Sistema operativo Android: historia, arquitectura y evolución

Última actualización: 3 de diciembre de 2025
  • Android es un sistema operativo móvil basado en Linux, abierto, modular y pensado para una enorme variedad de dispositivos y formatos.
  • La plataforma ha evolucionado desde las primeras versiones con nombres de postres hasta Android 14 y 16, con foco en IA, seguridad y personalización.
  • El ecosistema de apps, Google Play, Play Services y herramientas de desarrollo como Android Studio sostienen su liderazgo global en cuota de mercado.
  • Fragmentación, privacidad y seguridad siguen siendo los grandes desafíos de Android pese a iniciativas como Project Treble, Mainline y Play Protect.

Sistema operativo Android

El sistema operativo Android se ha convertido en el corazón de la mayoría de móviles del planeta. Está en teléfonos baratos, en gamas altas, en relojes, teles, coches e incluso en dispositivos que ni imaginamos. Detrás de esa apariencia sencilla hay una plataforma enorme, con una historia muy curiosa, una arquitectura técnica compleja y una comunidad de desarrolladores que no para de crecer.

A lo largo de los años, Android ha cambiado de forma radical: empezó como un proyecto casi desconocido, pasó por versiones con nombres de dulces, dio el salto a Material Design, se consolidó como líder absoluto del mercado y ahora vive una etapa marcada por la inteligencia artificial, la seguridad y la integración con todo tipo de dispositivos conectados. Vamos a ver, con calma y en detalle, qué es Android, cómo funciona por dentro, cómo ha evolucionado versión a versión y qué rumbo está tomando.

Qué es el sistema operativo Android y cómo funciona por dentro

Android es un sistema operativo móvil basado en el núcleo Linux y en un conjunto de componentes de software de código abierto. Está pensado principalmente para dispositivos con pantalla táctil, como smartphones y tabletas, pero también se ha adaptado a relojes (Wear OS), televisores (Android TV), coches (Android Auto y Android Automotive), dispositivos IoT y otros formatos menos habituales.

En el centro de todo se encuentra el Android Open Source Project (AOSP), el proyecto de código abierto que Google mantiene y que sirve de base a todas las versiones de Android. Sobre ese núcleo, los fabricantes añaden sus propias capas de personalización, como One UI (Samsung), MIUI/HyperOS (Xiaomi), ColorOS (OPPO) o EMUI (Huawei), mientras que la comunidad crea ROMs alternativas como LineageOS o GrapheneOS.

La arquitectura de Android está organizada en varias capas. En la base se encuentra el kernel de Linux, que se encarga de la gestión de memoria, los procesos, la seguridad, los controladores de hardware y la pila de red. Encima del kernel está la Capa de Abstracción de Hardware (HAL), que ofrece una interfaz uniforme para acceder a elementos como el GPS, la cámara, el módem o los sensores, sin que las aplicaciones tengan que preocuparse de los detalles concretos de cada chip.

Sobre el HAL se sitúan las bibliotecas nativas en C y C++ que proporcionan funciones clave: Surface Manager para la interfaz gráfica, el motor de medios basado en OpenCore, la base de datos SQLite, la API gráfica OpenGL ES para 2D y 3D, el motor de renderizado WebKit, la librería SSL y Bionic, la implementación ligera de la biblioteca estándar de C que utiliza Android. El sistema completo suma alrededor de 12 millones de líneas de código, repartidas entre XML, C, Java y C++.

Encima de estas bibliotecas se ejecuta el runtime de Android. Hasta Android 4.4.3 la máquina virtual encargada de ejecutar las aplicaciones era Dalvik, con compilación JIT (just-in-time). A partir de Android 4.4 se introdujo Android Runtime (ART) y, desde la versión 5.0, ART es el único entorno de ejecución: compila el bytecode Java al instalar la app (AOT, ahead-of-time) para obtener mejor rendimiento y menor consumo de batería.

La capa superior la forma el framework de aplicaciones y las propias apps. El framework ofrece a los desarrolladores las mismas APIs que utiliza el sistema para gestionar notificaciones, ventanas, servicios, contenido, sensores o conectividad. El diseño es modular: cualquier aplicación puede exponer componentes (actividades, servicios, proveedores de contenido) que otras apps pueden reutilizar, siempre respetando las restricciones de seguridad.

Componentes principales y características técnicas de Android

El usuario ve principalmente las aplicaciones que vienen de serie: teléfono, contactos, SMS, correo, calendario, navegador, mapas, cámara, galería, reloj, etc. Todas ellas están escritas en Java o Kotlin (o en C/C++ a través del NDK para partes específicas) y empaquetadas en archivos APK, que se pueden instalar desde tiendas como Google Play o de forma manual.

Android incluye un amplio conjunto de bibliotecas reutilizables de C/C++ que dan soporte a gráficos, audio, vídeo, almacenamiento y conectividad. Estas bibliotecas no solo las usa el sistema, también están disponibles para desarrolladores a través del framework, de modo que una app puede acceder, por ejemplo, a la base de datos SQLite o a la aceleración gráfica de la GPU sin preocuparse de los detalles de bajo nivel.

Cada aplicación corre en su proceso aislado con su propia instancia de la máquina virtual (Dalvik en las versiones antiguas, ART en las modernas). Este aislamiento, combinado con el sistema de permisos y el modelo de usuario por app que hereda de Linux, crea una barrera de seguridad que impide que una app acceda libremente a los datos de otra sin autorización explícita.

En el plano del hardware, Android soporta una larga lista de sensores y periféricos: cámaras de fotos y vídeo, pantallas táctiles capacitivas multitáctiles, GPS, acelerómetros, giroscopios, magnetómetros, sensores de luz y proximidad, barómetros, gamepads y aceleración por GPU tanto en 2D como en 3D. Todo ello se gestiona desde el kernel y la HAL, y se expone al usuario por medio del framework.

En cuanto a conectividad, la plataforma ofrece soporte para GSM/EDGE, GPRS, CDMA, EV‑DO, UMTS, HSDPA, HSPA+, LTE, WiMAX, Wi‑Fi, Bluetooth, NFC e incluso tecnologías más recientes. También permite tethering, es decir, compartir la conexión de datos del móvil con otros dispositivos mediante Wi‑Fi, USB o Bluetooth.

El apartado multimedia es especialmente completo. Android es capaz de reproducir WebM, H.263, H.264/MPEG‑4 AVC, MPEG‑4 SP, AMR, AAC, HE‑AAC, MP3, MIDI, Ogg Vorbis, WAV, JPEG, PNG, GIF y BMP. Para streaming, soporta RTP/RTSP, descarga progresiva en HTML5 y, mediante complementos o soluciones de terceros, otros protocolos como RTMP o Microsoft Smooth Streaming.

El entorno de desarrollo se basa hoy en Android Studio, el IDE oficial, que incluye emuladores, herramientas de depuración, análisis de rendimiento y asistentes de código. Antiguamente el desarrollo se hacía principalmente con Eclipse y el plugin ADT, pero toda la plataforma ha migrado a la solución de Google, que ofrece integración directa con el SDK, herramientas de compilación Gradle y soporte para Java, Kotlin y C/C++.

Google Play, APK y ecosistema de aplicaciones

Google Play es la tienda de aplicaciones oficial de Android. Desde ahí los usuarios pueden descargar apps gratuitas o de pago, juegos, libros, películas y otros contenidos, simplemente asociando una cuenta de Google. El pago se puede hacer con tarjeta, PayPal o tarjetas regalo, y Google reparte con los desarrolladores, que reciben aproximadamente el 70 % del importe.

Las aplicaciones se distribuyen en formato APK (Android Package), un archivo comprimido que contiene el código, los recursos, el manifiesto y las bibliotecas nativas de la app. Cualquier explorador de archivos puede instalar un APK si el usuario habilita la instalación desde orígenes desconocidos, lo que ha permitido la aparición de tiendas alternativas como Amazon Appstore, Aptoide, F‑Droid o SlideME.

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F‑Droid es un caso particular: es una tienda de apps completamente de código abierto, tanto en el cliente como en las aplicaciones que distribuye. Esto la convierte en una opción interesante para quienes huyen del software privativo o quieren revisar el código antes de instalar nada.

En los últimos años Google ha reforzado el control de seguridad en Google Play con Play Protect, un sistema que analiza las apps instaladas y las que se descargan de la tienda para detectar comportamientos maliciosos. Aunque Android no está libre de malware, la mayoría de amenazas se distribuyen desde repositorios de dudosa reputación y no desde la tienda oficial.

Además de las aplicaciones, el ecosistema incluye servicios como Google Play Services, un conjunto de componentes que Google actualiza desde la propia tienda, al margen de las versiones del sistema operativo. Gracias a esta estrategia, muchas funciones nuevas (APIs de Maps, sincronización, seguridad, notificaciones push con Firebase Cloud Messaging, etc.) llegan a dispositivos antiguos sin necesidad de una actualización completa del sistema.

Historia de Android: de startup desconocida a líder mundial

Android Inc. se fundó en octubre de 2003 en Palo Alto, California, de la mano de Andy Rubin, Rich Miner, Nick Sears y Chris White. Al principio el objetivo era crear un sistema operativo avanzado para cámaras digitales, pero pronto se dieron cuenta de que el mercado realmente interesante estaba en los teléfonos móviles inteligentes, que empezaban a despegar.

En julio de 2005, Google compró Android Inc. por una cifra que se estima en unos 50 millones de dólares. Rubin y su equipo se trasladaron a Google, donde comenzaron a trabajar en una plataforma móvil basada en Linux, flexible y actualizable, que los fabricantes pudieran adoptar sin pagar licencias. Desde el inicio, la idea fue crear algo abierto que compitiera con Symbian, Windows Mobile y, más tarde, con iOS.

El 5 de noviembre de 2007 se creó la Open Handset Alliance (OHA), un consorcio de empresas de hardware, software y telecomunicaciones como Texas Instruments, Broadcom, Nvidia, Qualcomm, Samsung, Intel, LG, Motorola, Sprint o T‑Mobile. A la vez se anunció oficialmente Android 1.0, aunque los primeros móviles comerciales no llegaron hasta 2008.

El primer teléfono Android disponible para el público fue el HTC Dream, también conocido como T‑Mobile G1, lanzado el 22 de octubre de 2008. Tenía pantalla táctil, teclado físico deslizable y fue el encargado de estrenar una interfaz que, aunque hoy parezca primitiva, supuso un cambio radical para la época.

Con el paso de los años, Google fue impulsando dispositivos propios bajo la familia Nexus (Nexus One, Nexus S, Galaxy Nexus, Nexus 4, Nexus 5, Nexus 6, Nexus 7, Nexus 9, Nexus 10) para mostrar la visión «pura» de Android. Estos modelos solían recibir las nuevas versiones antes que nadie y servían de referencia para los fabricantes.

Al mismo tiempo, los fabricantes tradicionales se fueron sumando a Android. En 2014, por ejemplo, Nokia presentó los Nokia X, X+ y XL con una versión personalizada basada en AOSP, aunque ese experimento duró poco. La adopción masiva llegó sobre todo de la mano de Samsung, HTC, LG, Sony y, más tarde, de gigantes chinos como Huawei, Xiaomi u OPPO.

Versiones de Android y principales novedades

Durante muchos años, cada versión de Android tuvo un nombre en clave de postre o dulce en orden alfabético. Aunque desde Android 10 Google usa solo números de forma pública, internamente siguen existiendo nombres en clave gastronómicos.

Las primeras iteraciones (Android 1.0 Apple Pie y 1.1 Banana Bread) colocaron los cimientos de la plataforma. Cupcake (1.5) introdujo el teclado virtual y la posibilidad de subir vídeos a YouTube, Donut (1.6) amplió el soporte de resoluciones y redes, y Eclair (2.0-2.1) llevó la navegación GPS y la sincronización de varias cuentas.

Con Froyo (2.2) se mejoró el rendimiento y se añadió soporte para Adobe Flash, mientras que Gingerbread (2.3) afinó la interfaz, optimizó el consumo y renovó la gestión de juegos y sensores. Honeycomb (3.x) fue una versión específica para tablets que experimentó con una interfaz distinta pensada para pantallas grandes.

Ice Cream Sandwich (4.0) unificó el diseño entre móviles y tablets, introduciendo una apariencia mucho más limpia y moderna. Posteriormente, Jelly Bean (4.1-4.3) pulió el rendimiento con la iniciativa Project Butter, que buscaba animaciones más suaves, y mejoró el sistema de notificaciones.

KitKat (4.4) optimizó Android para dispositivos con poca memoria, dio mayor protagonismo a Google Now y reforzó el reconocimiento de voz. Esta versión consolidó Android en gamas bajas y medias, ampliando todavía más su alcance global.

Con Lollipop (5.0-5.1), presentado en 2014, llegó Material Design, un lenguaje visual mucho más colorido y consistente que redefinió la apariencia de Android. También se dio el salto definitivo a ART como único runtime, mejorando rendimiento y eficiencia energética.

Marshmallow (6.0) introdujo el nuevo sistema de permisos en tiempo de ejecución y el modo Doze, que alarga la batería limitando la actividad en segundo plano cuando el dispositivo está en reposo. Nougat (7.0-7.1) añadió la pantalla dividida, mejoró las notificaciones y refinó el soporte para múltiples ventanas.

Oreo (8.0-8.1) fue un punto de inflexión a nivel interno gracias a Project Treble, una arquitectura modular que separa la capa del proveedor (drivers y HAL) del resto del sistema para facilitar las actualizaciones por parte de los fabricantes. También apareció Android Oreo Go Edition, una versión ligera para dispositivos con menos de 1 GB de RAM, el modo Picture‑in‑Picture y canales de notificación. Además, se integró con más fuerza Google Play Protect, que revisa de forma automática las aplicaciones instaladas para frenar el malware.

Pie (9.0), lanzado en 2018, apostó por la inteligencia artificial para gestionar la batería y predecir el uso de apps. Introdujo funciones como Batería Adaptativa, Brillo Adaptativo y App Actions, y estrenó Digital Wellbeing, un conjunto de herramientas para controlar el tiempo de uso del móvil y reducir la dependencia.

Android 10, que abandonó públicamente los nombres de postres, trajo el modo oscuro a nivel de sistema, nuevos controles de privacidad, navegación por gestos y mejoras para dispositivos plegables y 5G. También reforzó el aislamiento entre aplicaciones y el control sobre la ubicación.

Android 11 se centró en ordenar mejor las conversaciones (sección específica en las notificaciones), mejorar los controles de dispositivos conectados (domótica) y perfeccionar Project Mainline, la iniciativa que permite actualizar partes del sistema a través de Google Play. También añadió permisos de ubicación «solo esta vez» y soporte más avanzado para 5G, móviles plegables y códecs modernos como HEIF animado.

Android 12, distribuido desde finales de 2021, introdujo Material You, un rediseño profundo que adapta los colores de la interfaz al fondo de pantalla. Entre sus novedades destacan el Panel de Privacidad, donde se ve qué apps han accedido recientemente a la cámara, el micrófono o la ubicación, nuevos gestos, App Pairs para gestionar ventanas divididas y funciones como usar el móvil como llave digital del coche.

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Android 13, lanzado en 2022, afinó la personalización (iconos adaptativos, más temas), mejoró el reproductor multimedia y amplió las opciones de bienestar digital. En privacidad, ahora las aplicaciones piden permisos más granulares para acceder a cada tipo de archivo (fotos, vídeos, audio), las notificaciones requieren permiso explícito y el portapapeles se limpia de forma automática pasado un tiempo. También llegó el soporte para Bluetooth LE Audio.

Android 14, disponible de forma estable desde octubre de 2023, se ha centrado en optimizar el rendimiento, mejorar aún más la gestión de batería y reforzar las funciones de seguridad y privacidad. Incluye controles más estrictos sobre permisos, herramientas para protección frente a malware y una integración más fluida con dispositivos del hogar inteligente y wearables. La multitarea se ha refinado y se ha trabajado en un uso más eficiente de los recursos del sistema.

Más allá de la versión 14, Android sigue avanzando en la línea de profundizar en la inteligencia artificial, la personalización y la seguridad. Las nuevas generaciones incorporan cada vez más funciones de IA generativa, filtros avanzados de notificaciones, mecanismos de detección de estafas y herramientas para controlar mejor la exposición de nuestros datos.

Android 16 y la nueva ola de funciones con IA

En las iteraciones más recientes, como Android 16, Google está apostando claramente por actualizar el sistema de forma más frecuente, empezando por sus propios dispositivos Pixel. Esta versión incorpora resúmenes inteligentes de notificaciones que condensan conversaciones largas o mensajes complejos en una vista rápida y fácil de revisar.

Otra novedad es el organizador automático de notificaciones, que agrupa y silencia las alertas de menor prioridad (promociones, noticias, avisos de redes sociales), reduciendo el ruido y permitiendo al usuario centrarse en lo que realmente importa. Todo ello apoyado en modelos de IA capaces de entender el contexto básico de los mensajes.

Android 16 también amplía las opciones de personalización de la interfaz: se pueden escoger formas específicas para los iconos, aplicar temas más variados y forzar el oscurecimiento de aplicaciones claras que no traen modo oscuro nativo. La idea es que cada uno pueda ajustar el móvil a su gusto sin tener que instalar demasiadas herramientas extra.

En el ámbito familiar, la nueva sección de control parental permite fijar límites de tiempo de pantalla, programar franjas de inactividad, restringir el uso de apps determinadas y aplicar otras reglas para supervisar el uso que hacen los menores de sus dispositivos con Android.

Junto a estas funciones propias del sistema, Google ha lanzado características para todo el ecosistema Android. Por ejemplo, Call Reason, que deja marcar una llamada como «urgente» para que el destinatario lo vea al recibirla y, si no contesta, aparezca en el registro con esa indicación. O Expressive Captions, que genera subtítulos con etiquetas de emoción como o , pensados para entender mejor el tono de vídeos y publicaciones incluso sin sonido.

La gestión de chats grupales se ha reforzado: si un número desconocido invita a un usuario a un grupo, Android muestra una alerta con información clave para que se pueda aceptar, abandonar o bloquear/reportar el número de forma rápida. En Chrome, las pestañas fijas ahora funcionan igual que en escritorio, manteniéndose siempre a la vista.

La función Circle to Search se ha potenciado con la capacidad de analizar mensajes sospechosos: al rodear el contenido, un resumen generado por IA indica si puede tratarse de una estafa. En accesibilidad, se ha mejorado el dictado por voz con TalkBack (por ejemplo, iniciando el dictado en Gboard con un doble toque de dos dedos) y se ha integrado Gemini para redactar y editar texto mediante órdenes naturales.

Otras mejoras incluyen una versión más avanzada de Guided Frame en los Pixel, que ya no solo indica si hay una cara en el encuadre, sino que describe con más detalle lo que ve la cámara, así como la posibilidad de iniciar Voice Access diciendo «Hey Google, inicia Voice Access» sin tocar el móvil. También se ha simplificado la conexión de audífonos con Fast Pair, que facilita el emparejamiento de dispositivos auditivos de marcas como Oticon, Sonic o Bernafon.

Seguridad, privacidad y críticas a Android

Al ser una plataforma muy extendida y relativamente abierta, Android ha sido objetivo prioritario para investigadores y atacantes. Un estudio de Symantec de 2013 señalaba que, paradójicamente, iOS acumulaba muchas más vulnerabilidades graves que Android, aunque el número de ataques en la práctica era mayor en Android por su popularidad y por la facilidad para instalar apps desde fuentes externas.

Con el tiempo, Google ha ido endureciendo las medidas de seguridad y control de permisos: se han introducido permisos en tiempo de ejecución, restricciones a la ejecución en segundo plano, el cifrado por defecto del almacenamiento, verificaciones de arranque, sandboxing más estricto y la ya citada plataforma Play Protect. Aun así, buena parte de la responsabilidad recae en el usuario, que debe evitar instalar aplicaciones de sitios dudosos.

En materia de privacidad, Android ha recibido críticas por la cantidad de datos que pueden llegar a compartirse con Google y con otros actores del ecosistema publicitario, y por la gestión de mecanismos de autenticación como las . Filtraciones en 2013 y 2014 revelaron además que agencias como la NSA estadounidense y el GCHQ británico habían desarrollado capacidades para interceptar información de dispositivos Android, incluyendo SMS, ubicación, correos, notas o datos de aplicaciones populares como Angry Birds.

También se descubrió que algunos dispositivos almacenaban información de localización cuando se activaba la opción «Usar redes inalámbricas» en el apartado de ubicación, lo que generó comparaciones con el comportamiento del iPhone. No obstante, en Android esos datos se usan como caché y se borran al desactivar la opción, sin tratarse de un registro permanente.

Por otro lado, Android arrastra desde hace años el problema de la fragmentación. Hay miles de modelos con distintos fabricantes, capas, procesadores y niveles de soporte. Esto provoca que muchas versiones antiguas sigan activas, que no todos los móviles reciban las últimas actualizaciones y que las correcciones de seguridad no lleguen de forma uniforme.

Google intentó en su momento establecer un compromiso de actualizaciones de al menos 18 meses por parte de los fabricantes, pero ese plan nunca se aplicó de forma efectiva. Parte de la problemática viene de los controladores propietarios que los fabricantes y proveedores de chips no liberan, lo que complica mantener dispositivos viejos con versiones modernas del sistema.

La filosofía de renovar hardware con cierta frecuencia y la aparición constante de nuevas versiones que no siempre están optimizadas para dispositivos antiguos han llevado a algunos analistas a señalar a Android como uno de los factores que empujan la obsolescencia programada en el mundo de los smartphones.

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Dispositivos, arquitecturas y cuota de mercado

Aunque solemos asociar Android con móviles, el sistema se utiliza en una enorme variedad de dispositivos electrónicos: portátiles, netbooks, tabletas, televisores con Android TV, relojes con Wear OS, receptores de televisión, sistemas de infoentretenimiento de coches (Android Auto y Android Automotive), auriculares y muchos otros aparatos conectados.

La arquitectura de hardware predominante es ARM, pero también hay soporte para x86 a través de iniciativas como Android‑x86, y Google TV, por ejemplo, utiliza una versión adaptada para esa plataforma. Esto ha permitido que Android se ejecute incluso en ordenadores convencionales y máquinas de prueba.

En términos de adopción, Android lleva años encabezando el mercado de sistemas operativos móviles a nivel mundial. En 2018 ya superaba el 90 % de cuota si se contaban todos los smartphones, y en 2024 sigue dominando con alrededor de un 70,1 % global frente al 29,2 % de iOS. La diferencia se acentúa en países como India (en torno al 95 % de cuota para Android) o Brasil (más del 80 %), mientras que iOS es mayoritario en mercados como Estados Unidos y Canadá.

Actualmente se estima que hay más de 3,6 mil millones de usuarios de Android en el mundo, frente a unos 1,46 mil millones de usuarios de iOS. Una parte muy relevante del parque de dispositivos Android procede de fabricantes chinos, que en conjunto superan el 55 % de las ventas, con Samsung y Xiaomi como actores destacados.

Si miramos el uso por versión, las cifras de abril de 2025 sitúan a Android 14 como la versión más extendida, con en torno al 33,4 % del total, seguida de Android 13, 12 y 11. Versiones más antiguas como 10, 9 Pie u 8 Oreo siguen presentes, aunque con porcentajes decrecientes, y todavía quedan restos de sistemas tan viejos como Lollipop en circulación.

En cuanto al ritmo de activaciones, Android ha pasado de los 100 000 dispositivos diarios en 2010 a cientos de millones de activaciones al año. En 2013 se alcanzó el hito de 1 000 millones de smartphones Android activos, y desde entonces la cifra no ha dejado de crecer, acompañada por el auge de fabricantes asiáticos y por la expansión a nuevas categorías de producto.

Desarrollo de aplicaciones y modelo de negocio

Una de las claves del éxito de Android es que cualquier persona con conocimientos razonables de programación puede desarrollar una app. El SDK de Android se descarga de forma gratuita, las herramientas son multiplataforma y el lenguaje principal (Java, junto a Kotlin) está ampliamente extendido.

Además de Java y Kotlin, los desarrolladores cuentan con el NDK (Native Development Kit) para escribir partes del código en C o C++, lo que resulta útil para juegos, motores gráficos o tareas que requieren un rendimiento muy alto. También existen entornos visuales como App Inventor para principiantes, y marcos multiplataforma basados en web o en tecnologías como Flutter, React Native o Qt gracias a proyectos como Necessitas.

Las aplicaciones se empaquetan en APK y se suben a la Play Store o a otras tiendas, donde Google revierte a los desarrolladores el 70 % de los ingresos de las ventas y compras integradas. Esta combinación de accesibilidad en el desarrollo y potencial de monetización ha creado un ecosistema con millones de apps de casi cualquier temática: productividad, redes sociales, banca, salud, educación, domótica, juegos, etc.

En el plano de los pagos, Android integra Google Pay (heredero de Android Pay), que permite pagar con el móvil en terminales contactless siempre que el dispositivo tenga NFC y ejecute al menos Android 4.4. Este servicio compite con soluciones como Apple Pay o Samsung Pay y se apoya en la gran base instalada de Android.

Desde el punto de vista empresarial, Android se considera uno de los modelos de negocio más exitosos en el mundo del software moderno. Google no cobra licencia por el sistema, sino que obtiene ingresos principalmente de la publicidad, las compras en Play Store y los servicios asociados, lo que ha impulsado su adopción masiva en todo tipo de gamas y regiones.

Identidad visual, marca y evolución del diseño

El logotipo de la palabra Android se diseñó originalmente con la tipografía Droid, creada por Ascender Corporation. El icónico robot verde, conocido popularmente como «Andy», fue obra de la diseñadora Irina Blok, y se ha convertido en uno de los símbolos más reconocibles del sector tecnológico.

El color característico del robot es un verde específico cuya referencia en hexadecimal es #3DDC84, tal y como recogen las Android Brand Guidelines. Este color se ha utilizado durante años en campañas, materiales promocionales e interfaces, con ligeras variaciones según las tendencias de diseño.

En lo que respecta a las fuentes de sistema, Android ha ido evolucionando. En la época de Ice Cream Sandwich se introdujo Roboto, una tipografía pensada para mejorar la legibilidad en pantallas de alta resolución. Con Lollipop (5.0) se rediseñó Roboto, y en 2018, con Android 9 Pie, Google empezó a usar Google Sans en más elementos de la interfaz y la marca.

En 2023 se actualizó también el logotipo, que pasó de escribir «android» en minúsculas a «Android» con mayúscula inicial, y se realizaron pequeños ajustes en los trazos para alinearlo mejor con la estética general de los productos de Google.

En paralelo, el lenguaje de diseño del sistema ha ido pasando de Holo (en las primeras versiones modernas) a Material Design, para después evolucionar a Material You, donde la personalización de colores y formas en función del usuario es la protagonista. Esto se complementa con la posibilidad de cambiar launchers, iconos y temas, algo muy valorado por quienes disfrutan ajustando al milímetro la apariencia de su móvil.

Todo este recorrido muestra cómo Android ha pasado de ser un experimento de una pequeña startup a convertirse en la plataforma móvil dominante, presente en miles de millones de dispositivos y en una enorme diversidad de formatos. Su arquitectura basada en Linux, el modelo abierto de AOSP, la potencia del ecosistema de apps y la flexibilidad que ofrece a fabricantes y usuarios explican buena parte de su éxito, pero también traen consigo retos como la fragmentación, la seguridad y la gestión de la privacidad. El camino que está tomando, con un peso creciente de la inteligencia artificial, las actualizaciones modulares y el refuerzo de las herramientas de control y personalización, apunta a un sistema operativo que seguirá siendo pieza clave en la informática cotidiana durante muchos años.

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