Cómo configurar la memoria virtual en Windows 11 y mejorar el rendimiento

Última actualización: 24 de diciembre de 2025
  • La memoria virtual amplía la RAM usando el disco, pero abusar de ella ralentiza Windows 11.
  • Windows calcula automáticamente un archivo de paginación de hasta 1,5-3 veces la RAM física.
  • Ajustar tamaño y ubicación del pagefile puede mejorar estabilidad si se combina con buena gestión de RAM.
  • La solución definitiva cuando todo se satura pasa por ampliar la memoria RAM física del equipo.

Configuración de memoria virtual en Windows 11

En Windows 11 hay muchísimas funciones trabajando por debajo que casi ni vemos, pero que son claves para que el equipo vaya fino. Una de las más importantes, aunque muchas veces pase desapercibida, es la memoria virtual, ese “comodín” que usa el sistema cuando la RAM se queda corta y que puede marcar la diferencia entre un ordenador fluido y uno que se arrastra.

Si últimamente notas tirones, mensajes de poca memoria o que el portátil se calienta y le cuesta hasta abrir el navegador, es probable que te venga bien revisar y ajustar cómo está configurada la memoria virtual en tu Windows 11 y aplicar trucos para acelerar Windows lento. No hace falta ser técnico ni tocar nada raro, pero sí entender bien qué es, cómo funciona y hasta dónde conviene subirla para mejorar el rendimiento sin meterte en problemas.

Qué es la memoria virtual y por qué afecta al rendimiento

La base de todo esto está en que la RAM es muy rápida pero limitada, mientras que el disco (HDD o SSD) es mucho más grande pero más lento. Windows combina ambos recursos para que tengas la sensación de que hay más memoria disponible de la que realmente tienes instalada físicamente.

Cuando abres programas, juegos, pestañas del navegador o herramientas pesadas de edición, la RAM se llena con los datos que el sistema necesita tener a mano. En cuanto se acerca al límite, Windows empieza a mover a un archivo especial del disco duro los datos que se usan menos, liberando RAM para lo que sí necesita estar accesible al momento.

Ese archivo se llama archivo de paginación o pagefile.sys y es, en la práctica, la memoria virtual del sistema. Windows lo trata como una extensión de la RAM: cuando ya no cabe todo en la memoria física, saca parte al archivo de paginación y sigue funcionando.

La pega es que, aunque un SSD es rápido, siempre es muchísimo más lento que la RAM, por lo que cuanto más tire Windows de memoria virtual, más notarás que el equipo se ralentiza. Por eso la memoria virtual es un parche necesario, pero no un sustituto real de instalar más RAM.

Además, la memoria virtual también tiene límites. Si el sistema agota tanto la RAM como el archivo de paginación, pueden aparecer mensajes del estilo “El sistema es bajo en memoria virtual, Windows está aumentando el tamaño del archivo de paginación…” y algunas aplicaciones pueden dejar de responder o cerrarse.

Explicación de memoria RAM y memoria virtual

Cómo calcula Windows 11 el tamaño del archivo de paginación

Windows 11 gestiona por defecto la memoria virtual de forma automática, y lo normal es que funcione bien. El sistema suele empezar poniendo un tamaño similar a la cantidad de RAM instalada y establece un mínimo y un máximo que puede ir ampliando según las necesidades.

De forma general, se suele utilizar una fórmula clásica: tamaño mínimo de alrededor de 1,5 veces la RAM física y tamaño máximo de hasta 3 veces esa RAM. Por ejemplo, con 8 GB de RAM, podrías ver recomendaciones del tipo 12 GB de mínimo y 24 GB de máximo para la memoria virtual.

Microsoft, de hecho, orienta a usar algo como “hasta 3 veces la RAM o 4 GB, lo que sea mayor” para mantener estabilidad, aunque en la práctica Windows 11 tiende a ajustar estos valores de manera conservadora y adaptada al uso real del equipo.

Debes tener en cuenta que todo ese espacio reservado para la memoria virtual ocupa sitio en el disco duro o SSD. Si vas justo de espacio, subir demasiado el archivo de paginación puede hacer que la unidad se llene, lo que también lastra el rendimiento.

Como referencia, muchos técnicos siguen reglas como poner el tamaño inicial en torno a la RAM instalada y el máximo entre 1,5 y 2 veces esa cantidad, sobre todo en equipos domésticos o de oficina donde no se ejecutan cargas extremas.

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Cuánto memoria virtual poner según tu RAM

Recomendaciones de tamaño de memoria virtual en Windows 11

Para afinar un poco más, es útil partir de unas referencias según la cantidad de RAM que tengas instalada. No son valores rígidos, pero sirven como guía para no pasarte ni quedarte corto cuando configures manualmente el archivo de paginación.

En general, se aconseja que el tamaño máximo de la memoria virtual se encuentre entre 1 y 1,5 veces la RAM física, salvo en equipos con muy poca RAM, donde puede compensar ir algo más alto.

  • Equipos con 4 GB de RAM o menos: aquí la cosa va justa. Lo recomendable es fijar un archivo de paginación de entre 4 y 8 GB y valorar sistemas operativos ligeros. Si tienes, por ejemplo, 4 GB de RAM, puedes poner 4096 MB de tamaño inicial y 8192 MB de máximo.
  • Equipos con 8 GB de RAM: en este caso, un rango razonable serían entre 8 y 16 GB de memoria virtual. Por ejemplo, tamaño inicial 8192 MB y máximo 16384 MB. Muchos expertos recomiendan 1,5 a 2 veces la RAM física.
  • Equipos con 16 GB de RAM: con esta cantidad ya tienes margen. Una configuración típica sería entre 16 y 32 GB de archivo de paginación. El sistema puede funcionar muy bien dejando el tamaño gestionado por Windows, pero si quieres fijarlo, puedes optar por 16384 MB de inicio y 32768 MB de máximo.
  • Equipos con 32 GB de RAM o más: en estos casos, lo habitual es dejar que Windows administre automáticamente el tamaño. Si prefieres ajustar a mano, basta con mantener un máximo de alrededor de 1,5 veces la RAM física o incluso algo menos, ya que rara vez llegarás a usar tanta memoria.

Muchos usuarios también optan por poner el mismo valor en tamaño inicial y máximo (por ejemplo, 16384 MB y 16384 MB) para evitar que el archivo de paginación se expanda y contraiga, lo que puede reducir la fragmentación en disco. Eso sí, hay que asegurarse de que el disco tiene espacio libre suficiente.

En cualquier caso, lo importante es evitar extremos: ni dejar la memoria virtual a cero ni inflarla sin sentido. Un tamaño exagerado no hará que tu PC sea “más rápido” y sí puede provocar inestabilidad si el sistema se ve obligado a paginar una barbaridad de datos al disco.

Cómo ver y gestionar la memoria virtual desde la configuración de Windows 11

Windows 11 incluye todo lo necesario para consultar el tamaño actual del archivo de paginación y modificarlo sin instalar programas de terceros. El acceso se hace desde la configuración avanzada del sistema.

De forma resumida, los pasos que siguen se basan en lo que recomiendan tanto la documentación de Microsoft como diferentes guías técnicas, adaptado a la interfaz de Windows 11. No necesitas conocimientos avanzados, pero conviene seguirlos con calma.

Lo primero es abrir la sección de información del sistema. Puedes hacerlo yendo a Configuración → Sistema → Acerca de, o buscando “Sistema” en el menú Inicio. Desde ahí tendrás un enlace a “Configuración avanzada del sistema” dentro del apartado de vínculos relacionados.

En la ventana de Propiedades del sistema, ve a la pestaña “Opciones avanzadas”. En el bloque llamado “Rendimiento”, pulsa el botón “Configuración…” para abrir las opciones de rendimiento, donde se ajustan tanto efectos visuales como parámetros avanzados.

Se abrirá otra ventana. En ella, vuelve a la pestaña “Opciones avanzadas” y localiza la sección “Memoria virtual”. Ahí verás el tamaño total actual del archivo de paginación y el botón “Cambiar…”. Ese es el punto de entrada para personalizar la memoria virtual en Windows 11.

Cambiar tamaño y ubicación del archivo de paginación en Windows 11

Al pulsar en “Cambiar…”, se abre la ventana de configuración de memoria virtual. Por defecto estará marcada la casilla “Administrar automáticamente el tamaño del archivo de paginación para todas las unidades”, lo que deja en manos de Windows todo el ajuste.

Si quieres modificarlo manualmente, primero tendrás que desmarcar esa casilla para desbloquear las opciones inferiores. A partir de ese momento podrás elegir, para cada unidad, entre tamaño personalizado, tamaño administrado por el sistema o sin archivo de paginación.

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La opción “Tamaño personalizado” permite indicar dos valores: tamaño inicial (MB) y tamaño máximo (MB). El inicial es lo que se reserva de base en el disco; el máximo es el techo hasta el que Windows puede crecer si lo necesita.

En la parte inferior de la ventana verás unos datos de referencia: tamaño mínimo permitido, tamaño recomendado y tamaño asignado actualmente. Te sirven de orientación para no configurar algo totalmente desproporcionado a las características del equipo.

Si seleccionas “Tamaño administrado por el sistema”, dejas que Windows 11 decida los valores para esa unidad concreta, incluso aunque estés gestionando otras particiones de forma manual. Esto es útil si tienes varias unidades y quieres un equilibrio entre control y automatización.

La opción “Sin archivo de paginación” es la más delicada. Si eliminas por completo la memoria virtual y se te llena la RAM, las aplicaciones empezarán a fallar, pueden aparecer errores y algunas ventanas se cerrarán sin avisar. Solo tiene sentido usarla en casos muy concretos (por ejemplo, al mover temporalmente el archivo a otra unidad) y sabiendo bien lo que haces.

Ten presente también los mensajes de aviso: al reducir demasiado el tamaño del archivo de paginación en la unidad del sistema, Windows puede advertirte de que no podrá generar ciertos archivos de depuración en caso de fallo grave. No es un problema para la mayoría de usuarios domésticos, pero conviene saber qué implica.

¿Mover el archivo de paginación mejora el rendimiento?

El archivo de paginación, como ya hemos visto, se guarda de forma predeterminada en la misma partición donde está instalado Windows (normalmente C:). En algunos escenarios, moverlo a otra unidad física puede mejorar el rendimiento, pero hay matices importantes.

La mejora se nota especialmente cuando pasas de un disco duro mecánico (HDD) a una unidad de estado sólido (SSD). Si el sistema está en un HDD y colocas la memoria virtual en un SSD independiente, Windows puede leer y escribir en ambos a la vez, reduciendo cuellos de botella de E/S.

Si tu caso es el contrario (Windows en SSD y otra unidad HDD lenta), no compensa mover el archivo de paginación a la unidad más lenta, ya que estás obligando a que la paginación se haga en el dispositivo menos eficiente. Lo ideal es que el archivo de paginación esté en la unidad más rápida disponible.

En equipos con varios SSD físicos, algunos usuarios avanzados reparten el archivo de paginación en varias unidades para dividir la carga de acceso. Windows permite tener archivos de paginación en más de una unidad, algo que puede ayudar en estaciones de trabajo exigentes.

En cualquier caso, si quieres cambiar la ubicación, el proceso pasa por desactivar el archivo de paginación en la unidad actual (marcando “Sin archivo de paginación” y pulsando Establecer) y luego activar “Tamaño administrado por el sistema” o “Tamaño personalizado” en la unidad de destino. Tras aplicar los cambios, tendrás que reiniciar para que todo quede activo.

Comprobar el estado de la memoria física y virtual

Antes de liarte a cambiar tamaños es buena idea mirar qué está pasando realmente con la RAM y la memoria virtual. Windows 11 ofrece varias formas de hacerlo sin herramientas externas.

La más visual es el Administrador de tareas. Abrelo (Ctrl + Shift + Esc o buscándolo en Inicio), ve a la pestaña “Rendimiento” y entra en “Memoria”. Ahí podrás ver cuánta RAM estás usando, cuánta tienes en caché y si el sistema recurre mucho al archivo de paginación. También puedes usar Process Explorer para un análisis más detallado de procesos y consumo.

También puedes comprobar los valores de memoria virtual desde la consola. Abre el menú Inicio, ejecuta Terminal (Admin) o Windows PowerShell como administrador y escribe systeminfo.exe. Entre la información mostrada verás los datos de memoria física y memoria virtual (incluyendo máximo, disponible y en uso).

Si tu equipo suele ir con la RAM casi al 100% y la memoria virtual también está bastante ocupada, el problema de fondo no lo solucionará solo subir el archivo de paginación. En esos casos, conviene revisar qué programas tienes en segundo plano y plantearte ampliar la RAM si el hardware lo permite.

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¿Cuándo conviene ajustar manualmente la memoria virtual?

En la mayoría de equipos actuales, dejar que Windows 11 gestione automáticamente la memoria virtual es suficiente, sobre todo cuando hay 16 GB de RAM o más y se usa SSD. Aun así, hay situaciones en las que tocar estos valores puede ayudarte.

Por ejemplo, si te aparecen avisos frecuentes de poca memoria virtual, si notas que el sistema tarda mucho más de la cuenta en cambiar entre aplicaciones o programas pesados, o si trabajas con edición de vídeo, máquinas virtuales o proyectos enormes que devoran RAM, un ajuste manual puede aportar estabilidad.

También puede ser útil ajustar la memoria virtual en equipos con muy poca RAM (4 GB o menos) para darles un pequeño respiro, siempre teniendo claro que la mejora será limitada porque el cuello de botella seguirá siendo la capacidad de memoria física.

Otra situación típica es cuando dispones de varias unidades de almacenamiento y quieres aprovechar un SSD secundario con poca carga para ubicar ahí el archivo de paginación, liberando algo de trabajo de la unidad principal donde está el sistema.

En cualquier caso, los técnicos de Microsoft suelen insistir en que aumentar el tamaño del archivo de paginación es una medida temporal. Si continuamente estás en el límite de RAM y memoria virtual, la verdadera solución es instalar más memoria física.

Consejos extra para aliviar el uso de RAM y memoria virtual

Además de jugar con los valores del archivo de paginación, hay varias prácticas que ayudan mucho a que Windows 11 no se ahogue con la memoria. Muchas veces, con limpiar un poco el arranque y los programas residentes se nota un mundo.

Empieza mirando el Administrador de tareas, pestaña “Procesos”, ordenando por uso de memoria. Ahí podrás ver qué aplicaciones se están comiendo la RAM sin que te des cuenta. Cierra las que no necesites, pero cuidado con tocar procesos del sistema o servicios que no conozcas.

Otro punto clave son las aplicaciones de inicio. En el Administrador de tareas, pestaña “Inicio”, puedes desactivar todo lo que no sea imprescindible, como lanzadores de juegos, sincronizadores que no usas a diario o utilidades del fabricante que solo añaden carga. Cuanto menos se inicie automáticamente, más RAM libre tendrás tras arrancar.

Si sospechas que algún programa de terceros está disparando el consumo de memoria, puedes hacer un arranque limpio siguiendo las instrucciones oficiales de Microsoft. Este modo carga el sistema con el mínimo de servicios y controladores para que puedas comprobar si el problema desaparece y, a partir de ahí, ir aislando el software conflictivo.

Por último, si tu equipo permite ampliación, plantéate seriamente instalar más RAM si estás muy limitado, especialmente en portátiles de 8 GB que usas para tareas pesadas. No solo reducirás la dependencia de la memoria virtual, sino que todo el sistema se sentirá mucho más suelto y podrás mejorar el rendimiento de tu PC.

Dominar la memoria virtual en Windows 11 pasa por entender que es una especie de red de seguridad que complementa la RAM, no un sustituto mágico. Ajustar bien su tamaño, ubicar el archivo de paginación en la unidad adecuada y mantener a raya el consumo de memoria de las aplicaciones ayuda a que el sistema responda mejor, pero si el uso diario de tu equipo exige más recursos de los que tiene, tarde o temprano tocará reforzar el hardware para que de verdad vaya como te gustaría.

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