita sobre todo expertos en ciberseguridad, arquitectos cloud, especialistas en Big Data y profesionales de IA. Aunque el reciclaje profesional es posible, es costoso y no siempre efectivo, por lo que la compañía ha optado por sucesivos ERE (acumula cerca de 50.000 salidas desde finales de los 90) para aliviar costes fijos y abrir hueco a nuevos perfiles digitales, generalmente más jóvenes y con salarios inferiores.
El resultado es un proceso doloroso pero, desde la óptica empresarial, casi inevitable si la compañía quiere dejar de ser vista solo como la “dueña de los cables” y posicionarse como una auténtica TechCo capaz de competir en servicios digitales avanzados. El tiempo dirá si este ajuste profundo le permite ganar agilidad o si el mercado sigue percibiéndola como un gigante lento en un sector dominado por actores más livianos.
El panorama de las telecomunicaciones y del mercado de telefonía móvil en España muestra un sector hipercompetitivo en precios, muy concentrado en pocos actores, con la fibra óptica y el 5G como ejes tecnológicos, y con los usuarios cada vez más dispuestos a cambiar de operador para proteger su bolsillo. Entre récords de portabilidad, subidas de tarifas, guerras low cost, disputas regulatorias y reestructuraciones internas de los grandes grupos, los próximos años se presentan como una etapa en la que estar bien informado y revisar periódicamente la propia factura será casi tan importante como tener buena cobertura en casa.
Tabla de Contenidos
- Portabilidad móvil en máximos y reparto actual del mercado
- Quién gana y quién pierde líneas en la guerra por el cliente
- Evolución de la banda ancha móvil y el papel de las líneas M2M
- Fibra óptica, banda ancha fija y retroceso del HFC
- Telefonía fija y servicios mayoristas: la parte menos visible del negocio
- Subidas de precios de Movistar, Orange y Vodafone y estrategia “premium”
- Cómo optimizar la factura: auditoría de consumo y cambio de operador
- Principales rangos de precios: solo móvil, solo fibra y combinados
- Presión regulatoria, disputas por el espectro y cambios estructurales
- Telefónica, ERE y el choque entre legado y futuro digital